Presidentes, políticos, millonarios, deportistas de elite, artistas, músicos….Los ricos, famosos y poderosos que lograron fotografiarse con Diego Armando Maradona se cuentan de a miles pero el abrazo que a él más lo conmovió fue el de Ana Parra, una fanática de 82 años que viajó hasta Dubai solo para conocerlo.
Viuda, oriunda de Parque Patricios y con 4 stents, la mujer hizo todo lo posible por cumplir su sueño y fue el propio Diego, quien lo contó sorprendido durante una entrevista de TV. “Me dijo ‘vine porque no sé si cuando vos vuelvas yo voy a estar en este mundo’. Y se me vino la Tota a la mente’”, recordó el Diego sobre la conversación que mantuvo con la mujer en la sede de Al-Wasl.
“Me quedé hablando con ella y me contó lo que amasaba. Así, como mi vieja. Me dijo que me fue a ver a mí, que no le importaba Dubai a ella. Le di tantos besos porque me acordaba de la que me está mirando ahora”, admitió el ex futbolista al ser entrevistado por Gabriel Schultz en TVR.
En ese momento Ana vivía en Mar del Plata, había perdido a su esposo hacía 6 años y el único líder que le quedaba era Maradona. “Yo soy católica pero lo que me pasó con Maradona me volvió más creyente. Un día me despierto de la siesta y dije ‘voy a usar los ahorros que tengo para ir a conocer a Maradona’. Así que me fui hasta un negocio que queda a la vuelta del Casino y pedí que me hicieran dos camisetas que dijeran ‘Te busco Maradona. Soy Ana Parra del Mar del Plata, con la foto de él y un globito de Huracán’. Una me la quedé yo y otra se la di a mi hija, que fue quien me acompañó en el viaje”, recordó ante la consulta de Infobae la fan del Diego, que también es hincha del “Globo”.
Con las remeras empacadas en la valija, pasaporte en mano y una ilusión enorme, Ana y su hija Mariana viajaron a Dubai en mayo de 2012 . “Fueron 22 horas de avión, pero a mí no me importaba nada. Yo lo quería ver a él”, admitió.
Si bien el primer día se fueron a recorrer el Zoco del Oro, que es un mercado donde hay más de 300 locales para comprar oro barato en la zona de Deira, aprovecharon esa excursión para consultar a los lugareños cómo llegar al estadio de Al-Wasl.
“Ahí nos enteramos que no era como en Buenos Aires, que las canchas están relativamente cerca. Allá teníamos que hacer un trayecto de 70 km para llegar. Es como ir de Capital a Luján”, relató con un poco rabia al recordar las peripecias que tuvieron que hacer para cumplir su objetivo.
Encima, cuando llegaron a la cancha el 2 de mayo se encontraron con que los jugadores que estaban entrenando no eran los del equipo de Maradona. “Como no quería bajonearme le dije a mi hija ‘no importa, ya está, al menos saquémonos una foto acá donde estaban las imágenes de Maradona”, relató.
Lo que ella todavía no sabía es que la suerte estaría de su lado y que pasaría algo impensado. Mientras Ana y su hija se estaban por ir apareció “un pibe” con la camiseta de la Selección con el que mantuvieron una breve charla y le contaron lo que habían ido a hacer.
“Nos pidió que los esperáramos afuera del estadio, que iba a tratar de hacer algo por nosotras”, contó Ana, quien para hacer tiempo se dirigió hasta el puesto de merchandising para comprar una remera oficial del club árabe.
Mientras estaba eligiendo el talle, Ana escuchó una voz que le preguntó al pibe “¿qué hacés vos acá?” y era nada más ni nada menos que Diego Armando Maradona.“El pibe le dijo: ‘Mira Diego, estoy acá con una señora enferma que vino a conocerte desde Mar del Plata’. Y Diego le respondió ‘andá a buscarla’. Y finalmente lo pude ver”, contó emocionadísima al revivir ese sueño hecho realidad.
“Me recibió con los brazos abiertos. Me dio tantos besos y abrazos...estuvimos un montón de tiempo charlando en el cordón de la vereda afuera del estadio. El quería que me quedara más y yo lo bromeaba y le decía ‘¿qué queres? ¿que vaya a preparar una tortilla de papa a tu casa¿’ y él se reía”, señaló con un tono picarezco.
