El 17 de mayo del 2009 Thelma Fardin tenía 16 años. Estaba presentando una obra de teatro con el elenco de la serie Patito Feo. Nicaragua era el último punto de la gira. Estaba alojada en el hotel Holiday Inn, de Managua. Afuera había fans y el hotel estaba cercado.
Thelma había ingresado a la serie, en el papel de Josefina, a los 14 años, en el verano del 2007. El éxito los llevo a una gira por Centroamérica que generaba un enorme fervor del público. A una compañera la arañaron y a otra le arrancaron la ropa. La serie era un suceso. El descontrol era tan alto que cerraron la pileta del hotel y los llevaron al fondo para que nadie pudiera colarse. Les dijeron que no vayan al lobby para evitar disturbios.
Thelma subió por las escaleras de servicio a la habitación. Ya estaba oscuro. Se dio cuenta que la seguían. Quiso entrar a la habitación y no pudo porque estaba desmagnetizada la tarjeta. El único actor adulto de la comitiva, de 45 años en ese entonces, se ofreció a ayudarla:
-¿Por qué no llamas desde mi habitación y que te suban una tarjeta?, le propuso.
No hubo ayuda, ni consentimiento.
La beso, la toco, le hizo tocarla y le dijo “Mirá cómo me pones”. La violencia escaló y se agravó.
-No, le dijo, Thelma. No. No. No.
Dijo no. Pero no fue escuchada.
-Yo le dije que “no” y él siguió, contó Thelma.
El 4 de diciembre del 2018, en Managua, denunció ante la Unidad Especializada de Delitos contra la Violencia de Género del Ministerio Público de Nicaragua que fue violada por Juan Rafael Pacífico Dabul, el verdadero nombre del actor que también realizó un papel caracterizado como “responsable y paternal” en la serie Simona hasta volverse un prófugo y a pesar de los relatos sobre sus acciones de Calu Rivero, Anita Co y Natalia Juncos.
En Managua la acompañaron las feministas nicaragüenses Damaris Ruiz y María Teresa Blandón Gadea y la abogada Wendy Flores, del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), que después tuvo que exiliarse en Costa Rica. Ahora la causa la sigue, en Nicaragua, la abogada y ex fiscal Eilyn Cruz Rojas.
El 2 de agosto de 2019, la fiscalía nicaragüense requirió al Juez de Distrito Penal de Audiencias de Managua la apertura del proceso penal contra Darthés, por considerarlo autor directo del delito de violación agravada. El 17 de octubre del 2019 el juez Celso Urbina ordenó la detención de Juan Darthés.
El 14 de noviembre del 2019 Interpol ordenó la captura internacional –con una circular roja- del actor por “violación agravada” a la actriz Thelma Fardin por tener una posición jerárquica como adulto. La orden de Interpol continúa vigente si el actor quiere cruzar la frontera brasileña e indica su extradición a Nicaragua para ser juzgado.
El 30 de septiembre de 2020 la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua admitió el pedido del Ministerio Público para la solicitud de extradición. El 10 de octubre el Ministerio de Relaciones Exteriores de Nicaragua solicitó a de Brasil la extradición activa de Juan Rafael Pacífico Dabul.
En simultáneo, se presentó el caso ante la Procuraduría de la República Federativa de Brasil en San Pablo, que decidió iniciar un proceso de investigación criminal y exhortó a la Justicia Federal de Argentina para recolectar las pruebas que pudieran ser de utilidad.
El actor, que tiene nacionalidad brasileña, se encuentra prófugo en ese país desde diciembre de 2018, cuando se conoció la acusación en su contra. Ahora, la fiscalía brasilera presentó la denuncia formal para que Darthés sea juzgado en los tribunales federales de San Pablo.
El 6 de abril el Ministerio Público Fiscal brasileño presentó ante el Juez Federal en lo Criminal de la Subsección Judicial de San Pablo una denuncia formal contra Juan Darthés, con la finalidad de que sea enjuiciado en Brasil. “Es un aval contundente que en Brasil decidan que hay la suficiente prueba para acusarlo”, enmarca Thelma Fardin, en una entrevista con Infobae.
-¿Qué significa llegar a este momento, después de tanta lucha y tantos obstáculos, en el que la Justicia de Brasil respalda tu demanda?
-Es una conquista. La palabra conquista tiene muchas connotaciones, pero es una conquista cambiada de lado. Tanto tiempo la conquista fue tan patriarcal y ahora no.
-¿Cómo es llevar adelante un juicio tan complejo entre Argentina, Nicaragua y Brasil?
