La idea era repetir la rutina de todos los años. Alejandro Warman, de 55 años, había elegido la ciudad de Villa Carlos Paz realizar su viaje de vacaciones anual junto a su hijo Pablo (nombre ficticio, su identidad real se resguardó por ser menor de edad), de 11. Como sucedía cada año, se trataba un viaje exclusivo de padre e hijo. Sin Daniela, la pareja actual de Alejandro ni ningún amigo del pequeño.
“Es un viaje que hacemos cada año a diferentes partes. En año nuevo habíamos ido a Merlo los tres con mi pareja, pero este fue el primer viaje de los dos solos desde que empezó la pandemia”, relató Warman a Infobae en una conversación telefónica.
Sin embargo, a dos días de que el viaje finalizara, lo que había significado un momento de paz, diversión y conexión entre los dos, se transformó en horror y en pánico. Según el relato del padre, el pequeño fue succionado por el filtro de la pileta del hotel donde se hospedaban y, según los médicos que lo atendieron después, salvó su vida por una cuestión de segundos: fue clave la ayuda de cuatro adultos que asistieron al padre desesperado para poder desengancharlo del suelo de la piscina.
Alejandro y Pablo llegaron al Gran Turín Hotel Boutique, de Villa Carlos Paz, el 3 de febrero. La idea era permanecer hasta el sábado 13 y recién entonces regresar a su departamento del barrio porteño de Núñez.
“Es un viaje que siempre hacemos y era la tercera vez que yo iba a este hotel. Yo trabajo en turismo y había laburado con ellos muchas veces. Incluso, un día antes de que sucediera todo esto, había hablado con el dueño del hotel, de nombre Carmelo, para traer un charter de turistas en las vacaciones de invierno”, describió Warman.
Las vacaciones transcurrieron dentro de lo esperable hasta el jueves 11 de febrero.
“Mi hijo se había levantado al mediodía. Después nos fuimos a jugar un rato a una canchita de fútbol que tiene el complejo y decidimos ir a la tarde a la pileta climatizada”, relató Warman.
“Eran como las cinco de la tarde y estábamos en la pileta. Mi hijo jugaba con un amiguito que se hizo en el hotel con una pelota. Incluso estaban jugando en una parte donde los dos hacían pie. Yo me fui un rato a la parte del jacuzzi, que estaba al lado”.
“En un momento, lo perdí de vista a mi hijo y le pregunté al amigo dónde estaba. Me respondió que seguro se había metido debajo el agua y le estaba haciendo una broma. A los pocos segundos volví a preguntarle y me dijo que no sabía dónde se había metido”, completó.
Fue entonces cuando Alejandro entró en desesperación y se metió corriendo en la pileta. De acuerdo a su relato, fue entonces cuando vio a Pablo sumergido en el fondo del agua, inerte, como si estuviera sentado en cuclillas, con la zona de la cadera contra el suelo.
“Ahí me meto y lo veo a mi hijo que estaba ahí en cuclillas y ya sin responder, dormido, lo intentaba mover pero no reaccionaba. Salí a la superficie como loco y le pedí al guardavidas que me ayudara a sacarlo, pero no podíamos moverlo ni entre los dos. El filtro de la pileta le había chupado la malla a la altura de un glúteo y una pierna”.
“Como seguíamos sin poder sacarlo, le pedí ayuda a otros turistas. Y ahí se metieron dos hombres y una mujer que nos ayudaron a poder sacarlo del agua. La mujer entró en una crisis inmediata por lo que estaba pasando, estaba desbocada”, describió.
A los pocos minutos se hicieron presentes personal de bomberos, un policía y médicos de un servicio privado. Empezaron a atender al niño de 11 años al borde de la pileta.
“Apenas lo sacaron, mi hijo no tenía pulso. Yo lo único que preguntaba era si respiraba. Era lo único que me importaba. Después de un ratito me dijeron que estaba respirando y ahí me volvió el alma al cuerpo, aunque todavía mi hijo no reaccionaba”.