A Diego le llamó la atención que Ana caminara lento y medio rengueando, por lo que ella finalmente le terminó explicando que tenía puestos 4 stents. Pero antes, se animó a hacerle una broma.
“Para cargarlo le di a entender que caminaba así porque no tenía unas zapatillas como la él, que estaban buenísimas. ¿Y sabés qué hizo después? me mandó de regalo unas zapatillas número 38 a mi hotel para ver si me servían para caminar mejor”, admitió.
“El pibe le dijo: ‘Mira Diego, estoy acá con una señora enferma que vino a conocerte desde Mar del Plata’. Y Diego le respondió ‘andá a buscarla’. Y finalmente lo pude ver”, contó emocionadísima al revivir ese sueño hecho realidad.
“Me recibió con los brazos abiertos. Me dio tantos besos y abrazos...estuvimos un montón de tiempo charlando en el cordón de la vereda afuera del estadio. El quería que me quedara más y yo lo bromeaba y le decía ‘¿qué queres? ¿que vaya a preparar una tortilla de papa a tu casa¿’ y él se reía”, señaló con un tono picarezco.
Ana es una mujer adorable que tiene un hablar ligero y un relato que cautiva. Es extrovertida, divertida y muy optimista. “Le canté todas la canciones de la hinchada de Huracán y él se mataba de risa”, dijo la fan del “Globo”.
“Diego me abrazaba y me apretaba mucho y yo le decía que aflojara un poco porque me iba a sacar los stents por la boca. A cada rato me apretaba los cachetes y decía ‘te tenés que cuidar, te tenés que cuidar’. Fue un amor de persona conmigo”, aseveró.
El encuentro duró casi tres horas y Ana aún conserva intactos todos los detalles de esa charla, sobre todo los gestos que hacía Maradona “con sus manos enormes”.
“Siempre que me hablaba me miraba fijo a los ojos. Después levantaba el dedo índice y señalaba al cielo como buscándola a su mamá”, recordó Ana, quien no se animó a confesarle su secreto para que Maradona no se pusiera mal.
“No le quise decir que me llamaba ‘Tota’, como su mamá porque iba a ser como un golpe bajo. Yo sentía que él había pegado buena química conmigo porque en el fondo se creía que estaba hablando con ella. Sobre todo porque me repetía ‘te tenés que cuidar’. Estoy convencida que era una frase que siempre se la decía a su madre”, enfatizó con convicción.
“En mi corazón sentí el afecto de una madre hacia su hijo. Lo vi una sola vez y me alcanzó para saber la calidad de ser humano que es. Ese cariño no se va porque fue dado de verdad”, contó la protagonista de esta conmovedora historia, que cuando llegó el momento de la despedida sostuvo: “Si Dios quiere te volveré a ver”.
Y así fue. La última vez que Ana estuvo cara a cara con el “10” fue en febrero de 2020, cuando Gimnasia y Esgrima de La Plata -el equipo que él dirigía- jugó contra Huracán. Voló a Buenos Aires y la producción de TyC le tramitó que pudiera ingresar al sector de prensa para luego firmar ese reencuentro, que hoy forma parte de un especial sobre la vida de Maradona.
“Lo vi muy deteriorado. Caminaba mal y lento”, recordó con un poco de bronca. Y comparó su apariencia con la que presentaba cuando estaba en Dubai: “Nada que ver. Allá estaba bien cuidado”.
“Me pareció muy injusto que yo teniendo 22 años más caminara mejor que él. No me dejó una buena impresión”, se lamentó.
La mujer se enteró de la muerte del Diego mirando TV, en la casa de su hija en la localidad bonaerense de Tapiales, donde se encuentra actualmente desde el inicio de cuarentena. “Lo que más me dolió es que yo me tengo que quedar en este mundo con mis 82 años y él, con 60 años, ya no está más”, dijo con nostalgia.
Ana se autodefine como “una jubilada que gana la mínima y que se gastó sus ahorros para ir a perseguir su sueño y lo logró”. Sin embargo le confesó a Infobae que antes de irse de este mundo le gustaría cumplir un sueño más...
“Necesito que alguien me ayude para tramitar un permiso e ir al cementerio para despedirme de él. Quiero dejarla sobre la tumba dos claveles, uno rojo y otro blanco, que son los colores de Huracán”, concluyó esperanzada una de las fanáticas más longevas de Diego Armando Maradona.
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