“Mudarse a otro país es empezar de cero, es volver a nacer”, asegura Néstor Miotti (33), que en 2019 dejó la Argentina para vivir en Miami en pos de un futuro mejor. No solo lo logró a nivel personal, sino que inició un negocio que demostró ser un éxito.
En mayo del 2020, en plena pandemia, Néstor lanzó su emprendimiento de pastelería argentina: Churro World Co. “Vendo churros gourmet, vienen con dulce de leche, nutella, oreo, helado, sprinkles, ¡a la gente le encanta!”, describe a Infobae, todavía sorprendido por el crecimiento rápido en un contexto difícil.
Néstor no es pastelero, ni tampoco se dedicaba al rubro gastronómico. Lejos de eso, durante una década trabajó como administrador en una empresa de informática. Se crió en San Martín, está casado con Noelia, y tiene tres hijos: Santino (15), Renata (4) y Delfina (2). El universo gourmet era algo bastante desconocido para él.
A finales de 2018 quiso hacer un cambio. “Un poco por la inestabilidad económica y otro poco por ver la mala calidad de vida por la inseguridad cotidiana. Veía que los chicos no podían tener ciertas libertades, eso me pesaba y me angustiaba”, relata.
Entonces junto a su mujer optaron por armar un proyecto, presentarlo en el Consulado de los Estados Unidos y aplicar para la visa de inversión. “Para nuestra sorpresa les encantó. Después de algunos trámites salieron los papeles para emigrar de manera legal a Miami por cuatro años. Estábamos ilusionados”, recuerda.
El desarraigo no fue sencillo. Tuvieron que poner en venta el departamento, los muebles y los autos. En el momento clave, comunicaron a sus hijos la decisión tomada, sin embargo, la pareja estaba convencida de que esa era la mejor opción.
Después de 8 horas de vuelo, aterrizaron en Florida y eligieron la zona de Doral para empezar de cero. Instalados en la nueva casa y con los chicos inscriptos en la escuela, Néstor se metió de lleno en su proyecto. “Armé una fábrica para producir postres latinos: flan, torta tres leches y churros congelados. El objetivo era tener de clientes a restaurantes, distribuidoras y supermercados. No me fue bien para nada, acá hay mucha competencia. Me llevé una gran desilusión”, recuerda.
En paralelo, la llegada de la pandemia complicó aún más la posibilidad del negocio. “Había invertido mucho dinero, pero no funcionó. ¡Sentí desesperación!”, dice.
Comprometido con su objetivo, lo que siguió fue mucho trabajo. No bajó los brazos, y rearmó la propuesta: haría solo churros. “Sabía que el producto era de calidad. Lo había probado mi familia y le gustaba, también los vecinos... todos estaban fascinados con el sabor del churro”.
El 20 de mayo decidió inaugurar un foodtruck en Pembroke Pines de churros gourmet y lanzó la marca Churro World Co. “Solo abrimos cinco horas al día y nos visitan 100 personas. Son un éxito, la gente los aprecia mucho. Vendemos aproximadamente 20.000 unidades al mes”.
El crecimiento fue tan desmedido, que al poco tiempo instalaron otro punto de venta en Doral, con planes en proceso avanzado de un nuevo destino en Orlando. “En la bandeja familiar vienen 14 unidades y cuestan 10 dólares”.
Todo fue pensado. La marca lleva los colores de Miami: fucsia y verde agua pastel, con una estética familiar para que el producto premium pueda ser disfrutado por todos.
-¿Por qué te pusiste a vender churros ?
-Vi que había cierto desconocimiento al respecto y lo vi como oportunidad. Los quiero poner de moda. Tampoco quería hacer empanadas o medialunas, hay por todos lados. ¡Quería innovar!
-¿Te juega a favor o en contra ser argentino a la hora de abrir un negocio en los Estados Unidos ?
-Creo que a favor, porque con el arte culinario nos tiene bien catalogados. El producto ya tiene buena recepción. La gente nos ayudó mucho, nos tratan súper bien.
-¿Qué te gusta de vivir en los Estados Unidos?
-Todo: el orden, la seguridad, es otra calidad de vida. Además trabajás duro y ves el progreso, eso te da tranquilidad y entusiasmo para seguir. El clima es increíble. la playa está cerca... Estamos felices. Ver que los chicos pueden ir en bicicleta a la escuela que son libres.
-¿Qué no te gusta?
-Muy poco. Tal vez la comida y los vínculos, porque son más distantes. Uno extraña la salida con amigos y la familia.
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