Son alrededor de 20 cuadras de una única calle que atraviesa como un surco la Feria Olimpo en Lomas de Zamora en el conurbano bonaerense. Sobre sus improvisadas veredas se alinean precarios puestos uno al lado del otro con sus respectivos vendedores que gritan los precios de la diversa mercadería que ofrecen: ropa, verduras, fruta, fundas de celulares, repuestos, lamparitas, electrodomésticos y hasta autopartes. Un shopping a cielo abierto con presuntas irregularidades comerciales que permiten precios muy bajos para que la franja más pobre del país acceda a comprar a un costo acorde a sus posibilidades.
Acá, según dicen también, “se consigue lo quieras”. Los cientos de clientes caminan de un lado hacia el otro envueltos en el polvo que levantan los autos. La larga fila de vehículos genera un embotellamiento que suma aún más al caos propio de la Feria. Aquí parece no existir el miedo a contagiarse el virus que acecha al mundo y al país desde hace más de un año. Del mismo modo, no parecen existir los controles ni regir las nuevas medidas decretadas por el presidente Alberto Fernández que comenzaron a las cero horas de ayer.
Sin embargo, a varios kilómetros de ahí, no ocurre lo mismo. En el shopping Unicenter, ubicado en Martínez, en la zona norte del conurbano, la imagen es atípica para un sábado: puertas cerradas y, de fondo, el gran playón de estacionamiento completamente vacío. A lo lejos algunos solitarios guardias de seguridad privada que deambulan y controlan que nadie ingrese. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en el Alto Palermo, en la Ciudad de Buenos Aires. Tal como figura en el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) firmado por el Presidente. Así las dos postales, a la vista, resultan contradictorias, en medio de la fuerte escalada de casos de Covid -19 que preocupa a las autoridades, y tal vez revelen la improvisación de una medida concretada en medio de la alarmante situación.
“Acá hay que hacer como si el Covid no existiera. Tenemos que trabajar. No podemos seguir parados. Tengo necesidades, tengo una familia. ¿Cómo vivo si no? Yo entiendo las restricciones, las medidas, pero qué vamos a hacer, ¿de vuelta a casa?”. Así, lo resume Eduardo, de 45 años, un vendedor apostado en su puesto de ropa bajo un sol que pica en la conocida Feria Olimpo.
Mientras Eduardo intenta vender alguna prenda, la muchedumbre circula de acá para allá, muchos sin barbijos y dialogando a pocos centímetros. Demostrando que la distancia social exigida, una de las principales medidas sanitarias para evitar el contagio, se hace difícil de cumplir más allá de que todo ocurra al aire libre. “La verdad es que nos da un poco miedo, pero venimos todos los sábados. Los precios que tenemos acá, en medio de esta crisis, son accesibles. No podría comprar lo que compro en ningún otro lado. La situación está muy complicada”, explica a Infobae Mónica, de 35 años, acompañada por sus dos hijas pequeñas.
Los clientes y sus vendedores remarcan que es cierto que el virus se podría expandir debido al tumulto de gente que se acerca al lugar, pero “a veces las necesidades pueden un poco más que el miedo”, dicen. “Cuando vimos que se venían medidas de vuelta nos dio un poco más de miedo que cierren acá, pero en el fondo sabíamos que eso no iba a pasar, los precios acá son buenos y la gente los necesita. Somos muchos que vivimos de esto, no lo podían cerrar”, le dijo Mario, otro vendedor de artículos electrónicos a Infobae.
La actividad en la Feria es dinámica. El movimiento incesante. Las personas que asisten la recorren en busca de ofertas que abundan. Por ejemplo, se pueden conseguir dos kilos de bananas a $150: una ganga. Sin embargo, ese caudal de gente, a la vista, resulta un caldo de cultivo frente a la segunda ola de covid -19 que, según los expertos, ya llegó y los números diarios de contagios que publica el Ministerio de Salud de Nación así lo confirman. Ayer hubo 29.472 nuevos contagios de coronavirus, un récord histórico desde que se conoció el primer caso de covid 19 en el país. De ese total, en la provincia de Buenos Aires se detectaron 15.166.
Fue debido a esa escalada en los números de contagios, acompañados con un aumento en la positividad, que el presidente Fernández implementó las nuevas medidas de restricción a la actividad comercial y a la circulación de personas en el Área Metropolitana de Buenos Aires, donde las autoridades nacionales identificaron el núcleo de los contagios. Entre esas medidas se ordenó el cierre de shoppings, la prohibición de circulación de 20 a 6 de mañana y la suspensión de las clases presenciales durante hasta el 30 de abril.
“Buscamos evitar el encuentro social, recuperar el distanciamiento, bajar la circulación y de ese modo volver a ganar tiempo para que las camas de terapia intensiva que hoy están siendo utilizadas por otras patologías vuelvan a reservarse para la atención del COVID-19, en un momento donde el aumento de los contagios es sostenido”, argumentó Alberto Fernández cuando comunicó las restricciones.
Así, una vez que se conoció la noticia del cierre de los shoppings, el sector, de igual modo que los vendedores de la feria de Lomas, mostraron preocupación, pero ellos sabían que efectivamente iban a tener que cerrar durante 15 días.
“Nos pareció atendible una restricción en los horarios, en virtud de que los comercios a la calle están funcionando con límites. El anuncio de esta mañana nos pone en una situación muy crítica”, explicó a Infobae Mario Nirenberg, gerente General de la Cámara Argentina de Shopping Centers.
“Ya veníamos muy complicados del año pasado, luego de siete meses de cierre. Esto claramente va a impactar con nuestros locatarios, con nuestras marcas, y muchos de ellos seguramente van a tener que cerrar sus actividades. Hasta aquí todas las partes involucradas veníamos haciendo un enorme esfuerzo de subsistencia”, agregó Nirenberg.
Desde el sector, también consideraron que el cierre de los shoppings es una “discriminación negativa” frente a los comercios a la calle, que pueden seguir abiertos, aunque con horarios de atención reducidos. Y consideran que se podían tomar otras medidas antes que el cierre, como bajar los aforos. Además de que exclaman en los shoppings se cumplen los protocolos. Más allá del episodio ocurrido en Falabella donde se vieron imágenes que preocuparon a las autoridades debido a la gran concentración de gente y largas colas durante el pasado fin de semana.
De este modo comenzó el primer día de las nuevas restricciones en la calle. Con lugares que reclaman su apertura y otros que, sin controles, continúan funcionando, en medio de una delicada situación económica, frente a la cual responsabilizar a la gente se hace cada vez más difícil.
FOTOS: Maximiliano Luna
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