Como consecuencia de un fuerte viento proveniente del sur que sopló durante toda la noche del sábado en la localidad bonaerense de Junín, miles de peces que habitaban en la Laguna de Gómez fueron arrastrados hasta la orilla, donde terminaron muriendo.
Los habitantes de esta ciudad ubicada en el interior de la provincia de Buenos Aires se sorprendieron cuando, al despertar por la mañana de este domingo, se encontraron con la imagen de los pejerreyes, carpas y bagres apilados en el suelo, a metros del agua.
Según publicó el diario local Democracia, este fenómeno se originó porque las grandes ráfagas removieron el fondo de la laguna donde hay gran concentración de detritos, producto de la sequía que afectó a la zona en los últimos días.
Estos detritos son partículas que surgieron como resultado de la descomposición de una masa sólida, y causaron la falta de oxígeno en el agua que derivó en la muerte de los peces que, ya sin vida, fueron arrastrados por la corriente tierra firme.
Durante la jornada, empleados del municipio recorrieron la costa recolectando los restos de estos especímenes para llevarlos a otro lugar y evitar que causen mayores problemas en la población. Los trabajos continuarían a lo largo de este lunes.
No es la primera vez que ocurre algo así en Junín, e incluso tampoco en la Laguna de Gómez, donde en 2012 también murieron miles de peces por la disminución de su volumen hídrico tras una intensa sequía.
A mediados de septiembre del año pasado sucedió algo similar en el bañado La Estrella, en la provincia de Formosa, que también sufrió la mortalidad de parte de su fauna acuática en medio de una difícil situación por la que atravesaba en ese momento el Gran Chaco, como consecuencia de la falta de precipitaciones.
Muchos habitantes del lugar recordaron que algo parecido había acontecido hacía 10 años, cuando la sequía y la discontinuidad de las aguas del río Pilcomayo del lado argentino afectaron al lugar.
Los especialistas explicaron que la mortandad se atribuyó “al cierre de compuertas que se encuentran pegadas al vertedero y que no permitieron su paso hacia el embalse disminuyendo extremadamente el nivel de uno de los afluentes del río Salado provocando que los mismos quedaran sin oxígeno”.
Según se informó en aquel entonces, “las compuertas fueron cerradas por el Gobierno de Formosa la pasada semana para evitar pérdida de caudales en el proyecto de distribución de agua a los pueblos de la Ruta 81, mediante canales de tierra”.
Luis María de la Cruz, coordinador del Sistema de Alerta Pîlcomayo Gran Chaco, agregó en un comunicado: “Los peces vienen de todo el sistema de drenaje que llega en tiempos de creciente, al río Paraguay. Los que están muriendo es porque vienen subiendo por el Salado desde la zona de la laguna La Salada y el riacho Porteño, que es donde había un poco de agua hasta hace poco”.
Pero al cierre de las compuertas, se agregó la sequía que afectaba al territorio formoseño y provocaba también importantes pérdidas a la producción agropecuaria; varias zonas fueron declaradas en emergencia por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a cargo de Luis Basterra.
“Hay una falta de agua en la región del Bañado La Estrella, que se caracteriza por concentrar varios riachos que conectan al norte hasta el vertedero por donde avanza el pez; sin embargo, solamente quedaba el Salado y sus afluentes principales desde el sector del vertedero, como refugio natural”, comentaron los especialistas.
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