Se acerca la Semana Santa y la Ruta 2 se convertirá en los próximos días en el escenario de traslados de miles y miles de argentinos que acudirán a la Costa Atlántica. Ya sobre estas fechas, una familia denunció haber sufrido una estafa en esa misma vía y lanzó un mensaje de alarma para todos aquellos viajeros que la transiten durante el fin de semana largo.
Mariana Paula Basanta, una joven nacida en Monte Grande que vive en la ciudad costera de San Bernardo desde hace 10 años, denunció en las redes sociales haber sido víctima de un “cuento del tío” en la propia Ruta 2 durante un trayecto efectuado durante la mañana del lunes.
La mujer, que trabaja en el Municipio de San Bernardo, aseguró que el lunes viajaba desde Buenos Aires hacia San Bernardo junto a su padre, de 80 años, su madre, de 77, y su hija de 13. “Mis padres nos estaban trayendo a la Costa a mi hija y a mí, desde Buenos Aires”, relató Basanta en una dura descarga publicada en Facebook.
Según la damnificada, los problemas empezaron poco después de abandonar una estación de servicio, ubicada en el kilómetro 203 de la Ruta 2, a la altura de Dolores. Quien manejaba el auto era su padre.
“Luego de salir de la estación de servicio, a los tres minutos aproximadamente, una camioneta Partner roja o símil nos comienza a tocar bocina y a hacernos señas”, relató Basanta. “Pensando que había quedado la puerta abierta, mi viejo se detiene peligrosamente en el costado de la ruta, bajamos a ver y estaba todo en orden, volvemos a subir al auto”, continuó.
Hasta que unos 200 metros más adelante del punto donde se detuvieron, vieron cómo la camioneta roja se metió en un paraje. Al pasar por la puerta, Mariana aseguró que el conductor los hizo pasar al lugar, que se presentaba como una gomería.
“Mi papá decidió acercarse y preguntarle al hombre qué era lo que había visto. El hombre le dice que la rueda echaba humo”, relató la joven. El hombre ofreció chequearle el auto, “sin compromiso”.
“Su ‘sin compromiso’ implicó entrar al garage de culata y hacernos descender”, afirmó Basanta.
“En un momento veo que cruza del otro lado de la ruta un hombre grandote en dirección a nosotros, me puse bastante nerviosa y empecé a compartir nuestra ubicación con mi hermano y contactos porque pensé que nos iban a robar”, completó.
En ese instante, Mariana empezó a asustarse por la salud de sus padres: “Mi papá es una persona mayor y este era su segundo viaje en ruta después de un año por la pandemia. Mi papá tiene una operación en el cerebro (...), tiene 80 años y más allá de su vitalidad y de su impactante lucidez , se puso muy nervioso ante esta situación, porque era claro que nos estaban haciendo el cuento del tío”, afirmó en su relato.
Mientras los lugareños trabajaban con la goma, Basanta se puso en contacto con su hermano para trasladarle los pasos del trabajo a un mecánico de confianza. Según la víctima, al especialista no le convencían los modos de los locales de esa gomería.
“El de la gomería le dijo a mi papá que tenía una pieza rota del neumático (masa). Esa pieza nueva sale 5.000 pesos y de mano de obra te pueden cobrar 3.000 pesos. A mi viejo le sacó 14.000 PESOS!!! y le dijo que la pieza era de ‘recambio’, por eso no le podía dar la pieza vieja. Le mandé fotos de la supuesta pieza nueva al mecánico y me dijo que no era nueva y que no existe esa pieza de recambio porque el rulemán viene blindado”.
Basanta afirmó que su padre, al ver el auto sin la rueda, no quiso arriesgar a que esos mecánicos le reinsertaran el neumático al vehículo con alguna trampa o sin la seguridad necesaria y, para evitar problemas, decidió pagarle los $14.000 con dinero en efectivo.
“Mi papá no se iba a arriesgar a salir a la ruta con su familia temiendo que el señor de la gomería, ofuscado, le hiciera cualquier cosa. Era claro que no se iba a arriesgar a un accidente... El negocio les cerraba por todos lados”, se quejó Basanta.
La joven advirtió que les exigió a los empleados de la gomería una factura o la habilitación del lugar y no le enseñaron ningún documento legal.
La mujer contó que sus padres habían ahorrado ese dinero para poder gastarlo junto a su nieta en la Costa durante la Semana Santa.
También dijo que, debido a la conmoción por la estafa sufrida, el viaje de regreso a San Bernardo se dio en medio de un clima de tensión constante: “Salimos a la ruta y casi sufrimos un accidente debido al nivel de estrés y nervios en el que se encontraba mi papá”, dijo.
Basanta aclaró que todavía no realizó una denuncia ante la Policía, pero sí decidió publicar las fotos y los videos del lugar donde ocurrió todo, a la altura del Km 206 de la vía hacia Mar del Plata.
“Me siento vulnerada en mis derechos, claramente estafada, como residente del Partido de la Costa y activista del fomento del turismo, exijo a las autoridades pertinentes del partido de Dolores que chequeen este tipo de actividades que tan mal le hacen a nuestros pueblos (...) Espero que nadie más pase por una situación así y lamento de corazón que mi papá, un súper hombre, buenazo, haya sido violentado en sus derechos y en su dignidad”.
A su vez, la joven intuyó que ella y su familia fueron “señalados” durante su descanso en la estación de servicio para luego convertirse en víctimas de la estafa.
“Está claro que nos ficharon en la estación de servicio y reuníamos todas las características para ser estafados: tres mujeres y un señor mayor. Y la gente mayor generalmente se maneja con efectivo y no opone mucha resistencia”, se lamentó.
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