Sencillas, suntuosas y ocultas bajo tierra: los secretos de las criptas de los templos y cementerios porteños

Enterratorios y lugares de culto, se hayan dispersas por toda la ciudad. Albergan religiosos, pero en algunas reposan desde virreyes hasta acaudalados benefactores

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Cripta de la parroquia de
Cripta de la parroquia de la Sagrada Concepción de Villa Devoto

La ciudad de Buenos Aires posee una historia subterránea increíble y muy poco conocida: túneles, cisternas, canales, sótanos y criptas describen narraciones y un pasado que quedó sepultado. Y si la ciudad se yergue majestuosa, cabe recordar las palabras del famoso soneto de Francisco Luis Bernárdez: “…Porque después de todo he comprendido/ que lo que el árbol tiene de florido/vive de lo que tiene sepultado.”

La palabra cripta (del latín crypta y a su vez del griego kryptē) etimológicamente significa esconder, lo cual indica bien su significado. En términos modernos, una cripta es un espacio utilizado para ser enterratorios o lugares de culto. Normalmente están ubicadas en cementerios y edificios religiosos. Estos mismos espacios, pero sobre el nivel del suelo, se llaman mausoleos, un edificio más complejo destinado a lugar de entierro, para una o muchas personas.

Iglesia Catedral de la Santísima Trinidad (la catedral de Buenos Aires tiene una advocación, es decir un nombre y es “de la Santísima Trinidad” no solo “Catedral” ). Aunque no hay documentos a partir de los cuales se pueda determinar el año de la construcción de su cripta, se presume que se realizó en los primeros años del siglo XVIII. Muy por el contrario de lo que se puede sospechar, es un espacio pequeño, abovedado, de techo bajo y muy sencillo. Al principio la misma poseía salida al exterior, que daba al huerto de la catedral, pero con las sucesivas ampliaciones del templo, el presbiterio avanzó por sobre la cripta y hoy su ingreso se encuentra detrás del retablo mayor, por ambas naves laterales. En ella se encuentran arzobispos, obispos y clérigos. Uno de los laicos más ilustres es el virrey Don Joaquín del Pino y Rozas, casado con Doña Rafaela de Vera y Mujica la famosa “Virreina Vieja”, cuyos restos se encuentran en la iglesia del Pilar de Recoleta.

Cripta de la Basílica de
Cripta de la Basílica de Nuestra Señora de Lima de Buenos Aires

Parroquia de San Miguel Arcángel (el templo se denomina nuestra señora de los Remedios y el territorio parroquial, San Miguel arcángel): Se ingresa a la cripta por la calle Suipacha. Se desciende por unas escaleras, luego se gira a la derecha y se encuentra este pequeño espacio que fue restaurado para los oficios religiosos mientras el templo permaneció cerrado con motivo de su restauración. Esta se construyó en 1913 por donación de doña Carlota Díaz de Vivar de Unzué. Dividida después de 1955 en dos, es en la actualidad salón de actos y la cripta san Juan Pablo II. Es el lugar de sepultura del presbítero Juan Alonso González, fundador en Buenos Aires de la “Hermandad de la Santa caridad de Nuestro Señor Jesucristo”, con la función de asistir a los menesterosos en la enfermedad y la muerte, y del presbítero Aragón y José González Islas, hijo del anterior. Su padre tomó los hábitos al enviudar.

Santa Casa de Ejercicios Espirituales: Su cripta fue hallada por casualidad durante unas tareas de restauración en enero del año 2009. La mañana del miércoles 7 de enero unos obreros notaron en uno de los patios que el piso sonaba a hueco, decidieron excavar y gran parte de la mampostería cayó en un pozo. Alertadas por este hecho, las autoridades de la casa concurrieron al lugar. Si bien se sabía que la casa poseía una cripta y varias cisternas, el lugar de su ubicación con el paso de los siglos se había perdido. El director del complejo museológico de la Santa Casa junto con algunos obreros bajaron al lugar y ante sus ojos se encontraron con la cripta de las madres beatas y grandes arquerías que podrían ser de almacenamiento. Fotografiado el lugar este fue señalizado para que en algún futuro se pudiera realizar en este sitio un importante estudio arqueológico y abrir el mismo a la comunidad.

