Es una de las noticias más esperadas para quienes siguieron el minuto a minuto de la derivación de Mara, la primera elefanta en dejar Argentina para vivir el resto de su vida en un santuario con animales de su especie. Ahora es el turno de Pocha y Guillermina, madre e hija, que están siendo entrenadas para poder realizar todos los controles médicos pertinentes que deberán pasar tras la cuarentena y para que cada una ingrese a la caja donde pasarán varios días hasta llegar al santuario, en medio del Mato Grosso.
Esta derivación, la primera de estas características para el ex zoo de Mendoza, es parte del Plan de Derivación de Animales de la Dirección Ecoparque Mendoza, convenio firmado entre el gobernador Rodolfo Suárez y el Santuario de Elefantes de Brasil, el único que alberga elefantes en Sudamérica y reconocido a nivel internacional por su trabajo y prestigio que cuenta con ambientes naturales adaptados para mejorar y garantizar la calidad de vida de sus habitantes, además de un equipo humano y profesional altamente calificado y las infraestructuras necesarias.
“Estamos dando un gran paso en el proceso de derivación de los animales hacia nuevos hogares que cumplan con los requisitos necesarios para que tengan una vida digna como se merecen. Llegaron los contenedores con los cuales trasladaremos en primera instancia a Pocha y Guillermina”, dijo el secretario de ambiente y Ordenamiento Territorial, Humberto Mingorance.
Y destacó que el Santuario se hace cargo de todos los gastos que implican el traslado de las elefantas (como lo harán con los que siguen). “Además, nos ofrecen estos contenedores especiales que son de su propiedad para concretar la logística de traslado. Todo este financiamiento fue conseguido por el santuario bajo la modalidad de crowdfunding gracias a la colaboración de personas y asociaciones de todo el mundo que tienen un interés común: el bienestar de estos animales“.
Pocha nació en 1965 aproximadamente. Actualmente tiene 52 años y según informó la Fundación Franz Weber, antes había estado en el Zoo alemán “Tierpark Hagenbeck” al que llegó desde la India. Fue entregada al zoo de Mendoza en 1968, con 3 años, por un canje. Guillermina es su hija y nació en 1998 en el zoológico de Mendoza. Actualmente tiene 22 años.
Por tratarse de un traslado internacional, las gestiones administrativas involucran a ambas naciones, por lo que resultó indispensable contar con el compromiso y la predisposición de las autoridades estatales de ambos países. Por su parte, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible brindó el apoyo técnico para obtener los permisos necesarios para acompañar este traslado.
Poco antes, un grupo personalidades de distintos ámbitos y países le pidieron al ministro Juan Cabandié que acelere los traslados de las elefantas asiáticas a Brasil, cosa que no demoró en suceder. Y ahora es un hecho.
“La directora del Ecopaque junto con el Concejo Consultivo y el equipo de cuidadores y especialistas nacionales e internacionales vienen trabajando con mucha dedicación y profesionalismo para preparar la partida de Pocha y Guillermina, quienes muy pronto vivirán en la naturaleza del vecino país y luego concluiremos con el traslado de los dos elefantes restantes”, concluyó Mingorance.
Por su parte, Mariana Caram, directora del Ecoparque, explicó que desde 2018 varios especialistas nacionales e internacionales junto con los cuidadores y operarios del lugar trabajan intensamente para preparar a los elefantes para su partida y destacó: “Tanto los entrenadores especializados como los cuidadores nos están ayudando a darles pautas a los elefantes utilizando métodos de refuerzos positivos: se le indica al animal cuál es la conducta que necesitamos de ellos para poder lograr un objetivo. Por ejemplo, que nos permitan tomarles muestras de sangre, realizar otros estudios médicos e irlos acostumbrando a nuevos manejos para que se animen a ingresar solos a los contenedores en los que serán trasladados”.
Con ese objetivo, las entrenadoras están en Mendoza y continúan avanzando en el entrenamiento de condicionamiento operante desde hace varias semanas con las elefantas Guillermina y Pocha, que serán las primeras en partir; y también con Kenia y Tamy, que serán trasladados más adelante.
“Esta semana, Pocha y Guillermina comenzarán la cuarentena. Durante aproximadamente 30 días recibirán controles especiales y test médicos y sanitarios acordados entre la autoridad sanitaria de Brasil llamada IBAMA y el SENASA de Argentina”, detalló Caram.
Las cajas de traslado fueron diseñadas y construidas especialmente con características y materiales para el transporte de elefantes en cumplimiento con las reglamentaciones internacionales. Tiene un peso aproximado de 5 toneladas y miden 5 metros de largo, 2 metros de ancho y 3,20 metros de altura, lo que permitirá a Pocha y Guillermina viajar de manera cómoda y segura. También cuentan con una cámara para poder monitorearlas y evaluar su estado minuto a minuto y posee bandas de soporte para poder sostenerlas en caso de que desee descansar durante el traslado.