En medio del caos y la desesperación, Warman explicó que mientras todavía atendían al chico al borde de la pileta, se le acercó el dueño del hotel y le hizo un planteo insólito: “Este tal Carmelo me pidió si podía hablar yo con los médicos para ver si podíamos mover a mi hijo y seguir atendiéndolo en un lugar privado. No quería que el resto de los huéspedes vean la situación que estaba ocurriendo. Incluso, llegué a escucharlo que en un momento llamó a alguien y le dijo que venga inmediatamente, que había un problema con el filtro de la pileta”.
El niño de 11 fue derivado en una ambulancia privada al Hospital Municipal de Villa Carlos Paz, donde fue internado en terapia intensiva. “Cuando lo estaban subiendo a la ambulancia, uno de los médicos que lo atendió en la pileta me dijo ‘para que te des una idea de lo que pasó. Fue una cuestión de 15 segundos. Si vos hubieras llegado 15 segundos más tarde, esto era otra historia”.
Una vez en el hospital de Villa Carlos Paz, Pablo despertó, pero apenas se comunicaba. Las autoridades del centro de salud resolvieron así trasladarlo a la Clínica Vélez Sársfield, en Córdoba capital, donde se le realizarían estudios más complejos.
“Mientras íbamos en la ambulancia, mi hijo estaba despierto pero como ido. Yo le hablaba, pero no me respondía, me miraba con la vista perdida, pero no respondía. Yo estaba en pánico de que haya tenido algún tipo de secuelas, pero el médico me decía que había sido algo muy grave y que podía estar así por el estrés vivido. Nunca voy a olvidar esos 45 minutos de viaje”, afirmó el padre.
Una vez llegados a la clínica, el pequeño de 11 años fue derivado al área de terapia intensiva, donde permaneció durante tres días. Allí se le realizaron los primeros estudios de tórax, pulmones y un análisis preliminar neurológico.
Pero la odisea para Alejandro Warman todavía no había terminado. Una vez que Pablo fue retirado de la zona de terapia intensiva fue recién cuando su padre decidió volver a viajar a Villa Carlos Paz para retirar las pertenencias personales de ambos. Y fue allí cuando se encontró con otra sorpresa.
“Llego a la recepción y pido las llaves de mi habitación. Ahí me dicen que la habitación fue limpiada y reocupada y me invitaron a una sala contigua a la recepción. Una mujer, que creo que era la esposa del dueño, de nombre Marcela. Me dice que la acompañe. Me lleva a una sala y me muestra algunas de mis cosas. Me dice que ahí estaban mis pertenencias. No sólo me habían desvalijado la habitación cuando incluso todavía nos correspondía por el alquiler, sino que también empecé a notar que me faltaban cosas de valor. No tenía nada de lo que había guardado en la caja fuerte de la habitación”.
“Reclamé por lo que faltaba y se hicieron los desentendidos. Y ahí me fui directo a la policía para presentar una denuncia por lo ocurrido”.
Warman acudió a la sede de la Unión Judicial de Villa Carlos Paz, donde la fiscalía de instrucción le tomó la denuncia por lo ocurrido con su hijo en la pileta y con el robo de las pertenencias sufridas.
“La denuncia principal, por lo de mi hijo, fue que en primer lugar no pueden tener prendido el filtro cuando hay visitantes en el agua. Y segundo, al filtro le faltaba la tapa, por eso fue que lo succionó a mi hijo y él no podía salir”, relató Warman.
Según consta en la denuncia presentada ante la Justicia de Villa Carlos Paz, Warman denunció el robo de una alianza de casados de oro, un reloj Armani de colección, dinero en efectivo en pesos y dólares, cuatro camisas, dos jeans, dos pares de zapatillas, un cinturón y ropa interior.
De manera afortunada, Pablo se recuperó de la mejor manera del accidente sufrido. Así, antes de emprender el regreso en avión a la Ciudad de Buenos Aires, le contó todo lo que vivió en la pileta.
“Me dijo que se acordaba de todo. Que estaban jugando con una pelota y de repente empezó a sentir cómo la pileta lo empezó a chupar desde el suelo. Me dijo ‘Les pedí ayuda a los gritos debajo del agua, pero nadie me escuchaba’. Me dijo que luchó por salir hasta último momento hasta que se dio cuenta de que se iba a ahogar y se desmayó”, narró el padre.