Cripta de la Basílica del
Cripta de la Basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires

Basílica de Santa Rosa de Lima: Tiene su ingreso por la calle Pasco. Es de planta cuadrada, con dos anillos octogonales de columnas que están debajo de las que se encuentran en el templo principal. Son también de mármol pero rosado. El altar Mayor está tallado en mármol de Carrara presenta apliques con láminas de oro y posee una réplica exacta del grupo escultórico La Piedad, de Miguel Ángel. La cripta es el lugar de descanso de la bienhechora del templo María de los Remedios Unzué, quien falleció en 1950 y fue trasladada a la Basílica en 1955 junto con los restos de su esposo, Ángel Torcuato de Alvear, fallecido en París en 1905. Hay también un altar Menor dedicado a Santa Teresita del Niño Jesús y la primera imagen que el templo tuvo del Sagrado Corazón.

Basílica del Santísimo Sacramento: Se inauguró en 1911, cuatro años antes que el templo del nivel superior. Entre las puertas de entrada a la misma se encuentra la tumba de la benefactora de la basílica Mercedes Castellanos de Anchorena, que corresponde a la base del campanario central. También está el sepulcro del primer cardenal latinoamericano, el argentino Santiago Luis Copello. Al construir la cripta, el arquitecto religioso salesiano Rdo. P. Ernesto Vespiniani quitó del proyecto inicial dos hileras de columnas, con las que Mercedes Anchorena mandó construir otra iglesia: Nuestra Señora de las Mercedes en el barrio de Belgrano. Se construyó en solo tres años y fue realizada con materiales traídos de Europa, piso granítico de Alemania; mármoles y luminarias de Italia; columnas de piedra de una sola pieza, y bancos de maderas de Brujas, Bélgica.

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Cripta de la Basílica de San Antonio de Padua de Villa Devoto, que guarda los restos de Antonio Devoto

Basílica San Antonio de Padua de Villa Devoto: A la cripta de la basílica se ingresa por el templo -a la derecha del mismo-, donde se ubica un calvario y una escalera. Ella concluye en la puerta de la cripta. Allí se puede observar una estatua de la dolorosa que realizó Eduardo Rubino, el mismo que hizo el monumento a Mitre en Recoleta. En la nave principal descansan los restos del conde Antonio Devoto. A los costados están ubicados los sarcófagos de las dos esposas del conde: Rosa Viale a la izquierda y Elina Pombo a la derecha. Hay dos imágenes una del Inmaculado Corazón de María y otra del Sagrado Corazón. Estas flanquearon a San Antonio en el retablo principal del templo. Se removieron cuando se realizó la reforma de este retablo y se reubicaron los candelabros en sus lugares originales.

Parroquia de la Inmaculada Concepción de Devoto: Se ingresa por el patio de la parroquia. Se encuentra casi a la mitad del templo, debajo de la nave lateral. A comparación de las anteriores es muy pequeña y simple. Posee arcos bajos y está muy despojada.

Cripta del Santuario de Jesús
Cripta del Santuario de Jesús Sacramentado de Buenos Aires

Santuario de Jesús Sacramentado: Allí no solo están sepultados los donantes del templo, sino la Madre fundadora de la congregación de la Siervas de Jesús Sacramentado, la Sierva de Dios Madre Benita Arias. La iglesia fue proyectada por los arquitectos Merry, Raines y Sackmann. Comenzó a construirse en 1893, con aportes de los vecinos del barrio y sus benefactores Filemón de los Santos Unzué, Rey Santos Unzué su esposa, Francisca Carlota del Corazón de Jesús Díaz de Vivar Rodríguez Pita y varios miembros de su familia. Es de cañón corrido, con una ábside con ventanas y un muy bello altar en mármol.

Basílica de María Auxiliadora y San Carlos: la cripta está constituida por una nave central y dos naves laterales, separadas entre sí por columnas octogonales. Y al contrario que la iglesia superior, esta es sobria y despojada de ornamentación. Se ingresa a la misma, atravesando imponente portones de bronce que se encuentran sobre la calle Quintino Bocayuva, casi en la esquina de Hipólito Irigoyen. El punto de máxima relevancia viene dado por un baldaquino, debajo del cual está el altar mayor de mármol. Bajo la mesa del altar se ubica, en bajorrelieve, una obra representativa del purgatorio realizada por el artista turinés Sassi. Doña Teodolinda Fernández de Alvear fue una de las bienhechoras.