Pocha y Guillermina deben finalizar satisfactoriamente el período de cuarentena a finales de abril. Una vez completada esta fase la siguiente será la derivación que se realizará por tierra hacia el Santuario Brasileño.
Durante la cuarentena, Pocha y Guillermina continuarán el entrenamiento positivo con el objetivo de conocer y tomar confianza con las cajas para, de esa manera, sentirse seguras dentro de ellas durante todo el viaje.
De este proceso de liberación de animales en el zoológico, también se destaca el sólido apoyo técnico que a lo largo de estos cuatro años prestó la Fundación Franz Weber (FFW) en Mendoza y el propio Santuario. Juntos realizaron un seguimiento exhaustivo de la situación de los elefantes en lo que respecta a su bienestar integral como a su salud física, a fin de prepararlos al nuevo espacio.
En marzo de 2017, la FFW posibilitó la visita de Scott Blais al Ecoparque de Mendoza para diagramar las tareas in situ necesarias en el acondicionamiento de los animales para el traslado al Santuario. En diciembre de 2017, hizo lo propio con el veterinario y especialista en cuidado de elefantes asiáticos, Rinku Gohain, junto a Katherine Blais, con el objetivo de hacer una evaluación médica general, comportamental y de bienestar de los cuatro elefantes.
Lo que hicieron fue asombroso. Entrenaron a Kenya para que les permita acceder a una herida crónica en su colmillo, limpiarla y tratarla sistemáticamente con medicamentos. Para ello, el Ecoparque Mendoza, por recomendación del Santuario, contrató a los cuidadores de Bioparque La Plata especializados en condicionamiento operante con refuerzo positivo que capacitaron a los cuidadores de Mendoza para asistir en el procedimiento médico. El resultado fue completamente exitoso y, desde ese momento, Kenya recibe tratamiento para mantener su problema crónico en el colmillo.
Ente setiembre y octubre de 2018, la directora del Ecoparque solicitó los servicios de la especialista en el cuidado de elefantes del Zoológico de San Diego (EEUU), Karissa Reinbold, quien trabajó en conjunto con los cuidadores locales durante seis semanas en el condicionamiento operante con refuerzo positivo de los elefantes y durante octubre y noviembre de 2019, junto a René Green, continuó con los entrenamientos, esta vez focalizadas especialmente en Pocha y Guillermina con el objetivo fue contribuir en los entrenamientos finales para su inminente traslado a Brasil.
EL SEB es una organización sin fines de lucro que ayuda a transformar las vidas y el futuro de los elefantes que quedan en América del Sur adonde llegaron luego de ser arrancados de sus hábitat y otros nacieron en cautiverio. Fue creado en 2012 tras una alianza internacional entre ElephantVoices y Scott Blais, cofundador de The Elephant Sanctuary en Tennessee, en los Estados Unidos. Esta alianza dio lugar a Global Sanctuary for Elephants, que en 2013 sentó las bases de la Asociación SEB en suelo brasileño.
El Santuario obtuvo la habilitación de operación por parte del gobierno brasileño en 2018. Y recientemente certificó estándares de excelencia por parte de The Global Federation of Animal Sanctuaries, convirtiéndose en la única institución latinoamericana con este prestigioso aval.
Además cuenta con un predio con cierre perimetral robusto y divisiones internas construidas adecuadamente para evitar que personas y animales no deseados entren y salgan de las zonas donde se encuentran los elefantes, garantizando la seguridad y la comodidad tanto de los elefantes como de las personas que están a su cargo.
Está ubicado en una zona donde hay un clima adecuado, donde los elefantes pueden estar cómodos al aire libre durante todo el año, excepto en un evento de clima extremo, para los cuales hay sectores de resguardo. Cuenta con áreas adecuadamente variadas que aseguran la salud de los elefantes, con estimulación física y mental durante un ciclo de 24 horas, de acuerdo con el ritmo natural indicado por la biología del elefante salvaje.
También ofrece un hábitat suficiente que le permite al elefante obtener la mayor parte de su ingesta nutricional a través de la búsqueda natural de alimentos y da opciones de refugio para elefantes, desde eventos climáticos extremos hasta variaciones climáticas normales.
Sus instalaciones son aptas para individuos y grupos de elefantes especialmente diseñadas que permiten la introducción segura de individuos a otros y también al grupo; la introducción segura de un grupo a otro, la provisión de tratamiento médico y el aislamiento de individuos y grupos con fines de cuarentena y reciben una provisión adecuada para especialistas invitados que pudiesen satisfacer cualquier necesidad de los elefantes, evitando todos los conflictos potenciales entre el bienestar del elefante y la seguridad de las personas.
También presenta un bioma apropiado para la especie, posee recintos completamente naturales disponiendo de matorrales y áreas abiertas cubiertas de vegetación.
Cada recinto tiene dimensiones muy amplias de entre 40 y 400 hectáreas cada uno. Allí se les proveen dietas excepcionales a los animales y tienen atención veterinaria de alta calidad durante toda su vida. En los recintos internos la temperatura está controlada en un valor constante todo el año, y los animales tienen libre acceso a ellos.
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