Restos fósiles de un reptil marino parecido a los delfines, con una antigüedad de 145 millones de años, fueron rescatados en cercanías de la localidad neuquina de Taquimilán, 380 kilómetros al noroeste de la capital provincial, tras ser descubiertos en diciembre del año pasado por un vecino que reportó el hallazgo, informó hoy el Gobierno de Neuquén.
Un equipo de investigadores de la Dirección de Patrimonio Cultural realizó el rescate de fósiles de un reptil marino del grupo de los ictiosaurios compuesto por una serie articulada de vértebras, arcos neurales y costillas.
La preparación de los materiales tras su extracción se realizará en el laboratorio paleontológico del Museo Municipal Carmen Funes de Plaza Huincul y posteriormente se depositarán en el Museo Paleontológico de Las Lajas por ser el más cercano al hallazgo.
El director provincial de Patrimonio Cultural, Carlos Cides, informó que el hallazgo se produjo el 23 de diciembre de 2020, en un sector denominado Tres Chorros, por la denuncia de un poblador de la zona.
Y precisó que “en una primera visita se identificó el lugar y se estimó la logística necesaria para poder levantar el material, que son restos fósiles pertenecientes a un ictosaurio que vivió en la zona cuando la cuenca neuquina formaba un golfo marino conectado con el océano Pacífico, hace unos 145 millones de años, mucho antes de que existiera la Cordillera de Andes tal como la conocemos”.
Por su lado, el director de Paleontología, Mateo Gutiérrez explicó que “los ictosaurios eran reptiles marinos que vivieron en el mesozoico en los mares del jurásico y cretácico”.
“Eran muy similares a los delfines en su apariencia, con rostro alargado, ojos muy grandes, una aleta dorsal y los miembros posteriores y anteriores convertidos en aletas”, dijo.
Se estima que la antigüedad de los fósiles hallados es 140 a 145 millones de años, en tanto según lo señalado por el titular del área de paleontología, “en ese período existía un engolfamiento del océano Pacífico que ocupaba casi toda la provincia, conformando una cuenca parcialmente cerrada limitada por un arco volcánico hacia el oeste y conectada estrechamente con ese océano”.
Cabe recordar que hacia fines del mes de enero, miembros del Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados hallaron restos óseos de un dinosaurio carnívoro de unos 70 millones de años de antigüedad, al sur de la localidad de General Roca, en Río Negro.
Bautizado como “Niebla antiqua”, el fósil pertenecía a un ejemplar que alcanzaba los 4 metros de longitud, y según expresó el LACEV en un comunicado, “una vez finalizada la investigación sus huesos podrán ser apreciados en el Museo Patagónico de Ciencias Naturales dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro”.
Destacaron que “en las últimas horas fue publicado un nuevo dinosaurio carnívoro argentino que permitiría comprender mejor la historia de los abelisáuridos, grupo de depredadores que dominaron los continentes australes” y remarcaron que “este descubrimiento amplía el conocimiento de las faunas prehistóricas de la Patagonia e incrementa el patrimonio paleontológico de la provincia”.
El nombre elegido hace referencia a la niebla densa que cubría el paisaje durante la extracción y a la enorme antigüedad de los restos fósiles. El esqueleto consta de parte del cráneo, cintura escapular, costillas y vértebras. Con todas estas piezas, los paleontólogos supieron que no solo se encontraban ante una especie desconocida, sino que, además, se relacionaba con un grupo de dinosaurios depredadores ampliamente distribuidos en el hemisferio sur.
A partir del estudio anatómico realizado se sabe que tenía una longitud corporal de aproximadamente 4,5 metros y que su cabeza no poseía cuernos, como sus parientes de mayor tamaño, sino más bien una serie de pequeños tubérculos sobre sus órbitas.
Al igual que otros fósiles encontrados, el “Niebla” habría tenido brazos muy cortos y reducidos, cuyas funciones se desconocen. De hecho, es posible que apenas sobresalieran del cuerpo formando dos pequeños muñones.
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