Cripta de la Santisima Trinidad
Cripta de la Santisima Trinidad de la Ciudad de Buenos Aires

Parroquia de la Santísima Trinidad: Pertenece a la orden de los padres Trinitarios y fue proyectada como una gran edificación elevada con torres y cúpula. Pero sólo se realizó la cripta. En 1915, el Rdo. Padre Lorenzo de la Concepción (que 1937 será martirizado en Madrid durante la guerra civil Española) visitará como provincial de la orden toda Sudamérica, pero en su pensamiento albergaba la idea de fundar una casa en la ciudad “de la santa Trinidad del puerto de nuestra señora de los Buenos Aires”. Al llegar solicitó un encuentro con el arzobispo el doctor Mariano Antonio Espinosa, de quien obtuvo su beneplácito verbal para la fundación. A mediados de marzo de 1916, el R. P. Lorenzo de la Concepción encontró el decreto de admisión de la comunidad Trinitaria en la arquidiócesis de la Santísima Trinidad de Buenos Aires, expedido por el arzobispo Dr. Mariano Antonio Espinosa con fecha del 25 de enero del mismo año. En el decreto de admisión se requería que la comunidad se instale en uno de los nuevos barrios de la ciudad de Buenos Aires. Cumpliendo con el pedido y con la ayuda de los padres carmelitas, van hacia la periferia, al nuevo barrio de Núñez-Saavedra, por entonces sólo quintas, pero que ya se comenzaba a poblar. Con fecha 27 de mayo de 1917 expidió un decreto creando la parroquia de la Santísima Trinidad bajo la cura pastoral de los padres Trinitarios. Luego de instalase en varios lugares del nuevo barrio, el 23 de octubre de 1924 se adquieren los terrenos sobre la avenida Cabildo y Crisólogo Larralde. El 5 de abril de 1925 se colocó la piedra fundamental del futuro templo, bendecida por el delegado del administrador apostólico de la arquidiócesis, Mons. Fortunato J Devoto y actuó de madrina la señora Dámasa Zelaya de Saavedra. Cuando ya los muros exteriores medían varios metros, se cambiaron los planos con el propósito de construir primero una amplia cripta y el 8 de diciembre de 1928 pudo celebrarse la primera misa, gracias a la ayuda monetaria de la Sra. De Saavedra con la cual se pudo concluir el templo subterráneo. La bendición del espacio se llevó a cabo el 25 de mayo de 1929 y estuvo a cargo de Mons. Santiago Luis Copello. Varias familias serán las que donen los elementos para embellecer la iglesia. La construcción final del templo superior nunca pudo ser concluida por cuestiones monetarias y arquitectónicas. Lo poco construido se techó y se convirtió en salón parroquial. Así es como hoy el templo parroquial de la Santísima Trinidad funciona en una espaciosa y muy hermosa cripta.

Cripta de la Capilla del
Cripta de la Capilla del Cementerio Británico de Buenos Aires que guarda restos de combatientes de Guerras Mundiales y trabajadores del ferrocarril

Cementerio de la Chacarita: Todos los panteones de las diversas asociaciones y las bóvedas familiares poseen criptas. Pero como dato curioso haré mención sólo de una: la Cripta capilla del cementerio Británico. Este cementerio -junto al alemán- no es del estado municipal sino que es privado. Son los únicos de este tipo en la ciudad de Buenos Aires. En la cripta de la capilla del cementerio descansan las cenizas de muchos argentinos descendientes de ingleses que fueron a combatir en la primera y en la segunda guerra mundial. Estos últimos se enrolaron a favor de los aliados en los escuadrones británicos. Alrededor de 4000 argentinos fueron a luchar en estas guerras mundiales. Y en la Segunda Guerra, en 1942, algunos formaron una escuadra de 270 pilotos en la Real Fuerza Aérea Británica (la RAF) tenían a Patoruzú como símbolo y lucharon en importantes batallas contra los nazis. Hoy muchos están sepultados en esa cripta y la bandera Argentina junto con la inglesa custodia sus restos. También muchos que trabajaron en la construcción de los ferrocarriles.

Como vemos, debajo de los lugares de culto, hay otros lugares que merecen ser visitados. Ojalá que las autoridades de cada lugar permitan el acceso al público de estas criptas, porque estos “tesoros bajo tierra” de nuestra ciudad no son para ser escondidos o cerrados con candados para que nadie los vea ni sepan sus historias, sino para ser compartidos por todos.

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