-Seguimos teniendo que jugar en un tablero que no es el ideal para nosotras. El proceso es agotador, revictimizante, económicamente muy difícil de sostener, emocionalmente la herida perdura en el tiempo y no te permite pensar en tu vida. Yo tengo que estar ocupada no solo de cómo puedo desarrollar mi vida personal, artística, profesional, sino en cómo llevar adelante una causa legal. Y eso lleva mucho tiempo y energía pero son estos mojones los que hacen que diga “bueno, valió el esfuerzo”. Y la pena también, porque también se pasa mucha pena en estos procesos que tienen costos personales muy altos.
-¿Cuál es el significado jurídico del respaldo de la fiscalía brasileña?
-Es contundente lo que conseguimos en tres Ministerios Públicos: de Nicaragua, de Argentina (donde se produjo la prueba y además desde un organismo que es intachable como la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contras las Mujeres (UFEM) y ahora en Brasil.
-¿Te imaginaste el antes y después que generó tu denuncia?
-El viernes que me tomé el avión para Nicaragua no me imaginé hasta dónde íbamos a llegar en este proceso.
-¿Qué sentís frente a algunos medios que hablaban del supuesto “exilio” de Darthés o que ponían en duda tu palabra a pesar de la orden de captura de Interpol?
-No solamente lo acusó Nicaragua sino que la junta que compone Interpol decidió que el tipo de alerta que había que pedir era una alerta roja. Eso no lo decide un país, lo decide un conjunto de países que conforman Interpol.
-¿Hay otro caso en que se minimice tanto a un buscado con un alerta roja de Interpol?
-Es muy sorprendente que a pesar del nivel de contundencia jurídica los medios y las redes lo sigan llevando al terreno de “te creo, no te creo”. Ojalá que esto sirva para que, finalmente, tanto en el espacio judicial como en el espacio público, en los medios de comunicación, la palabra de la víctima sea jerarquizada. Porque sino nunca es suficiente porque son delitos que suceden, justamente, en la oscuridad. Es la palabra de uno contra otro. Y, a pesar que hice todo el recorrido impuesto por las exigencias judiciales, no fue suficiente para los medios.
-¿Cuál es el efecto de la banalización del abuso sexual en ciertos medios?
-Lamento mucho cuando tienen la posibilidad de hablar de temas que son tan importantes y deciden hablar desde la ignorancia. Si preguntan si tienen que creerme no se trata de una postura, sino de no informarse y elegir desinformar y ponerlo como si fuese una cuestión de fe cuando estamos hablando de información contundente.
-¿Por qué tu causa es tan importante para ayudar a otras a hablar o para disciplinar a otras mujeres a que no hablen?
-La particularidad de mi caso es que es representativo de muchos otros. Y lo sorprendente es que judicialmente pude hacer un recorrido que la mayoría no logran hacer. Por eso, es sorprendente que hago todo este recorrido legal, la justicia da las respuestas y, sin embargo, lo siguen farandulizando.
-A partir de Ni Una Menos y Mira como Nos Ponemos hubo un antes y un después en la Argentina con respecto a la violencia de género y a los abusos sexuales. ¿Es fundamental que no haya impunidad para que las mujeres no sientan que denunciar es inútil?
-Le pusimos un espejo a la sociedad y hay gente que ese espejo no lo quiere mirar de frente, lo quiere romper, entonces encuentra ese lugar más chabacano para mirar para otro lado y seguir poniendo la basura debajo de la alfombra.
-Uno de los puntos fundamentales de este respaldo judicial es la persecución del delito y la reparación sobre tu vida y tu carrera. ¿Por qué sentís que es importante que tu imagen también sea un ejemplo para otras chicas que sufrieron abusos sigan adelante con sus trabajos y su vida personal?
-En mi caso tenemos, por un lado, la potencia de que se condensó la posibilidad de que muchas mujeres se sintieran identificadas. Pero, la contracara, es que adoctrinándome a mí adoctrinan a muchísimas otras. Entonces es una ecuación que les sale barata (a quienes quieren frenar las denuncias por abusos) porque simplemente con atacarme a mí dan un mensaje muy claro a todas aquellas que hablaron o las que todavía no se animaron, a las que lo están pensando o a las que les puede suceder en un futuro y ya las están silenciando de antemano.
-¿La reparación judicial es un respaldo no solo hacía el pasado sino hacía la proyección a futuro de las denunciantes de abusos?
-No va a estar cerrado el círculo hasta que no podamos demostrar que la vida de la víctima sigue.
-En muchos casos se habla que las mujeres no se “victimicen” cuando, en realidad, quien sufre un abuso es víctima, pero a la vez eso no significa que ese lugar sea de una víctima pasiva. ¿Por qué es importante no relativizar el lugar de víctima mientras se lucha por dejar de serlo?
-Nos podemos nombrar denunciantes o sobrevivientes, como cada una quiera ser llamada, pero siempre es importante reconocer la categoría de víctima. Si mostramos que denuncias y durante un tiempo tu voz es escuchada pero después tu vida sigue atada pura y exclusivamente a tu abusador evidentemente no vamos a generar el cambio que queremos.
