El rompehielos “Almirante Irizar” se prepara en la ciudad de Ushuaia para iniciar la tercera y última etapa de la Campaña Antártica de Verano 2020-2021, que tiene como objetivo reabastecer las bases nacionales y apoyar las tareas científicas en el Continente Blanco.
La embarcación emblema de la Armada Argentina regresó al puerto de la capital fueguina el viernes 19 de febrero, tras recorrer 6.200 millas náuticas en 35 días de navegación, que le sirvieron para reaprovisionar las bases Marambio, Esperanza, Orcadas, Belgrano II y la científica Carlini.
Tras su tarea en la terminal portuaria, el Irizar comenzó a prepararse para su próxima travesía con la colaboración de otro buque, el ARA “Canal Beagle”, que llegó a Ushuaia el lunes 22, proveniente de Buenos Aires, con carga y víveres.
Dicha embarcación al mando del capitán de Corbeta Ulises Gastón Hoyos se “amadrinó” al rompehielos para traspasarle “alimentos congelados, cocinas de campaña y tanques de combustible, entre otras cargas generales”, precisaron a Télam fuentes militares.
El buque dependiente del Comando de Transportes Navales había zarpado el lunes 15 desde la Dársena Norte del Apostadero Naval Buenos Aires, de modo de coincidir en Tierra del Fuego con el arribo del Irizar.
Las tareas logísticas se llevaron a cabo “siguiendo todos los protocolos sanitarios de prevención del coronavirus”, teniendo en cuenta que la Antártida es una zona libre de COVID-19, explicaron los voceros consultados.
El Irizar está siendo sometido a fiscalizaciones relacionadas con la gestión de los residuos antárticos, por parte de funcionarios de la Secretaría de Ambiente de Tierra del Fuego.
Es un trabajo conjunto entre el Comando Antártico Argentino, la Dirección Provincial de Puertos, la Secretaría de Malvinas, la Prefectura Naval Argentina y el Senasa, que busca “realizar una gestión integral de los residuos generados en las bases argentinas, siguiendo pautas técnicas y ambientales”, detallaron fuentes del gobierno fueguino en un comunicado.
Sobre el tema, la secretaria de Ambiente fueguina, Eugenia Álvarez, señaló: “Se descargan aquellos residuos con capacidad de tratamiento en jurisdicción provincial, para promover el empleo local de transportistas y operadores de residuos peligrosos y no peligrosos habilitados en la provincia”,
Las autoridades provinciales también auditaron los contenedores que lleva el Irizar con residuos ordinarios e incluso históricos acumulados desde hace años en las bases, y su traslado hasta las plantas operadoras de modo de asegurar la trazabilidad de los materiales.
Durante la segunda etapa de la CAV, el Irizar llegó hasta la base Belgrano II, la más austral de todas ubicada frente a un mar de hielo, y realizó el recambio de la dotación, lo mismo que sucedió en la base Orcadas.
A su vez, el traslado del personal que invernará en las bases antárticas se llevó a cabo desde Buenos Aires en aviones Hércules C-130 y posteriormente en dos Twin Otter y helicópteros Bell 212, todos de la Fuerza Aérea Argentina. El ARA “Canal Beagle” regresará a Buenos Aires una vez concluido el operativo logístico del Irizar.
La CAV se encuentra bajo control operacional del Comando Conjunto Antártico, dependiente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, y su objetivo es “realizar todas las acciones de abastecimiento de las bases argentinas y el apoyo logístico a las actividades científicas que desarrolla el país en la Antártida”, explicaron las fuentes militares.
En medio de excepcionales medidas de control sanitario, y luego de un pormenorizado análisis de riesgo, Argentina decidió el año pasado no interrumpir la tradicional campaña antártica de verano y su planificación incluyó una fase preliminar destinada al aislamiento de todo el personal embarcado en el Irizar y la instrucción del mismo en cuestiones sanitarias.
Tras un hisopado general a los tripulantes, tanto el personal militar como los científicos, quedaron aislados a bordo, estableciéndose un complejo mecanismo de aprovisionamiento de la nave mediante el cual proveedores y talleres de mantenimiento no establecen contacto personal con los tripulantes.
En las horas previas a la zarpada ocurrida el 4 de diciembre último, se realizó un segundo hisopado para determinar si todos los tripulantes estaban en condiciones de partir hacia el continente blanco. El buque zarpó al mando del Capitán de Navío Claudio Musso Soler y bajo su mando se encuentra una dotación de 241 personas.
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