Corría el año 2007 y el realizador Christian Rémoli, oriundo de Junín, trabajaba en un documental sobre Sarmiento, el equipo de la ciudad del noroeste de la provincia de Buenos Aires, que actualmente milita en la Primera División del fútbol argentino.
Mientras realizaba la búsqueda de material para ese trabajo, Rémoli se topó con el altillo de un estudio de abogados y escribanos que albergaba un verdadero tesoro: 95 mil negativos de fotografías y 120 latas de películas en 16 mm que contenían, entre otras cosas, cientos de imágenes inéditas del peronismo y el radicalismo.
Era el archivo de Alberto Haylli, el “Gordo”, un fotógrafo y camarógrafo de larga trayectoria en Junín, que había retratado todo tipo de eventos, sociales, políticos y deportivos durante casi seis décadas.
Una primera indagación en el material hallado permitió cobrar dimensión de su importancia desde el punto de vista histórico. Cientos de fotos nunca vistas de María Eva Duarte -cabe recordar la cercanía de Evita y su familia con la ciudad de Junín- y de Juan Domingo Perón. Pero también había mucho material del radicalismo, entre ellas una joya del archivo: un video desconocido sobre la asunción de Arturo Frondizi como presidente en 1958. Porque si bien la mayor parte de la labor de Haylli se desarrolló en Junín, también tuvo actividad en la ciudad de Buenos Aires, donde se asociaba con otros profesionales para generar contenidos.
Haylli desempeñó su profesión entre 1934 y 1989. Entre otras cosas, fue fotoperiodista del diario La Verdad, tuvo su negocio del rubro en la calle Saénz Peña -desde donde “resignificó la fotografía social de Junín”, describe Rémoli-, realizó cine y publicidad en 16mm y también fue fotógrafo de la policía.
Reconocido por los juninenses, el “Gordo” se caracterizaba por su Falcón blanco, una renguera, el gesto adusto y la cámara colgando. Siempre la cámara a su lado. La muerte sorprendió a Haylli en 1994, pocos años después de su retiro profesional. Dicen que estaba enojado y masticaba bronca, porque nadie lo acompañó en sus últimos tiempos para poder poner en valor el trabajo de tantos años.
Pero las vueltas de la vida y un poco la casualidad sacaron a la luz aquellos negativos y películas arrumbados. Las puertas del archivo, oculto en aquel altillo, fueron abiertas a Rémoli por Herminia Haylli, hija mayor del “Gordo” y custodia de los tesoros de su padre (sus otros dos hijos, Mario y Alberto -quien trabajó años con él-, fallecieron sin poder ver concretado el sueño de su progenitor).
Empezaba el “Proyecto Haylli”, una dura tarea que llevaría más de una década. Rémoli entendió que se trataba claramente de una colección con pocos antecedentes, por su contenido y calidad. El puntapié inicial lo dio la ex diputada peronista Rocío Giaccone, quien generó los fondos para comenzar la recuperación. Y tres jóvenes, Francina Tortorella, Lucio Marchetti y Canela Ainsimburo trabajaron con denuedo, cortando y digitalizando 75 mil negativos de fotos.
Luego llegaron el Mecenazgo 2018 en la Ciudad de Buenos Aires y los acuerdos con el Museo Evita y con el Museo del Cine, que ayudaron a encaminar la tarea de limpieza y el revelado del material fílmico. El Museo Evita se mostró particularmente interesado debido al abundante material inédito sobre la segunda esposa del líder justicialista, fotos que ni siquiera habían visto en la colección personal de la “Abanderada de los humildes”.
Ahora, parte de la obra del fotógrafo juninense puede apreciarse en un libro de reciente aparición, “Alberto Haylli. Una memoria revelada”, y en una serie documental en el Canal Encuentro. La idea de los curadores es avanzar con el material y desclasificar toda la colección para dejarla en uso público.
“La obra de Haylli, mucho antes de sucumbir a la melancolía, debería ayudarnos a comprender el Junín que fue, para interpelarnos y repensar quiénes podríamos ser. En definitiva, eso irá con cada uno y con cada una”, concluye Rémoli.
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