De Quilmes a la República Centroafricana: la historia del integrante de Médicos sin Fronteras que quedó en medio de una guerra

Fernando Galván tiene 55 años y hace casi 20 que se sumó a la organización internacional. En octubre de 2020, en plena pandemia, viajó a África para desempeñarse como Jefe de Misión. Aquí da testimonio del conflicto bélico que atraviesa el país y que, el pasado 15 y 16 de febrero, destruyó parte de un centro médico

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Fernando Galván Jefe de Misión en la República Centroafricana de médicos sin fronteras

Fue en una de sus primeras misiones a Honduras. Fernando Galván (55) tenía poco más de 35 años y se había sumado al equipo de Médicos sin Fronteras (M.S.F) para desempeñarse como Logista Administrador en un proyecto de VIH con las comunidades garífunas (N. de la R.: un grupo étnico descendiente de africanos y aborígenes de varias regiones del Caribe) del lugar, entre las que había una alta prevalencia del virus. En ese momento -describe hoy Galván- recién comenzaban los tratamientos antirretrovirales, así que era todo “muy especial”.

A casi dos décadas de aquella misión, si cierra los ojos, todavía puede recordar una imagen que lo impactó. Se trataba de un grupo de 30 o 40 niños con VIH positivo. Durante la tarde, los había visto llegar a la clínica con un estadío muy avanzado de la enfermedad y, horas después, los vio bailando y divirtiéndose en una fiesta. De ahí en adelante, la convivencia al límite entre la vida y la muerte se volvería una constante en la vida de Fernando Galván.

Fernando Galván tiene 55 años
Fernando Galván tiene 55 años y hace casi dos décadas que se sumó a la organización internacional Médicos sin Fronteras. Actualmente y desde octubre de 2020, está instalado en la República Centroafricana donde se desempeña como Jefe de Misión ( Foto/Gentileza de MSF)

Del conurbano al mundo

Fernando Galván nació en La Plata, pero se crió en Quilmes. A Médicos sin Fronteras (M.S.F), cuenta, llegó en 2003, después de estudiar Filosofía y Ciencias Sociales y de hacer un máster en Salud Pública Internacional. En lo que va de su permanencia en la organización pasó por una decena de países, entre ellos, Honduras, Sudán del Sur, Colombia, Somalia, Chad, Afganistán, Rusia-Chechenia, Bielorrusia, México y la República Democrática del Congo.

En este momento, y desde octubre de 2020, está instalado en la República Centroafricana (RCA) desempeñándose como Jefe de Misión. Desde allí, la diferencia horaria con Argentina es de cuatro horas así que, a la hora de sentarse a conversar con Infobae (20.30 PM de allá), Galván está culminando su jornada laboral que, como cada día, arrancó a las 5 de la mañana.

La RCA es uno de los países más pobres del mundo y el país con la mayor prevalencia de VIH en África central. Según datos del Banco Mundial, el promedio de esperanza de vida es 52 años.

Acá la gente se muere de tétanos o de enfermedades que con tratamiento son curables, como la malaria o la tuberculosis. Gran parte de la población, más del 50%, vive bajo niveles de pobreza extrema, con problemas de acceso a servicios básicos y al sistema de salud. En este momento, tenemos un volumen enorme de pacientes”, describe Galván.

Hospital SICA de MSF, ubicado
Hospital SICA de MSF, ubicado en Bangui: la capital y ciudad más grande de la República Centroafricana (Foto/M.S.F)

A esa situación, explica, hay que sumarle un conflicto bélico latente que (desde hace casi una década) obliga a cientos de miles de personas a huir de sus hogares para refugiarse en países vecinos. A fines de 2016, el país inició un proceso gradual de transición hacia la paz que, en febrero de 2019, quedó plasmado con la firma de en un acuerdo.

