De vivir en el paraíso a arder en el infierno. En apenas tres horas miles de habitantes de la comarca andina de las provincias de Chubut y Río Negro perdieron todo. Siete focos de incendios simultáneos se llevaron sus casas, sus pertenencias, sus autos, sus historias, sus sueños. Fuegos intencionales que sólo dejaron devastación. Y un pueblo, El Hoyo, que transmutó en cenizas.
Hasta el momento hay una persona fallecida que fue hallada calcinada, varios desaparecidos y, al menos, 15.000 hectáreas afectadas por los incendios, que con menor intensidad, persisten. Mientras la Justicia investiga el origen de los focos, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, Juan Cabandié, está en la zona y el gobernador chubutense, Mariano Arcioni, ofrece una recompensa de 3 millones de pesos a quien aporte datos. En Lago Puelo no hay agua y en Epuyén y El Maitén no hay electricidad.
En tanto ayer miles de pobladores trataban de reconstruir lo poco que les quedó. “Esto es indescriptible; las imágenes, los olores, los ruidos, la gente. Se quemaron casas completas, se quemaron hasta los recuerdos y las fotos de hijos, perdidos”, dijo José Mazzei, de Defensa Civil de Chubut en declaraciones a la prensa.
“Cuando llegamos a los focos ya estaba ardiendo todo. Es indescriptible lo que vivimos. Hay causas múltiples por las que ha sucedido esto, pero lo peor es que creemos que se podría haber evitado”, aseguró a Infobae Daniel Catalan, brigadista del sistema provincial de manejo del fuego de Chubut.
El incendio en la comarca andina es el primero de esta envergadura de los conocidos como “de interfase”, esto es que afectan terrenos rurales y urbanos. “No es California, es la cordillera. Este episodio tiene que marcar un precedente para evaluar la planificación urbana en tierras rurales. La complejidad de los incendios de este tipo es mucho mayor. Pero la solución no va a llegar buscando culpables, sino que tiene que ver con el modo en que se desarrolla el territorio y se aprovechan los servicios ecosistémicos”, explicó a Infobae Manuel Jaramillo, director de Vida Silvestre e ingeniero forestal.
“Desde hace meses que hay alerta por el peligro de incendios y nosotros no tenemos ropa ignífuga, faltan cascos, no nos compran los materiales. No responde ni el gobierno provincial ni el gobierno nacional. Nos dijeron que no había tela roja ignifuga para nuestros trajes”, contó Catalan.
Respecto del presupuesto, Cabandié indicó que para este 2020 se multiplicó el dinero para el Plan de Manejo del Fuego que asciende a unos 3000 millones de pesos. María Marta Di Paola, investigadora de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (Farn), sostiene que no es tan así: “Según los datos del Presupuesto Abierto para 2020 el presupuesto para el Sistema Nacional de Manejo de Fuego (SNMF) fue de $657 millones mientras que el ejecutado $432 millones, lo cual indica una subejecución en un 35% de los fondos desde la cartera del MAyDS. Por su parte, la partida presupuestaria para el 2021 para el SMNF fue dotada con $282 millones, un 43% menor al 2020. Y aún no se ha creado un fondo especial para el Fuego, como sí sucede con Bosques”.
La subejecución, según el informe realizado por Farn, tampoco es nueva: tiene, al menos, cuatro años; incluso cuando el programa dependía del Ministerio de Seguridad, en ese momento a cargo de Patricia Bullrich.
Pero el problema tampoco es exclusivamente presupuestario. Hay un combo de situaciones que se dan en esta región que tienen más de 30 años y exceden la grieta que busca encontrar un culpable. En esa zona, en los años 90, se generaron áreas de promoción forestal. “El Instituto Forestal Nacional, que hoy ya no existe, desarrolló allí una promoción típica de desarrollo para producción. El mismo esquema que ocurrió con los castores en Tierra del Fuego. Se trajeron especies exóticas como los pinos, de distintos tipos y se plantaron. Además del instituto y el INTA, también hubo desarrollo de privados que, simplemente, lo hacían como un negocio. Lo que ocurrió es que luego no hubo un buen manejo e incluso muchos de esos terrenos se abandonaron. No se las cuidó y quedaron como antorchas.”, explicó Jaramillo.
