Hay una historia muy famosa en el rock argentino y aledaños, que cuenta de la vez que en el BA Rock, el festival que se hizo en Buenos Aires en el 82, cuando le tocaba subir al escenario a La Torre, abordan la escalera Oscar Mediavilla, después el negro García Lopez, Fernando Lupano hasta que agarra la baranda Patricia Sosa ya preparada para cantar, entonces un security la frena y le dice:
- “No, no, ¡las minitas de los músicos esperan aca!...-
Ante los gritos desesperados de sus compañeros tratando de explicarle al macaco que ella era la cantante, el tipo cedió y así llegó Patricia para recibir los aplausos de la multitud que casi llenaba el campo de Obras Sanitarias.
Nunca supe porqué ni pude explicármelo, pero el rock argentino no era muy amigable para las mujeres en el escenario y mucho menos en los discos. Eso habla mucho del público de rock argentino, pero me atrevería a decir que habla mas de la familia argentina de los años ’70. En lo personal, crecí en un barrio, San Andrés, donde había bastante rock, bandas, clubes, pequeños miniestadios donde la muchachada tocaba y se juntaba asiduamente. Recuerdo siempre a dos hermanas que vivían en Malaver, estudiaban piano y solfeo, cantaban y les gustaba el rock y la música negra, hacían covers de Aretha Franklin y Carly Simon para los amigos, pero el padre jamás las dejó integrar alguno de los grupos que por ahí andaban haciendo música. No estaba bien visto que una chica seria anduviera con esos melenudos de camisolas y suecos dando vueltas por el barrio.
También recuerdo muy bien un show de Sui Generis en el patio del colegio de la Misericordia en Devoto circa 1974, que estaba plagado de estudiantes masculinos y sus amigos porque a las alumnas les habían recomendado no asistir al evento quien sabe bajo qué excusa.
Es decir, no era fácil para una adolescente de esos duros años andar de la mano de esos incipientes rockers que nadie entendía muy bien, así que mucho menos era probable que alguna niña bien intentara ser Carole King.
Que todo hay que decirlo.
En el jazz pasaba algo parecido, ahí lo mal visto era mas el horario y los tugurios que los jóvenes jazzeros argentinos frecuentaban, pero igual carecemos de grandes voces femeninas de esa época, salvedad hecha de Donna Caroll y algunas pocas mas.
El tango y el folklore ya estaban en una edad madura, así que por ahí a las mujeres se les hacia mas fácil desarrollarse. En el folklore la irrupción en un festival de Cosquín de Mercedes Sosa, presentada de prepo ante la negativa de la organización por Jorge Cafrune, abrió una puerta enorme de un patadón para que muchas chicas empezaran a frecuentar estudios y escenarios con suertes diversas. Mientras que en el tango damas como Beba Bidart, Virginia Luque y las inmensas Tita Merello y Nelly Omar ya no solo tenían una muchedumbre de público propio sino que encabezaban en teatros y películas.
Pero en el rock la mujer todavía no estaba ni bien vista ni mal vista, no estaba vista directamente.
La primera cantante en el rock argentino que llegó a grabar un disco fue Gabriela. Ella es Gabriela Parodi, hoy en California creo desde hace casi 50 años. Fue en 1971 que atrás de una hermosa canción folk llamada “Campesina del sol” Gabriela se hizo un lugar en boliches y festivales donde hubiera rock. Vale la pena aclarar que era la esposa de Edelmiro Molinari, el gran guitarrista que ese año dejaba Almendra y le produjo el simple.
Pero no dejaba de ser una rareza la presencia femenina en la música progresiva argentina.
Al margen, otra que jamás pudieron explicarme de manera entendible es porque le decían al rock Música Progresiva. Nombre horrible. El negro Fontanarrosa una vez me dijo que le decían música progresiva porque inevitablemente escuchándola te ibas progresivamente aburriendo hasta llegar al sueño o a la fuga.
Pues bien, la mujer aun brillaba por su ausencia en discos y festivales de rock. Paralelamente con esa presencia de Gabriela podría sumarse el intento del sello Mandioca en el 68 con Cristina Plate, a la que le sumaron a su carrera de modelo un simple que no gozo de mucha gloria, y por otro lado asomó también Carola en el 73, esposa de Carlos Cutaia -tecladista de Pescado Rabioso- con el que grabó Damas Negras, un álbum hoy inconseguible que escuche solamente un par de veces hace 45 años pero del que siempre recuerdo una canción que se llamaba Avenida del Libertador que adoré.
Esforzando la memoria creo que después llega la adorable María Rosa Yorio de la mano de su novio Charly García, que en 1975 arma Porsuigieco con Nito Mestre, León Gieco y Raul Porchetto obviamente, experiencia que deja unos cuantos shows y un disco muy de esos años, en los que María Rosa hace los coros y comienza una interesante carrera que hasta hoy perdura.
Pero como podemos observar, tristemente, siempre la llegada de una mujer al rock era de la mano de un novio o esposo músico consagrado. Así sería hasta los 80´s.
Mientras tanto en el resto del mundo las cosas no eran tan diferentes. Quitando a los afroamericanos que monopolizaban el soul corriendo de atrás a The Supremes, Ronettes, Aretha Franklin, Roberta Flack y demás chicas que dominaban los shows y la difusión radial, o los círculos jazzísticos que idolatraban a Billie Holiday, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y Dinah Washington poniéndolas a la altura de Frank Sinatra, en el rock angloparlante también las chicas eran las menos. La diferencia es que cuando alguna se destacaba era porque su obra rozaba la genialidad. Hablo de Carole King, de Carly Simon o de Joni Mitchell sin olvidar a Janis Joplin y a las de Mamas & the Papas, músicas excelsas. Pero también había lugar para las Lindas McCartney y Yokos Ono que musicalmente no aportaban demasiado pero sumaban en las bandas familiares. Todo cambiaria con la llegada de la Música disco donde Donna Summer y Gloria Gaynor se transformarían en las reinas de las pistas de baile durante mucho tiempo.
Asimismo absolutamente contemporáneas en otras áreas del arte y la comunicación las mujeres también mandaban. En la televisión Blackie, Pinky y Mirtha Legrand estaban de igual a igual con Larrea, Cacho Fontana y Pipo Mancera, también las incipientes transmisiones de FM eran territorio femenino, con Nora Perle, Betty Elizalde, Grace Mancuso, Estelita Montes y Nucha Amengual, que nos sacaban a pasear los ratones a los chicos dando cátedra de conducción radial.
Pero en lo que es el rock y aledaños te la estoy debiendo.
Llegaron los 80´s, ahí fue donde esas chicas que andaban haciéndose rutilantes en pubs y clubes se montan a la ola del furor por el rock argentino sumándose a la movida generacional mas importante, musicalmente hablando, del siglo pasado en este bendito país. Celeste Carballo, Patricia Sosa al frente de LaTorre, Claudia Puyó, algunas que andaban por otro margen son adoptadas por los chicos de vincha y remeras rayadas como Sandra Mihanovich, Marilina Ross y algunas mas por el estilo. Todas ya estaban marcando con tiza su lugar en el escenario rocker que empezaba a explotar.
Por el under andaban las Bay Biscuits que llenaban el Auditorio Kraft 3 veces por mes. Ellas hacían rock teatral, eran Vivi Tellas, Isabel de Sebastián, Fabiana Cantilo, Edith Kucher y Diana Nylon, todas mujeres extremadamente jóvenes y talentosas que tocaron con Los Redonditos de Ricota y con Charly de Clics Modernos saltando de allí a brillantes carreras solistas o en otros grupos además del teatro mismo como Vivi.
Las veredas del punk también tuvieron sus mujeres guapas en 360*, los shows de Trixy y Los Maniáticos compartiendo cartel con Los Violadores, Alerta Roja y lo mas granado del movimiento punk porteño la elevaron a la altura de las mejores. O la banda de rock integrada por mujeres Rouge, pioneras que fueron el inicio de lo que después seguirían Viuda e hijas de Roque Enroll.
Podríamos seguir enlistándolas pero es historia conocida. Nombres que no necesitan mas que el nombre para encontrar su sillón en el Olimpo de la música, Juana Molina, Inés Molina, Andrea Alvarez, Hilda Lizarazu, Marilina Bertoldi y Lula Bertoldi y Brenda Martin de Eruca Sativa, entre muchas otras, ya han cambiado para siempre el rostro de la música contemporánea argentina. Eso es lo bueno, lo saludable, lo que le alarga la vida al rock y colaterales.
Curiosidad final que comparto de mis días en Atlanta, Georgia.
Un día, un ex black panther -según decían-de Victoria Station, que había sido amigo de Curtis Mayfield -según decían también-, me dijo sacudiendo su pipa que al rock lo había inventado una mujer de Atlanta en Paris, en 1948. Mary Lou Williams, pianista, cantante y brillante compositora de canciones de jazz para Duke Ellington, Count Basie y Louis Armstrong, entre otros. Se fue a tocar a bares de Francia y allí compuso una canción que se llama justamente Rock Me. Hoy que esta todo al alcance de cualquier oído, esta discusión toma ribetes asombrosos.
La verdad, lo que decía el anciano puede ser cierto.
Al rock, lo inventó una mujer.
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