Es DJ, quedó ciego y no perdió su pasión: ahora pasa música vendado y se prepara para la vuelta de las discos

Debido a su diabetes tipo 1 desarrolló una retinopatía y hace cinco años perdió totalmente la visión. La música lo salvó, pero pronto llegó la pandemia y armó un estudio desde su casa para tocar vía streaming. Ahora pide “volver a trabajar, es lo que sé y puedo hacer”

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Jonathan Mazzeo fue contratado para
Jonathan Mazzeo fue contratado para animar varias fiestas del país, lo hace con una venda en sus ojos

Mientras lleva una venda negra , sus dedos acomodan las perillas de la consola para que suene algo de música trance psicodélica. Del otro lado el público baila, salta y mira con fascinación lo que Jonathan Mazzeo (32) -más conocido en redes como @Blind_project_dj- hace con tanta dedicación.

Desde hace cinco Jonathan es no vidente. Perdió la visión debido a una retinopatía ocasionada por su diabetes tipo 1. “Tanto la ceguera como el diagnóstico a mis cuatro años lo viví con mucho dolor, y una carga”, le cuenta a Infobae desde su casa en Moron.

La diabetes tipo 1 es una enfermedad crónica que afecta la producción de insulina (hormona producida por el páncreas que se ocupa de eliminar el azúcar de la sangre), y que por lo tanto produce un exceso de azúcar en la sangre de las personas. Como tratamiento se necesitan, precisamente, inyecciones de insulina. “No tengo tantos recuerdos de mi infancia, pero los pocos que guardo son bastante duros. Tenía que pincharme e inyectarme insulina dos veces al día. Siempre fue penoso”, admite.

La adolescencia fue el periodo más duro de su enfermedad. “No me cuidaba como debía, consumía más azúcar que la indicada o peor, no me inyecta la insulina prescripta. Eso me trajo varios problemas de salud”, dice con cierto arrepentimiento. ‘No sé si era la rebeldía de la edad o básicamente el cansancio de tener una enfermedad crónica”, se pregunta.

DJ Blind en acción

A partir de los 18 años empezó a tener problemas en la vista. “No le di mucha importancia. Iba al medico y todo eso, pero quería que me afectara lo menos posible”. Así que se concentró en buscar su futuro .

Y lo encontró en una pista de baile. “Desde que tenía 15 años esperaba cumplir la mayoría de edad para ir a Niceto Club a escuchar a Carlos Ruiz, un referente de la música tecno”, recuerda. Pudo hacerlo, y la primera vez que pisó ese espacio quedó fascinado. “Me convenció que debía hacer eso toda mi vida”.

Una vez que abrazó su vocación, decidió formarse. “No tenía plata, porque vengo de una familia de bajos recursos. Así que hice algunas changas y me inscribí en el curso de Ruiz. A la tercera clase me invitó a que le montara un set para uno de sus shows”. Con el tiempo se compró algunos equipos y comenzó a hacer presentaciones en distintos boliches del país con buena recepción del público.

Jonathan durante su adolescencia
Jonathan durante su adolescencia

La oscuridad

El 10 de agosto de 2015 se despertó con un dolor intenso en el ojo derecho. Del izquierdo hacia rato que había perdido la visión. “Me senté en la punta de la cama, y vi una mancha roja, era sangre. Desesperado fui a una guardia, y me dijeron que había sufrido un desprendimiento de retina. De todos modos, siempre guardaba algo de esperanza…”

Dos años antes de ese episodio había sido diagnosticado con retinopatía diabética, una complicación de su enfermedad y una de las causas principales de ceguera. Ocurre cuando la diabetes daña a los pequeños vasos sanguíneos de la retina, que es el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo.

“Escuchar a los médicos decirme todo eso fue un baldazo de agua fría, tuve miedo y bronca. Inicie el tratamiento de cinco meses, pero en diciembre perdí la visión total. Lo recuerdo como si fuera hoy: de golpe vi todo negro”, relata.

El estudio que se armó
El estudio que se armó en su casa de Morón donde convive con su madre y su hermana

Ese fue un momento de shock para toda la familia Mazzeo. Pero Jonathan se planteó salir adelante: “Pensé que tenía dos caminos: tirarme a morir, que siendo diabético es muy fácil o salir a adquirir nuevas herramientas para tener autonomía. Por suerte fui por la segunda opción. Me anoté en una escuela para no videntes, donde me enseñaron desde computación hasta atarme los cordones y, claro, a llevar el bastón. En un año y medio me recibí”, recuerda.

La luz interior

De vuelta a la vida, Jonathan salió a buscar trabajo. Le costó mucho, ya que la inserción laboral para personas con discapacidad es una deuda pendiente en la Argentina. Desmotivado, un día un amigo le propuso que volviera a sus bandejas.

“Fue muy lindo volver a ponerme los auriculares, sentir los botones, las perillas entre los dedos... para mi sorpresa me salió de manera natural”, dice y recuerda como “tímidamente me presenté a tocar primero para amigos, y después en presentaciones más grandes. Percibí que no había perdido la magia”.

Antes de perder la visión
Antes de perder la visión

Jonathan ya no es el mismo DJ de antes, ahora es mejor porque agudizó el sentido del tacto y el oído. “Ahora salgo a tocar con los ojos vendados, y la gente queda fascinada. Es muy gratificante sentir esa energía”.

Tal es así que en marzo de 2020, días antes de la llegada de la pandemia, se presentó en una fiesta privada y entregó vendas a los asistentes para que puedan apreciar la música con otros sentidos. “Fue un éxito percibir a esas 130 personas bailar al ritmo de mi música “.

Su amor por las mezclas lo comparte con su amigo de la infancia Sebastián Mohr. “Lo que más cuesta es preparar y ordenar las pistas, entonces él me dio una mano y se involucró tanto que le enseñe a mezclar. Ahora somos un dúo”, cuenta.

En plena pandemia tuvo que estar encerrado por ser paciente de riesgo en su casa de Morón, donde vive con su hermana y su madre, que está jubilada. “La espera se hizo más larga de lo prevista, así que convertí un espacio de mi casa en un estudio improvisado. Organizamos streamings por mi cuenta de Instagram porque es lo que amo hacer, pero claro, necesito volver a trabajar porque ahora solo vivo de mi pensión por discapacidad”.

A la espera de la nueva normalidad suena con regresar a su cabina. ” Quiero volver a trabajar como DJ porque es lo que sé hacer y puedo hacer”.

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