Los pinos, como especies exóticas, no tienen predadores y los tipos que se eligieron para los desarrollos productivos tampoco sirven como material para muebles ni para leña. Y las piñas que dan, con el fuego explotan porque es su manera de reproducción.
Esos terrenos que quedaron abandonados fueron ocupados sin un orden dominial ni municipal y se construyó en medio de estos pinares.
“Lo peor que puede pasar es que este tipo de plantaciones queden abandonadas. A eso se suma también un problema de planificación territorial a lo largo de los años”, agregó el representante de Vida Silvestre.
Fuego natural y fuego intencional
El fuego es un elemento natural de muchos ecosistemas, como sabanas, praderas y bosques boreales. En estos lugares, el fuego juega un importante papel ecológico al reciclar los nutrientes de vuelta al suelo, eliminando la vegetación vieja y destruyendo las plagas. Sin embargo, hay pruebas de que la crisis climática y las intervenciones humanas están alterando estos ciclos de fuego con consecuencias negativas.
Las sequías, que son cada vez más comunes en muchas regiones del mundo debido a la crisis climáticas, también hacen que los sistemas naturales sean más susceptibles al fuego. A medida que los árboles, las ramas y las hojas mueren y se secan, se acumulan en el suelo y se convierten en combustible potencial para eventuales incendios.
“En la Argentina el 90% de los incendios tienen causas humanas; algunas, intencionales y otras, por negligencia. Pero esto no se soluciona sólo con reformar la ley de bosques e incluir penas. Lo primero que habría que hacer es cumplir con la norma que los protege y financiar esa protección”, completa Jaramillo.
Cabandié, que está en la zona hace más de 48 horas, impulsa una ley para que la deforestación en zonas no permitidas sea un delito. “Estos ecocidios no pueden seguir ocurriendo. Es urgente modificar la Ley de bosques, que el desmonte sea tipificado como delito penal y que la Justicia castigue a los responsables. El rol de los Ejecutivos es apagar y prevenir, el rol de la justicia es condenar y detener para que no vuelva a suceder. El año pasado durante 9 meses en el Delta del Paraná apagábamos el fuego y a los dos días volvían a prender los campos y la justicia no encontró ni un culpable ¿Qué pasa con la Justicia?”, se preguntó el ministro en declaraciones televisivas.
En este caso, mientras la Justicia sigue investigando y el lunes se sumarán peritos de las fuerzas federales para investigar las causas de los incendios, la Coordinadora del Parlamento del Pueblo Mapuche de Río Negro repudió las acusaciones que ponen a las comunidades originarias como responsables de los incendios ocurridos en la Comarca Andina y las calificó como una “irresponsabilidad política” por parte de dirigentes del PRO como Miguel Ángel Pichetto o el ex gobernador y senador nacional Alberto Weretilneck, a quienes señalaron como personas ligadas a los negocios inmobiliarios y los poderes económicos. “Quienes inmediatamente se han organizado para luchar contra el fuego son las comunidades mapuche que están en el territorio”, indicaron y pidieron a la clase política y a la Justicia que condene los discursos de “incitación a la violencia racial”.
El comunicado de la Coordinadora lamentó que “los incendios que se vienen produciendo en la Comarca Andina de Chubut y Río Negro nos tiene doblemente victimizados, no solo porque los territorios afectados en parte son territorios comunitarios, sino porque en las ultimas 48 horas se han emitido declaraciones y denuncias infundadas”.
Además, la carta pública señala que la Policía de Chubut cuenta con pruebas de que uno de los focos de incendio “se produjo por la caída de un transformador de una línea eléctrica” y cita una de las razones ambientales por las que los focos de incendio se expanden rápidamente: “Han instalado el pino en esta región como una actividad rentable para quien la planta, pero nociva para quien vive en el territorio”.
SEGUIR LEYENDO: