“Estamos golpeados”, “No sabemos cómo vamos a seguir”. Esas son algunas de las reflexiones que se repiten en cada uno de los sectores que desde la medianoche de este viernes volverán a ver sus actividades paralizadas hasta el 30 de abril. Las nuevas restricciones anunciadas por el presidente Alberto Fernández en la noche de este miércoles fue, en muchos rubros, un doloroso dejá vú de los primeros meses del año 2020.
Las quejas son redundantes: todos acusan deudas en los alquileres, créditos imposibles de pagar y hasta confiesan haber hecho malabares para sobrevivir a la cuarentena, en la que llegaron a vender hasta lo impensado para, al menos, pagar los salarios de sus empleados. Ahora, cuando creían que una bocanada de aire les llegaría, otra vez el cierre.
La duda -también generalizada-, es si serán realmente solo dos semanas o si los tiempos de incertidumbre regresarán. Para conocer cómo será el impacto, Infobae habló con representantes de cada uno de esos sectores económicos.
En la mañana de este jueves, uno de los sectores que creía haber sorteado el regreso a la cuarentena más estricta vio derrumbar sus esperanzas: Alberto Fernández anunció la decisión de cerrar también los shoppings y centros comerciales y los sumó a las nuevas restricciones comunicadas la noche anterior. Esto causó estupor en la Cámara que agrupa a la mayor parte de los 120 comercios de ese tipo que hay en el país.
“Estamos sorprendidos. Nos levantamos con esta novedad que afecta a la actividad porque se trata de un cierre total y tendrá un alto impacto en el sector”, le dijo a Infobae Mario Nirenberg, gerente General de la Cámara Argentina de Shopping Centers.
En ese tono agregó que la decisión “nos va afectar mucho, porque durante la primera cuarentena el impacto alcanzó al 25%, que fue el promedio de los cierres de locales y desde los propios shoppings pudimos solventar los arriendos, no los cobramos, el Estado dio los ATP y los locatarios pusieron su esfuerzo, pero ahora este cierre nos encuentra dañados”.
En la ciudad de Buenos Aires hay 1.471 locales en los shoppings, que dan trabajo a 13.273 empleados, mientras que en el Gran Buenos Aires son 2.272 los locales en los que trabajan 23.703 personas. “En total, se trata de casi 37.000 puestos de trabajo que dependen directa o indirectamente de la cadena de valor de los productos que nosotros vendemos”, aseguró.
Al igual que otros comercios, los grandes centros comerciales debieron adaptarse a los tiempos de la pandemia en sus reaperturas. “Hubo enormes inversiones para demostrar que podíamos cumplir con los protocolos presentados”, aseguró Nirenberg a la vez que recordó: “Hay estudios realizados en Latinoamérica que demuestran que manteniendo el distanciamiento social, el uso adecuado del barbijo y la limpieza correcta de manos con alcohol en gel no hubo indicios de que los shoppings pudieran ser un vector de contagio, como no lo hay tampoco de las escuelas. Y si los hay, son números bajísimos”
No es distinta la apreciación que tiene quienes integran la Cámara de la Industria del Entretenimiento Argentino (IDEAR) que representa a más de 3.000 espacios de todo el país y que se unieron luego de atravesar una difícil situación durante la cuarentena.
En respuesta a las medidas anunciadas en la noche de este miércoles por el presidente Alberto Fernández se manifestaron anoche en Plaza Serrano. “Este sector es el más golpeado desde que empezó la cuarentena en marzo de 2020, y en función de una situación no llevó a un buen puerto y ahora deben salir nuevamente a sostener una segunda ola los gastronómicos, las discotecas y los bares que ya están muy golpeados”, aseguró el abogado de (IDEAR) Martín Francolino.
El abogado se lamentó porque los empleos de más de 6 millones de personas vuelven a estar en jaque. “Los que lograron subsistir lo hicieron sacando los créditos que Nación les otorgó, pero ahora no pueden hacerle frente porque no tiene dinero. En la primera cuarentena, desde el Gobierno dijeron que iban a ayudar a restaurantes, discotecas y bares, pero no pagaron el ATP”, aseguró.
Uno de los afectados durante la cuarentena 2020 fue Santiago Olivera. Hasta marzo de ese año era el dueño de ocho bares y debió cerrar tres, con las consecuencias que ello implicó: despedir empleados y quedar sujeto a las deudas de los alquileres e impuestos de los comercios que perdió.
