La escena es la siguiente. Un viejo barco estacionado en la vuelta de Rocha, una noche fría de sabado en 1985. La embarcación se llamaba Maria Si o algo por el estilo. Tocaban Sumo y Los Violadores lo cual era garantía de la calidad de inolvidable que tendría el evento.
En un sillón estábamos Jorge Crespo, Luca, Minimundi Epifanio y un servidor, cuando se acerca escapando de alguien o de algo Stuka. Se sienta con nosotros y a partir de ahí la hecatombe, nunca supimos bien que pasó pero hasta piedras volaban de babor a estribor y de proa a popa. Fueron minutos tensos pero no impidieron que el show se realizara con éxito hasta el amanecer.
La vida era otra, el mundo era un lugar mas amigable y las noches porteñas mas confiables. Mucho se divertían los jóvenes punks. Sumo y Los Violadores eran las bandas favoritas de los chicos de cuero, nada estaba prohibido y nada era obligatorio.
Así chocamos, y terminamos todos tan grunges en los 90´s. Pero bueno.
Ambos grupos iban por el segundo disco, la democracia era incipiente aun, lo que generaba que nos encontráramos con todas esas cosas que nos habían negado durante tanto tiempo casi de golpe.
Una de las películas que nunca se había proyectado en el país militarizado era “La Naranja Mecánica”, originalmente “The Clockwork Orange”, una oda a la violencia de Anthony Burgess llevada al cine magistralmente por Stanley Kubrick que narra la vida de un tal Alex, un chico en apariencia bueno que toma drogas extravagantes para ejercer ultraviolencia, convirtiéndose en el mas despiadado violador y asesino. Habla un extraño idioma que se llama Nadsat, una jerga adolescente de palabras inexistentes en nuestros alfabetos, amante de las sinfonías de Beethoven y la violencia extrema, termina convertido en una extraña metáfora acerca de los marginales, el poder y los infiernos personales desatados por propia voluntad. En Argentina no la dieron hasta bien entrada la democracia, pero Stuka la había visto en Brasil y reaccionó a los enfermizos estímulos igual que todos los chicos argentinos de la época, empatizando un poco con Alex y ese entorno espantoso.
¡Éramos tan situacionistas!
El segundo disco de Los Violadores se llamó “Y ahora que pasa. Eh?” siendo el que les dio un protagonismo consagratorio en la escena musical, sobre todo encaramados en
“1,2, Ultraviolento”, canción de Stuka que termino siendo no solo la mas difundida sino la mas versionada del grupo.
Compuesta con la influencia del film de Kubrick basado en la novela de Burgess, “1,2 Ultraviolento” empieza con los acordes de la 9na sinfonía de Beethoven, emergiendo brillantemente desde la guitarra distorsionada de Stuka, porque en la novela esa era la canción favorita de Alex. Incluso en la letra de la cancion hay palabras en idioma Nadsat que invitaban a los fans a acercarse a la novela o a la película.
-” Varias debochcas caminan por ahi
Mueven sus scharros con frenesí
Los málchicos de cuero nos queremos divertir
Con mis drugos al ataque vamos a ir”-
Desde lo personal, en ese año se inaugura la radio Rock & Pop, 24 horas de música rock, y el primer disco nacional que apareció casi en simultaneo fue “Y ahora que pasa. Eh?”, de manera que los musicalizadores de la radio casi que le teníamos un cariño especial a ese vinilo que nos había traido para primiciarlo su manager y nuestro amigo de toda la vida Mundi Epifanio, Mundi y su hermano Minimundi son unas páginas importantes y de las mas divertidas ciertamente en la historia del desarrollo del original y genuino rock argentino.
Sumado a la intensa difusión radial de la canción, Los Violadores hicieron un video que hizo historia y sus shows eran de una intensidad notable. Pil Trafa, Gramatica en batería, el Polaco Zelaseck en el bajo y Stuka con la guitarra llenaban y respondían a las expectativas generadas, que siempre eran muchas. Pocos públicos hay mas difíciles que el publico punk. Generalmente chicos informados desconformes, críticos y con espíritu confrontador. Demasiado situacionistas.
La canción de la que hablamos es un prodigio de potencia y precisión como pocas veces se había visto en la música nacional, y el video realizado por Josi y Dani Garcia Moreno, de los Garcia Moreno de Charly, mas la producción artística a cargo de Juan Cebrian hacían de “1.2 Ultraviolento” la canción del año, y aun hoy repercute cada tanto por los sitios menos imaginables. Debe ser una de las canciones argentinas de rock mas versionadas, con decenas de covers en latinoamérica y se suma la versión de la banda punk alemana Die Toten Hosen que la empezaron a tocar en sus shows en Buenos Aires y terminaron incluyéndola en uno de sus discos.
Mas allá de esto, y siguiendo un derrotero saludable fue la canción principal de la película “El robo del siglo” protagonizada por Guillermo Francella y Diego Peretti del 2020.
La presentación del disco también es memorable, fue en Palladium, la inolvidable discoteca de la calle Reconquista y Paraguay. Allí presentaban sus discos Los Redonditos de Ricota, Charly Garcia y Riff entre otros, de manera que allí también presentaron los Violadores “Y ahora que pasa, eh?” ante un público enfervorizado que atosigó la sala. Parecía la amalgama perfecta para poner un mojón en la historia grande del rock nacional, una canción estupenda, un videoclip tan importante en esos años a la altura y le presentación oficial donde se presentaban los mas grandes. Lo que sonaria algo ridículo hoy es que muchas radios se negaban a pasarlos. Conocí locutores que los anunciaban como Los Voladores, los años de represión hicieron estragos devastadores en algunas mentes débiles, como pasa siempre en los estados totalitarios. Esta puede ser una razón mas para comprender como es que 35 años después “1,2 Ultraviolento” se convierta en un recurrente tema para algunos youtubers que ilustran sus relatos con la canción. Sin mencionar algunas hinchadas del futbol del ascenso que la integraron a su repertorio además de algún noticiero que cada vez que hay una revuelta popular la pone de sonido de fondo de la noticia.
Para ir terminando esto nomas.
La letra de la canción hoy mueve mas a la sonrisa que a la mueca violenta, como la película. Sabiendo todo lo que vino después, con los diarios de las décadas que la siguieron sabemos que las vibrantes escenas de Stanley Kubrick quedaron cortas, cualquier noticiero de la tarde nos asusta mas. El punk teminó siendo una moda que hoy viste a las modelos y a los preadolescentes y los locutores y radios que se negaban a promocionar a Los Violadores y su música están muertos.
Pero una vez le preguntaron a Anthony Burgess porque había creado para el protagonista de The clockwork orange, Alex Delarge, un idioma propio dijo que lo había hecho para que en el futuro no puedan adivinar la edad de la novela por palabras o modismos de época.
Quizás eso mismo le pase a “1,2 Ultraviolento” en el futuro.
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