El infectólogo Eduardo López advirtió que la segunda ola puede tener mayor impacto si no se acelera la vacunación en Argentina

El presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica advirtió sobre la demora en la recepción de las dosis para inocular a la mayor cantidad posible de adultos mayores, el sector que corre mayor riesgo. “La única manera de que uno evite hospitalización y mortalidad es vacunando a la población”, insistió

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Trabajadores de la salud independientes son vacunados contra el COVID-19 en el Estadio de River
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Eduardo López, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología Pediátrica, advirtió que la segunda ola puede tener un mayor impacto si no se acelera la vacunación, principalmente de los mayores de 60 años.

Tras el rebrote de fin de año, los casos se amesetaron, y ahora hay una baja pero más lenta. La segunda ola puede llegar si no tomamos con tiempo las medidas que tenemos que tomar”, advirtió el especialista.

López señaló que a pesar de que no es un virus estacional, en invierno siempre hubo mayor cantidad de casos por lo menos en Europa y en los países que se veranea en Costa. En tal sentido, aseguró que Argentina parecería que va en ese camino. “Lo que sí puede variar es la mortalidad y la hospitalización si vacunamos en tiempo y en forma. Tenemos que vacunar lo más rápidamente posible a la población vulnerable que es el adulto mayor, es decir los mayores de 60 años, que son 7.300.000 personas”, enfatizó.

En declaraciones a Radio Mitre, el infectólogo alertó que “si utilizamos el esquema de dos dosis, necesitamos fácilmente 15 millones y eso es lo que a todos nosotros nos preocupa, porque a medida que se corre el comienzo de la vacunación del adulto mayor, se acerca más al invierno”.

Argentina comenzó el 29 de diciembre su plan de inmunización
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Al ser consultado sobre la posibilidad de que la cantidad de gente vacunada más aquellos que ya tuvieron la enfermedad y tengan anticuerpos, haga que el año por delante sea un poco más relajado o que la segunda ola sea más leve, López fue contundente: “La única manera de que uno evite hospitalización y mortalidad es vacunando a la población”.

“Argentina tiene una gran población susceptible. Salvo los barrios populares, no se supera el 11% de la población con anticuerpos. Es decir que tenemos posibilidad de tener un brote durante la época de invierno”, añadió.

López recordó que la media de mortalidad en Argentina es de 74 años, “por lo tanto, tenemos que ir a vacunar a esa población. Nos está costando tener el número necesario de vacunas para cumplir con esa meta”, advirtió.

Para el infectólogo, hay dos datos importantes a tener en cuenta: “EEUU vacunó 46 millones de personas y le cayó la curva de mortalidad. E Israel que está vacunando a toda la población pero que comenzó por los adultos mayores, le cayó la mortalidad en un 30%. La vacuna aún no vacunando a toda la población, genera rápidamente un impacto positivo”.

Asimismo, López advirtió que si el gobierno nacional no aumenta la vacunación corremos el riesgo de introducir cepas nuevas donde las vacunas no son tan eficientes. “En la medida que uno detecte las nuevas cepas y el virus no se disemine, estamos tranquilos. Pero si el virus se disemina, es mucho más complejo”, alertó.

En la primera fase, solo se vacunará al personas de salud
En la primera fase, solo se vacunará al personas de salud

Respecto al porcentaje de población vacunada con el que se lograría la inmunidad y el tiempo que demandaría eso, López tampoco es optimista. “Con el 70 o 75% llegamos a la inmunidad siempre y cuando las mutaciones no sean de tal magnitud y se cree una cepa nueva. Si se crea una cepa nueva, habrá que hacer una vacuna todos los años como ocurre con la gripe. Hoy por hoy las mutaciones no necesitan una vacuna especial”.

“No sabemos cuándo vamos a terminar de vacunar a la población porque todavía no terminamos de vacunar a los médicos. El personal de salud son unas 800 mil personas y no hay más de 300 mil que tengan la vacunación completa. Si no vacunamos al personal de salud no podemos comenzar con los adultos mayores que ahí son más de 7 millones”, insistió.

Finalmente, el infectólogo aseguró que la pandemia de coronavirus impactará en la forma en la que nos relacionamos. “Hay determinadas conductas sociales que van a quedar. Creo que va a cambiar el saludo social, el beso y el abrazo interminable va a disminuir”. Sin embargo, admitió que cuando se toman este tipo de medidas “también bajan los casos de otros virus respiratorios de invierno y eso es positivo”.

Es real la posibilidad de que comencemos a ver epidemias o pandemias por virus nuevos con mayor frecuencia. Esto radica en el cambio de los ecosistemas, lo que provoca que los animales se acerquen a las ciudades. Cuando se le cambia el hábitat a cualquier animal, este va a buscar un nuevo hábitat y es uno de los riesgos. Además hay animales que no se enferman pero pueden contagiar a terceros”, concluyó.

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