El menú de Viernes Santo: ¿están prohibidas las carnes rojas y sólo se puede comer pescado?

Según la tradición popular, el menú del día en que fue crucificado Jesucristo se basa en frutos de mar. La respuesta sorprendente de la Iglesia

Carnes vs. Pescado. Qué se puede comer y qué no en Viernes Santo

Llega el Viernes Santo y en la mayor parte de las mesas habrá empanada gallega, empanadas de atún, bacalao, las más variadas recetas de merluza, salmón para los bolsillos más abultados, alguna cazuela y otras muchas exquisiteces basadas en frutos de río y mar. Y a pesar de que el pescado y sus parientes los mariscos deberían ser parte habitual de nuestro menú, en la Argentina -con un litoral marítimo de 4.725 kilómetros- su consumo aún es escaso. Quizás se deba a que la merluza aumentó un 84% y el salmón 121% durante los últimos 12 meses, según el Instituto de Consumo Masivo (Indecom).

El Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca indica que las capturas generadas por nuestro país en el mar Argentino son de 750.000 toneladas y la continental de 40.000 toneladas. La pesca es una actividad que genera más de 22.000 puestos de trabajo directos a nivel comercial e industrial. Y a nivel artesanal, sólo en la cuenca del Plata son 7.500 los pescadores. Se exportan más de 400.000 toneladas por un valor superior a los 2.000 millones de dólares al año a más de 100 países.

Comer pescado en Semana Santa es una costumbre, pero la Iglesia no hace una referencia explícita al tema (Shutterstock)

Además, es un alimento que posee vitaminas como la A y D, minerales como fósforo y calcio, aporta ácidos grasos Omega 3 -protectores en patologías cardíacas y neurológicas-, tiene menos colágeno que otras carnes y por eso es más fácil de digerir. Sin embargo, los beneficios no se trasladan a nuestra mesa: cada argentino come 5 kilogramos de pescado por año. En el mundo, mientras tanto, se pasó de 6 kilogramos en la década del ’60 a comer 20.3 por habitante por año, según cifras de la FAO (sigla en inglés de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) de 2017.

En el otro rincón de este ring alimenticio, la carne de vaca sigue siendo la favorita a pesar de estar en su mínimo de consumo histórico: 51,5 kilogramos por habitante por año. Pero desde siempre, aparentemente en el menú de Viernes Santo está tachada, prohibida y desterrada la carne roja. Nada de vacío, ni asado, ni entraña, ni achuras en las parrillas para esa fecha.

Según el Instituto de Estudios de Consumo Masivos (INDECOM) la merluza aumentó un 84% y el salmón 121% en el último año

Sin embargo -y acá la sorpresa- la Iglesia no dice nada en forma oficial sobre esa prohibición.

El historiador y cronista de temas religiosos Gerardo Di Fazio le explicó a Infobae que “todos los viernes del año, la iglesia católica prescribe abstinencia, y ayuno el viernes santo y el miércoles de ceniza. Para estos días la Iglesia indica, según el Canon 1252, ‘La ley de la abstinencia obliga a los que han cumplido catorce años; la del ayuno, a todos los mayores de edad, hasta que hayan cumplido cincuenta y nueve años. Cuiden sin embargo los pastores de almas y los padres de que también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia’”. Y añade: “Pero la Conferencia Episcopal Argentina promulgó una legislación complementaria el 19 de marzo de 1986, en referencia a este tema: ‘A tenor del canon 1253, se retiene la práctica penitencial tradicional de los viernes del año consistente en la abstinencia de carnes, pero puede ser sustituida, según libre voluntad de los fieles por cualquiera de las siguientes prácticas: abstinencia de bebidas alcohólicas, o una obra de piedad, o una obra de misericordia.”

Con respecto a las obras de piedad que reemplazan la abstinencia, Di Fazio señala que la Iglesia dice que pueden ser “el Vía Crucis, el rezo del Santo Rosario, la adoración al Santísimo Sacramento. En cuanto a las obras de misericordia pueden ser las de las obras espirituales como enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las injurias, soportar los defectos del prójimo y rezar por los vivos y los muertos. Pero también hay obras corporales, como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, recibir al peregrino, libertar al cautivo, visitar enfermos y presos y enterrar a los muertos.

Para la Iglesia, el sentido de prescindir de la carne tiene que ver con la penitencia, pero se puede reemplazar a la misma con obras.

Un sacerdote vinculado a una importante organización católica -que prefirió el anonimato por que “es un tema muy de la piedad de la gente y no quiero generar polémica”- señaló que “la cuestión de la abstinencia de carne va orientada a la caridad y la limosna. El sentido genuino de no comer carne tiene que ver con que en la época de Jesús, en la cuenca del mediterráneo y en Palestina, el pescado era mucho más barato que la carne. Entonces se privaba de lo más sustancioso, que era la carne, y se priorizaba el pescado. Lo que se ahorraba se destinaba justamente a la limosna, especialmente los más pobres. Como toda práctica piadosa, con el tiempo se fue cargando dentro de la iglesia y fuera de la iglesia de distintas significaciones”. Y en consonancia con lo indicado por Di Fazio, añadió: “La Iglesia desde hace más de 40 años, en su práctica, permite reemplazar las abstinencias y ayunos por otras cuestiones. Puede ser abstenerse del uso excesivo del celular, de las redes, para dedicar tiempo a personas que lo necesitan. El sentido de la abstinencia está vinculado a la caridad y al servicio”.

Según la Iglesia Católica, entonces, comer o no comer carne es una decisión individual. Que el Viernes Santo una parrilla humee con un buen corte de carne no representa un pecado.

No obstante, un sector católico promulga la abstinencia de comer carnes rojas en el Viernes Santo. El Padre Jesús Estévez es sacerdote de la fraternidad de San Pío X, ligados a las posturas cismáticas de Monseñor Lefebvre. Le explicó a Infobae que “La Iglesia manda y bajo pecado grave, que los días Miércoles de Ceniza y Viernes santos, no se puede comer carne como penitencia, esa es la razón. Por eso los viernes de cuaresma se hace abstinencia. Es algo que viene desde las Sagradas Escrituras. En el Antiguo Testamento ya se indica la abstinencia en tiempos de cuaresma. Los mismos reyes se vestían de púrpura y se ponían ceniza en la cabeza para ofrendar a Dios y pedirle misericordia. La Iglesia tomó estos ejemplos. Pero el mayor es el que hizo el propio señor Jesucristo, que nos mostró en el desierto, donde hizo penitencia y ayuno durante 40 días y noches. Los cristianos siempre han hecho penitencia en distintos momentos de calamidades, como guerras y cataclismos, pidiendo a dios que tenga misericordia de nosotros. En la pandemia sería bueno que hiciéramos penitencia más fuerte”.

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