-¿Cómo se puede construir una justicia que produzca reparación para quienes sufrieron violencia sexual y que su vida laboral, económica y afectiva no quede atada al abuso?
-La Justicia es machista y desde el feminismo queremos construir una memoria que permita reparación. No lo logramos reparación si yo no pueda trabajar más porque me cierran todas las puertas. Me parece que la gran victoria, además del avance contundente a nivel judicial, es mostrar que puedo seguir adelante con una carrera y que ahora la vergüenza es del victimario. Que eso cambia de vereda.
-¿Es fundamental garantizar la continuidad laboral de las denunciantes de abusos sexuales, acosos o intimidaciones?
-Creo que ese va a ser el broche final, que yo y que todas las pibas que denunciamos cualquier tipo de violencia, podamos construir espacios en los que sigamos laburando. El deseo es que todas podamos desear.
-Hay muchas series como The Morning Show o películas como El Escándalo que muestran la sistematización de los abusos sexuales en la televisión. ¿Es importante que en la Argentina se muestre como en la producción audiovisual también hay que hacer una revisión de lo que paso en programas como Patito Feo?
-Sin dudas. Corremos este peligro en el que nos perdemos la posibilidad de hacer historia porque la victoria es de quienes escriben la historia. Ahí es donde nosotras tenemos que poner el foco y ser las que escriban la historia. En Argentina, como sociedad, hicimos algo muy fuerte en relación a qué es la memoria. Entonces realmente podemos contar la historia desde un punto de vista de perspectiva de género. Va a ser fundamental para las pibas que vengan después que puedan ver de dónde venimos. Porque si no tienen una referencia, o si la referencia es pura y exclusivamente Estados Unidos, son las actrices de Hollywood las que consiguen esas cosas y pueden seguir laburando, entonces de vuelta caemos en esta cosa de cuáles son los ejemplos que mostramos.
-¿Qué te gustaría legarle a las niñas y jóvenes que hoy tienen la edad que vos tenías cuando empezaste a actuar?
-Hay estudios que dicen que las niñas dejan de soñar con los puestos de poder a los 7 años. Por eso, nosotras tenemos que dejar plasmado, por la vía legal y también a nivel discursivo, que esto es una conquista, que esto es una victoria y que la hicimos con un recorrido que además tiene mucho que ver con la forma de América Latina.
-En tu causa intervino la solidaridad de feministas desde Nicaragua, Brasil y otras partes de la región. ¿Por qué es importante revalorizar estos lazos latinoamericanos?
-Todos vemos Netflix y decimos ah, el Me Too. Pero la gesta no es siempre mirar al Norte. Acá hay que mirar al Sur como punta de lanza de un movimiento que despertó un grito en todo el mundo. Por supuesto que hay otros países que tienen otro nivel de infraestructura. Ya conquistaremos, ya llegaremos también nosotras a ese territorio de Netflix porque me parece que es necesario.
-¿Es necesario vernos reflejadas en nuestras propias historias ahora más que nunca?
-Hay que dejar escritas nuestras historias para que las que vengan después sepan de qué punto parten. Ahora les dejemos muy en claro a las chicas que la bandera se la estamos dejando acá para que, a partir de ahí, sin hacer un paso atrás puedan seguir avanzando.
-¿Cuál es la importancia que le das a las otras actrices como Calu Rivero Nati Juncos y Anita Co que pudieron alertar antes sobre situaciones que estaban pasando y que, sin embargo, son ridiculizadas o, todavía, judicializadas?
-Esa es la gran trampa: nos prohíben a nosotras el espacio en la justicia, prescriben nuestras denuncias y son los abusadores los que tienen la posibilidad de llevarnos a la justicia penal o civil. Hay muchos que, inevitablemente, en algún punto de la historia van a mirar atrás, y van a reconoocerlas.
-¿Cuál fue el efecto de la palabra de Calu Rivero (Dignity) que fue la primera que decidió no callar frente a lo que había sufrido?
-Calu en un contexto muy complejo, prácticamente sola, pudo ponerle nombre a la violencia que sufría. Eso para mí fue la primera luz en el camino y el cachetazo para mirar para adentro y decir “yo tengo que poder hacer algo porque mirá esta mujer la puerta que nos está abriendo”. Y después vinieron Anita y Nati. Mi voz fue escuchada porque fue el eco de aquello que tiró al universo Calu en un primer momento y despertó a tantas. Fue una gran cadena Después vino mi voz y después la voz de tantas otras que también lo que hicieron fue replicar y ser eco de algo que evidentemente necesitábamos exteriorizar las mujeres en la sociedad.
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