En la Ciudad de Buenos Aires hay alrededor de 160 mil trabajadores de la salud. El gobierno porteño ya comenzó a vacunar a los que están en la primera fila luchando contra el coronavirus. Aunque aún no hay suficientes vacunas para todos los trabajadores del sector, un gran porcentaje de ellos están reacios a inocularse.
Así lo reveló el ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós, quien detalló que hasta ahora han recibido 40 mil dosis de la vacuna rusa Sputnik V. El funcionario explicó que aunque falta mucho para completar el total de los trabajadores del área, “no todos tienen la disposición de vacunarse”.
“La proporción está entre 60% y 70%, pero todavía nos falta un embarque importante para completar los trabajadores de la salud. Si el próximo embarque es numeroso, lo podremos hacer con ese y si es pequeño, tendremos que recibir otro embarque más”, señaló Quirós en declaraciones a Radio Con Vos.
Al mismo tiempo, el ministro adelantó que una vez que la Ciudad complete la vacunación de los trabajadores de la salud se pasará a la fase 2: los mayores de 60 años e institucionalizados.
“Si se cumple lo dicho por el Gobierno Nacional entre el 15 y 20 de febrero estaremos abriendo la inscripción para los mayores de edad”, aseguró Quirós.
Respecto al aumento de cantidad que se registró a finales del 2020 y en el comienzo de este año, Quirós recordó que “lo que la CIudad ha hecho de diciembre a esta parte es quintuplicar la cantidad de testeos para efectivizar la búsqueda activa que ha sido esencial para evitar un rebrote”.
“Quienes vienen de afuera cuando dan positivo se guardan. Cuesta más cuando son solo contacto estrecho. Por eso el testeo es esencial, si no es como manejar el auto sin brújula”, dijo Quirós y reveló que “solo con el turismo identificamos 8500 enfermos, que serían 8500 brotes”.
Al ser consultado sobre el regreso a la presencialidad en el ámbito escolar, Quirós señaló: “A un padre con miedo de llevar a su hijo al colegio le diría que revise las medidas de cuidado. El riesgo que el niño corra hay que balancearlo con el que está corriendo en su vínculo social, donde los cuidados son muy inferiores. En el escolar son con protocolos y supervisión”.
Al mismo tiempo, agregó: “Lo segundo, que compare el potencial riesgo con el daño que se está haciendo sin presencialidad”.
“Invitamos a la comunidad educativa a que participe y proponga protocolos. Los que propuso la Ciudad son de muy buena calidad, y si alguien tiene otras ideas por supuesto estamos dispuestos a escucharlos”, enfatizó.
Finalmente, el ministro se refirió al peligro que implicaría dejar de cumplir con las medidas de distanciamiento y el uso de barbijo o tapabocas, sobre todo hacia la época del año cuando comiencen las bajas temperaturas.
“Sabemos que por delante tenemos una segunda ola, no tengan ninguna duda, porque así ha ocurrido, es la epidemiología de esta enfermedad cursar por olas, pero cada ola tiene un comportamiento particular”, explicó.
En tal sentido, profundizó: “La primera tuvo que ver con el virus corriendo por los lugares donde es más fácil correr: en personas con dificultades socioeconómicas, que viven hacinadas, que tienen que laburar sí o sí; en trabajadores esenciales que se exponen al virus, y en personas con mucho contacto como los que están en cárceles o geriátricos. La segunda ola tiene que ver más con la interacción social porque luego de meses y meses la gente se fatiga y le cuesta sostener los cuidados”.
Quirós insistió en la necesidad de separar el contagio del supercontagio: “Si haces mucha interacción social en espacio abierto, naturalmente habrá algún contagios, pero no hay supercontagios. La gente en el invierno se encuentra en lugares cerrados con puertas y ventanas cerradas, ahí se produce un supercontagio como pasó en Europa”.
“En la Ciudad la tasa de cero prevalencia es más o menos entre el 30% y 40%. La segunda ola tiene muchísimo más que ver con la interacción social. Lo estamos viendo con mucha claridad en este momento. El mecanismo corre mucho más por el comportamiento”, concluyó.
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