La Marcha por la Vida es un viaje que reivindica la memoria de las víctimas del Holocausto. La conmemoración es un homenaje de carácter global, que busca resignificar las “Marchas de la Muerte”, el cruel traslado de tres kilómetros que padecían miles de prisiones del campo de concentración de Auschwitz a Birkenau, donde finalmente serían exterminados por el régimen totalitario de Adolf Hitler. Bajo ese dispositivo, en solo 18 meses, los nazis liquidaron a 850 mil personas.
A raíz de la emergencia sanitaria y las restricciones implementadas por la pandemia, desde el año pasado la Marcha por la Vida se realiza de manera virtual. El evento se organiza desde 1988 por el Día del Recuerdo del Holocausto, en el marco del aniversario del levantamiento del Ghetto de Varsovia de 1943. El acto simuló digitalmente la caminata con una tecnología 3D, donde los sobrevivientes, familiares y jóvenes activistas brindaron su testimonio acerca del genocidio nazi para renovar la lucha contra el antisemitismo y el negacionismo.
El programa educativo reúne cada año a personas de todo el mundo en Polonia e Israel para reflexionar sobre la historia del Holocausto y examinar las raíces del prejuicio, la intolerancia y el odio. La Marcha de la Vida reunió hasta su última edición presencial, en el año 2019, unos 260 mil estudiantes y adultos de 52 países. Este año, hubo un mensaje dedicado a los médicos que se vieron cara a cara con la urgencia sanitaria por el coronavirus.
Alejandra Tolcachier es la directora regional de Marcha por la Vida desde hace 20 años. Aún conmovida por la nueva celebración, la referente de la actividad sostuvo a Infobae: “Volver cada año junto a jóvenes, adultos y sobrevivientes es acompañar sus enseñanzas. Muchos de los sobrevivientes nos dicen que ‘no es una revancha, sino un legado de vida’. Cuando se escucha a uno de ellos se transforma en un testigo, nos pasa a todos los que estamos involucrados. Tenemos que seguir con la tarea de seguir educando y transmitiendo”.
La primera participación de Tolcachier fue en 1992, cuando viajó con una delegación de 80 personas. Era habitual que entonces los familiares no quieran volver a Auschwitz. Por eso fue difícil la decisión de viajar, lo único que sabían aquella vez era que irían hasta Polonia. Sin embargo, Tolcachier es educadora y necesitaba conocer lo que había visto en películas, documentales y viajes.
“Volvimos muy impactados. Viajar y estar en esos lugares, leer los testimonios, genera un impacto muy fuerte. Cierro los ojos y me los imagino, es una emoción tremenda intentar comprender lo que pasó. Nuestro legado es ese, que todo aquel que viaje es transmitir lo que vio y lo que es la ‘Shoá', y seguir trabajando para que no haya más discriminación ni racismo en el mundo. Estoy muy orgullosa de pertenecer a este programa”, agregó la directora regional.
La delegación argentina trabajó en las traducciones en español para el evento internacional. Cada año, se realiza un homenaje a todos los sobrevivientes que no solo padecieron el Holocausto, sino a aquellos que también participaron de las Marchas por la Vida. En la edición de 2021, se recordó a Marí Dawidowicz, quien viajó en 2014. La mujer falleció el 27 de enero pasado y hubo una placa de recuerdo en su honor.
“La sensación entre los organizadores es la de haber podido marchar para decir que no haya más atrocidades ni genocidios en este mundo. Sentimos que estábamos presentes, colocando cada una de las placas que hemos escrito en estos días”, apuntó Tolcachier. “El desafío es seguir recordando a pesar de la imposibilidad de estar presentes. El impacto de la presencialidad no se compara con la virtualidad, pero de todas maneras era importante decir ‘presente’ y seguir generando propuestas”, completó.
El homenaje virtual fue encabezado por el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y secundado por sobrevivientes del Holocausto, el alcalde de Jerusalem, Moshe Lion; el presidente de la Agencia Judía, Isaac Herzog; el presidente del Keren Kayemeth LeIsrael (KKL), Avraham Duvdevani; y el ex rabino jefe de Israel, Israel Meir Lau. De parte de Marcha por la Vida estuvo uno de sus cofundadores, Baruch Adler.
También hubo personalidades del ámbito médico. Entre ellos estuvo Albert Bourla, director ejecutivo de la farmacéutica Pfizer, el laboratorio que garantizó la exitosa campaña de inmunización en Israel contra la COVID-19. Durante el evento, Bourla recordó como en una semana los nazis arrestaron, confiscaron las propiedades y deportaron a todo el liderazgo judío de Salónica, entonces hogar de la comunidad sefaradí y donde vivían sus padres.
“Me pareció sumamente un acto emotivo, no tengo palabras para explicarlo. Hemos escuchado a los sobrevivientes y el testimonio de los médicos, del por qué de su elección. Fueron los verdaderos protagonistas en este acto”, comentó Tolcachier.
Con el paso del tiempo, los sobrevivientes del exterminio nazi van dejando paso a las nuevas generaciones, a quienes le quedará la tarea de reflejar la matanza de los seis millones de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. La Marcha por la Vida tiene una mirada educativa y formadora hacia la juventud. Desde el capítulo argentino, Tolcachier trabaja con aquellos jóvenes “marchistas” que viajaron en años anteriores y los involucró en diferentes actividades, como la producción de podcasts temáticos.
“La realidad es que cada vez tenemos menos sobrevivientes que van a poder relatar lo vivido desde la primera persona. Las jóvenes generaciones tienen este legado y compromiso para que no se olvide el Holocausto”, comentó. “Queremos seguir interpelando desde el ‘Never means never’ o ‘Nunca significa nunca’: nunca más Holocausto, nunca más genocidio, nunca más discriminar al otro por pensar diferente o tener otro idioma, color de piel o pensamiento”.
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