Ante el nuevo contexto, fue tajante: “Las nuevas medidas son un certificado de defunción porque no estuvieron acompañadas por otras medidas que nos ayude a paliar todas las consecuencias económicas que vamos a tener en el sector, por eso exigimos que nos den una compensación desde Gobierno de la ciudad o desde Nación porque estamos sumamente preocupados”.
Pese a tanto mal trago, Olivera fue uno de los que invirtió para reabrir y adecuar sus comercios a los protocolos establecidos y confiando que este año la situación revertiría volvió a apostar por la gastronomía: “Estaba a una semana de inaugurar un local con comida 100% plant based y ahora no sé si abrirlo solo por la mañana o directamente no abrirlo”, culminó.
Ahora, según el nuevo DNU, sólo podrán atender clientes al aire libre entre las 6 y las 19 horas y a partir de ese momento y hasta comenzar el día sólo podrán hacerlo mediante delivery y take away. Y estas modalidades, quedó demostrado, no resulta sustentable para estos comercios.
Similar es el caso de Edgardo “Polaco” Moreno, dueño de la discoteca Ink, una de las más conocidas de Palermo. “Estamos de acuerdo si hay que parar frente a una situación sanitaria como una pandemia, aunque sabemos que hubo decisiones equivocadas. De todas maneras, nuestro reclamo es porque no tenemos ayuda de nadie”.
También abrumado por dudar cuánto tiempo permanecerán con las persianas bajas recuerda que “el año pasado trabajamos hasta el 13 de marzo y después de 8 meses sin actividad abrimos con un aforo del 10 por ciento. O sea que en un boliche con capacidad para 400 personas recibíamos a 40, por ejemplo. Abrimos para pagar a los empleados y algunos gastos, pero todo el manoseo del cambio de horario último nos afectó muchísimo”.
Su enojo con la situación económica se basa en que en los meses de incertidumbre siguió pagando el alquileres y el ABL, al igual que sus compañeros de ese y otros rubros. “Tampoco nos descontaron ni siquiera la luz ni el gas. La única ayuda fue el ATP que no alcanzó”. Por eso, considera que las nuevas medidas “nos cierran, nos arruinan”.
Creyendo hablar por los dueños de las 90 discotecas que quedan (de las 105 que había hasta antes de la cuarentena en Capital Federal) Moreno finaliza: “Nos quedamos sin ahorros. En mi caso, los gasté todos e incluso tuve que vender mi auto para sostener los salarios de los empleados. El alquiler es un tema muy independiente que hay que arreglar con los dueños”, finaliza.
Otro es el caso de los natatorios, uno de los rubros que también se adecuó para volver a abrir y seguir brindando un espacio para el cuidado de la salud. Iván Wolovich, presidente Cámara de Natatorios de Almirante Brown, manifestó que “vamos a acompañar las medidas aunque tenemos preocupación porque no sabemos si serán 15 días o cuántos, como sucedió el año pasado. Nosotros venimos trabajando con protocolos, con mucho cuidado, sin contagios en la actividad que de por sí se retrasó bastante en volver”.
La postura de la Cámara de Almirante Brown, que agrupa a 10 natatorios, es cerrar estos 15 días, “pero la idea es después abrir sí o sí”.
En su caso, Wolovich tiene una franquicia que integra un gimnasio y una pileta de natación, Fit One, en Adrogué, y un natatorio propio en Burzaco. “En los dos tengo la misma situación: hay que pagar el alquiler, hay que renovarlo, pagar los sueldos e impuestos. Tuvimos que financiar los meses en los que no pudimos pagar a los propietarios que nos alquilan”, lamentó el hombre, que emplea a 37 personas y tiene gastos mensuales que rondan los $700 mil.
Por su parte, el DNU del presidente Alberto Fernández señala que están prohibidas las actividades deportivas, recreativas, sociales, culturales y religiosas estarán prohibidas. El vicepresidente de la Cámara de gimnasios de Argentina, Adrián Stoll indicó que “siempre se habló de actividades deportivas en espacios cerrados y eso no se refiere a los gimnasio sino al judo, a las canchas de futbol, por ejemplo. La nuestra es actividad física”.
Además, agregó que “sé que no es la intención de la Ciudad cerrarlos”. En Argentina hay, al menos lo dicen los números pre pandemia, 8000 gimnasios y 1.600 en la ciudad de Buenos Aires incluyendo salones de pilates y salas de danzas. Allí trabajan, aproximadamente, 90 mil personas.
SEGUIR LEYENDO: