Un taxista de 75 años fue condenado a la pena de diez días de arresto efectivo y a ocho meses de inhabilitación por conducir un vehículo en estado de ebriedad, con mayor cantidad de alcohol en sangre del permitido, informaron hoy desde la Fiscalía Penal Contravencional y de Faltas de la Ciudad 38 a cargo de Federico Villaba Díaz que lleva adelante la investigación.
El imputado deberá realizar por el término de diez meses un tratamiento médico con relación a su problema de salud derivado del consumo de alcohol.
En una audiencia realizada el 17 de marzo, se resolvió condenar al hombre por el hecho ocurrido en la madrugada del 1 de diciembre de 2018, en la avenida Belgrano al 1100, en el barrio porteño de Montserrat. Aquel día, agentes de tránsito observaron maniobras extrañas del vehículo que conducía el imputado y le hicieron señas para que se detuviera.
El conductor no acató la orden de detenerse y casi atropella a la agente de tránsito, quien logró esquivarlo. Finalmente, al detener la marcha del automóvil, un taxi marca Chevrolet Classic, los agentes notaron un fuerte aliento etílico en el conductor. Además se mostró agresivo hacia los agentes.
El personal del Gobierno de la Ciudad le realizó el test de alcoholemia que determinó la existencia de 2.31 g/l de alcohol en sangre, un volumen que significaba un peligro para el resto de los que conducían y de los peatones. Vale la pena recordar que para los conductores profesionales el límite de alcohol en sangre es cero.
Por tales motivos y agravantes, el Juzgado 14 resolvió condenar al imputado, a pedido del fiscal Villalba Díaz, a la pena de 10 días de arresto y la inhabilitación por 8 meses para conducir, además de la obligación de realizar un tratamiento médico con relación al consumo problemático de alcohol.
Para el fiscal Villalba Díaz, “es una sentencia novedosa porque se incorporan dos penas accesorias, con el objeto de proteger al resto de la sociedad del riesgo que significa un conductor que tiene problemas con el alcohol, como así también se ordena tratar su adicción”.
No es la primera vez que el fiscal Villalba Díaz condena a un conductor que conducía en estado de ebriedad. En 2017 consiguió una condena de ocho días de prisión efectiva, que se cumplió en la cárcel de contraventores de la Ciudad ubicada en el barrio de Pompeya. El condenado en aquella ocasión fue el conductor de una camioneta que en la noche de Navidad de 2016 había chocado contra varios autos. Los agentes de tránsito le hicieron un test de alcoholemia y descubrieron que el conductor superaba ampliamente el nivel de alcohol permitido: tenía 2,11 gramos por litro de sangre.
Se realizó un un juicio abreviado, el conductor asumió la responsabilidad de los hechos y aceptó la pena de prisión efectiva. Se lo condenó también a realizar un curso en la Dirección General de Seguridad Vial de la Ciudad y hacerse cargo de las costas correspondientes al proceso.
“Se llegó a una pena ejemplificadora enviando un claro mensaje que es que el alcohol al volante siempre es una combinación nociva con graves consecuencias legales y personales... El conductor comprendió el alcance de su accionar y los daños que pudieron ocurrir en casos como este, donde no solamente se encuentra en juego el patrimonio de terceros sino la vida e integridad física de toda la sociedad”, había dicho Villalba Díaz entonces.
Ya hubo varias sentencias similares en la Ciudad de Buenos Aires por hecho ocurridos en 2016. En agosto del aquel año el fiscal Villalba Díaz había conseguido por primera vez la pena máxima de diez días de prisión efectiva para un taxista alcoholizado de 30 años, que perdió el control de su vehículo y terminó subido a la vereda en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Moreno, en el barrio de Monserrat.
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