Alberto Fernández dispuso el cese de la circulación entre las 20 horas y las 6 de la mañana en el área metropolitana de Buenos Aires desde el viernes 16 de abril y hasta fin de mes. En la conferencia en la que anunció un paquete de medidas para frenar el avance de la segunda ola de coronavirus sorprendió al informar la suspensión de las clases presenciales. Ayer mismo, horas antes del comunicado, Carla Vizzotti, ministra de Salud de la Nación, decía: “Les pedimos que solo salgan a la calle para ir a trabajar, hacer tareas esenciales y llevar a los chicos a las escuelas”.
Los padres no podrán hacerlo desde el lunes 19 hasta el viernes 30 de abril. El decreto obligará el regreso a la modalidad virtual en los tres niveles educativos. La decisión de cambiar el formato retrata la gravedad del escenario sanitario. Vizzotti, en un acto que compartió con el ministro de Defensa Agustín Rossi en el Regimiento de Granaderos a Caballo del barrio porteño de Palermo, agradeció que le preguntaran por la interrupción de las clases.
“En el gabinete nacional siempre se discuten los temas y se ven todas las miradas. No es una decisión fácil, no hay ningún país que tenga la respuesta -expresó-. Si bien el aula no es la principal fuente de infección, todo lo que se genera alrededor de las clases es lo que se ha tenido en cuenta y lo que se ha ponderado para tomar esta medida”.
Lo evidencian los propios números oficiales que difundió el Ministerio de Educación el 6 de abril. Un relevamiento que comprendió 5.926 escuelas constató que tan solo se contagió el 0,16% de los alumnos y el 1,03% de los docentes. Desde la cartera educativa informaron que la presencialidad en las escuelas no impulsó la escalada de contagios: por el contrario, los establecimientos educativos se perfilaban como los espacios de detección temprana de los casos.
“En la escuela, en el aula, así como en los lugares donde hay protocolos, como en las fábricas y los comercios, no son el ámbito donde se genera la mayor cantidad de contagios. Se generan en los ámbitos informales a los que también se suman las actividades extracurriculares”, justificó la funcionaria. El argumento de la suspensión de clases presenciales reside, entonces y según la interpretación de Carla Vizzotti, en lo que implica sacar a los chicos de la casa y llevarlos a la escuela. “Fuera del aula, esperando a los niños y las niñas que salen del colegio, las reuniones sociales que se generan a partir de las clases son mucho más difíciles de contener e interrumpir. Se ha tomado esta decisión en un contexto de tanta circulación en un aglomerado urbana que tiene una dinámica de transmisión muy compleja y rápida como el AMBA”, indicó.
“Tomamos esta medida con el objeto de minimizar la circulación”, respaldó. Dijo que las primeras medidas que se tomaron para combatir los efectos de la segunda ola tendrás sus efectos recién en diez días, pero que luego del anuncio la aceleración de contagios fue muy alta. La aplicación de este paquete de medidas se debe, acreditó Vizzotti, a que “el objetivo más importante es que no desborde el sistema de salud y que el riesgo de que eso suceda permanece si siguen aumentando los casos tan rápidamente”.
La medida, repitió la funcionaria en dos oportunidades, aspira ser “intensificada, transitoria y localizada solamente en el AMBA”. La ministra de la cartera de salud declaró que la decisión se tomó no en función de las clases en sí, sino por el riesgo concreto del desborde del sistema de salud con el aumento exponencial del número de casos. “Fue la decisión más difícil por la relevancia que tiene para este gobierno la educación presencial”, expresó Carla Vizzotti, antes de remarcar el esfuerzo realizado por docentes y no docentes el año pasado, y los protocolos, los consensos y el diálogo entre los ministerios, los expertos y las provincias de este año.
El presidente Alberto Fernández, por su parte, manifestó esta mañana en una entrevista con Radio 10 sus criterios para justificar el cierre escolar. Habló de que “las madres se agolpan en las puertas de las escuelas” y de que “los chicos intercambian barbijos”. También cargó contra el transporte público, algo que según datos oficiales contradicen su teoría: el 50% de los chicos va caminando a la escuela, el 20% llega en auto y tan solo un 30% se mueve en transporte público.
Ayer, luego del anuncio del presidente, comenzó a circular por las redes sociales un petitorio en la plataforma Change.org para que se revierta la decisión de suspender temporalmente las clases presenciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires. El título dice “No al cierre de clases año 2021” y señala “otro año sin sonrisas, sin aprendizajes, con chicos deprimidos, con las aulas vacías…”. La iniciativa ya suma más de 270 mil firmas.
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