Sin embargo, a pesar de lo pactado con el Gobierno, los grupos armados continúan impartiendo la violencia en distintas partes del país. De eso fue testigo Fernando Galván en febrero pasado cuando, luego de unos enfrentamientos en la ciudad de Bambari, parte de la población civil quedó herida y se destruyó un centro médico apoyado por M.S.F.

France Beldo, de 31 años,
France Beldo, de 31 años, fue herida por una bala perdida en los ataques del 13 de enero de 2021 en las afueras de Bangui, la capital de República Centro Africana (Foto/M.S.F)

Trabajar en un escenario de guerra

Como Jefe de Misión en la RCA, Fernando Galván se dedica a las tareas de “coordinación” y de “negociación”, lo cual muchas veces implica dialogar con los grupos armados para que eviten atacar en determinadas zonas. “Esto está basado en la Convención de Ginebra y sus Protocolos”, apunta el hombre de 55 años acerca del conjunto de normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan limitar sus efectos.

Y sigue: “A veces lo hago yo o, sino, algún colega; pero sí, básicamente nos encontramos con los comandantes de diferentes grupos armados y les explicamos dónde estamos, cuál es nuestro trabajo y les pedimos que dejen pasar las ambulancias”.

-¿Y cómo son esos diálogos?

-Son horas de trabajo. Muchas reuniones, mucha comunicación que, por lo general, se hacen antes de que pase todo esto. Obviamente, muchos de estos grupos armados están interesados porque, más de una vez, los ex combatientes llegan a estos servicios.

-¿Tienen que atenderlos?

-Hay ciertos principios fundamentales, como la imparcialidad, la neutralidad y la independencia, en los que nos basamos. Esto implica que, todo ser humano tiene derechos y, básicamente, esto implica no hacer diferencias en los tratamientos de las personas. No importa el grupo étnico o el género.

La República Centroafricana es uno
La República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo y el país con la mayor prevalencia de VIH en África central. El promedio de esperanza de vida es de 52 años, según datos del Banco Mundial.

-¿Qué fue lo más duro que viste en estos meses?

-(Piensa). Un herido de explosión que había perdido su pierna. Eso es lo que recuerdo ahora. Otra cosa muy dura que nos pasó: a finales de diciembre dos colegas fueron asesinados. A uno lo mataron mientras estaba de vacaciones; al otro en su casa. Eso fue muy terrible para nosotros. Si bien no tenía que ver con el trabajo de M.S.F., nos acercó mucho más a la violencia que vive la RCA, donde también existen heridos por balas perdidas. Se trata de personas que no han sido el objetivo del combate, pero algún disparo llegó a casas y los hirió.

-Después de lidiar con situaciones tan extremas, ¿qué hacés para despejarte?

-Hace tantos años que hago este trabajo que desarrollé un sistema personal de manejo de estrés y manejo de las energías. Este es un trabajo muy, muy intenso: cuando estoy en una misión, estoy disponible las 24 horas los 7 días a la semana. Para despejarme escucho música, hago meditación y descanso. Aunque en este rol uno siempre se mantiene en un grado de alerta, intento buscar algún momento para romper con la rutina y distanciarme del trabajo, pero con un nivel de atención que me permite reaccionar si es necesario.

Fernando Galván junto a un
Fernando Galván junto a un grupo de mujeres de la República Centroafricana en la celebración el Día de la Mujer el pasado 8 de marzo de 2021 (Fotos/M.S.F.)

-Cuando no estás trabajando en M.S.F, ¿dónde vivís?

-Los últimos años, pasé la mitad del tiempo en Berlín (Alemania) y, el resto, en la ciudad de Buenos Aires.

-Habrás comenzado tu historia en M.S.F. pensando que ibas a salvar al mundo. Después de tantos años, ¿cambió tu percepción?

-(Piensa). El espíritu por el cual empecé a trabajar y continué haciéndolo es el mismo que el primer día. Sino, hubiese dejado el trabajo para ser sincero.

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