“Pero lo peor es que en el lugar donde pasó esto, mi hijo hacía pie. No debía tener más de un metro y medio de profundidad, y él sabe nadar desde que era muy chiquito”, completó.
Desde las autoridades del hotel, el testimonio de lo sucedido encuentra numerosas confrontaciones con el testimonio y la denuncia realizada por Warman.
Eduardo González, abogado defensor del hotel de Villa Carlos Paz, aseguró en diálogo telefónico con Infobae: “Es indignante que un padre quiera medrar con una desgracia que afortunadamente no fue fatal (...) Es lamentable que él quiera continuar con una situación así, en vez de dar gracias a Dios que su hijo está sano y salvo, sin ningún tipo de consecuencias físicas, y que persiga medrar económicamente con un hecho de esta naturaleza”, afirmó.
Desde el hotel cuestionaron los motivos por los que pudo ocurrir el desvanecimiento del niño de 11 años e incluso apuntaron a la responsabilidad del propio padre por sobre el cuidado de su hijo.
“Pese a que hay carteles en las piletas, donde no se puede correr, uno no se puede zambullir, por la baja altura de la pileta, es habitual que los chicos corran o se zambullan o, como en este caso, se sintieron dos o tres voces que dijeron que el chico se había tirado en bomba. Tirarse en bomba es casi golpear con las plantas de los pies y golpear con los glúteos casi en la pileta”, afirmó.
“Este señor ha incurrido en una culpa in vigilando seria de dejar a su hijo sin la mirada paterna en un natatorio, permitiendo que pueda hacer cualquier desatino, propio de la edad, sin poder frenarlo (...) El mismo padre es el que dice que estaba en el jacuzzi, en otro lado, cuando tenía una criatura de once años que estaba jugando en un natatorio”.
Respecto al incidente, el abogado del hotel aseguró que las causas “no se han podido determinar objetivamente” e incluso se animó a refutar la versión del padre sobre el momento del rescate: “Evidentemente este chico estaba semidesvanecido, y contrariamente a lo que dice el padre, fue el bañero el que lo advirtió. Se arrojó, lo rescató y le realizó todas las asistencias para lo cual ellos están facultados y preparados”, aseguró.
“En este incidente no se ha podido determinar lo que ocurrió porque hay un sinfín de versiones. Una es la que del chico se tiró y golpeó… por eso la lesión que tenía aparentemente en la cadera, se puede atribuir al golpe del glúteo con el piso”.
Además, el letrado criticó el accionar de la policía, a la que acusó de estropear la escena del hecho, lo cual, según su punto de vista, podrá dificultar la determinación de las causas del accidente: “Lo que pasa es que después vino la policía al lugar del hecho y ensució totalmente la escena. Un policía andaba con una tapa de filtro debajo del brazo de acá para allá. Esto es un pueblo. Uno tira un petardo y vienen cinco dotaciones de bomberos. La gente se moviliza porque es un pañuelo. Lo peor es que la policía se la llevó la tapa”.
Respecto a la denuncia del robo de las pertenencias personales, el abogado del hotel advirtió que el establecimiento no tuvo nada que ver y hasta cuestionó las intenciones de Warman: “El hombre no hizo ningún reclamo al retirar sus cosas del hotel (...) Imagínese usted retirando sus efectos personales de un hotel y no advirtiendo que le faltan calzoncillos, cuatro camisas, dos pares de zapatillas, el reloj, dólares, que usted se vaya del hotel y que recién usted advierta que le falta todo eso cuando se fue”
“Todos esos bienes ocupan un tercio de la valija. Él hace la denuncia, pero en el hotel no hizo ninguna manifestación de que le faltaba nada”.
Por su lado, Pablo ya se recupera en la Ciudad de Buenos Aires. Aún tiene pequeños cortes y grandes hematomas en la espalda y en una pierna y todavía le restan algunos análisis para terminar de descartar que el episodio sufrido en las vacaciones con su papá no le haya dejado ningún tipo de secuelas.
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