Gonzalo Guerrero, el náufrago español que en 1512 se convirtió en guerrero y jefe maya

Sea por traición o por supervivencia, lo cierto es que el destino llevó a este soldado a cambiar de bando. Hernán Cortés quiso recuperarlo como guía e intérprete, pero fracasó. Se integró tanto a los indígenas del Yucatán que hoy se lo evoca como “padre del mestizaje”

Tráiler de un film sobre Gonzalo Guerrero

La serie española El Ministerio del Tiempo le dedicó un episodio -el n°29, “Tiempo de conquista”- a este personaje fascinante del siglo XVI. Es uno de los tantos destinos excepcionales que produjo el encuentro de dos civilizaciones que hasta entonces se ignoraban, historias que la literatura y el cine todavía no han frecuentado lo suficiente.

En la ficción española, la misión de los viajeros en el tiempo es encontrar al otro español que sobrevivió entre los mayas -el clérigo Jerónimo de Aguilar- pero que, a diferencia de Guerrero, no se integró a esa civilización, sino que, al llegar Hernán Cortés, se sumó como intérprete a su expedición de conquista.

Gonzalo Guerrero había llegado a las costas mayas, en la península de Yucatán, en el año 1512. Junto a un puñado de sobrevivientes del naufragio de un barco español, logran alcanzar las orillas casi de estado de inanición.

Se creen a salvo, pero enseguida caerán en manos de guerreros mayas para nada amistosos. Algunos mueren en esa primera refriega y los sobrevivientes son capturados y esclavizados. Entre ellos, está Guerrero y también un sacerdote, Jerónimo de Aguilar.

Las enfermedades, las malas condiciones del cautiverio y el trabajo duro que se les exige, siguen diezmando al grupo hasta que sólo quedan Guerrero y Aguilar.

Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar en un episodio de El Ministerio del Tiempo

Poco a poco, Gonzalo Guerrero se va adaptando a las costumbres y valores mayas, aprende el idioma y empieza a apreciar la idiosincrasia aborigen.

Mientras Aguilar se mantiene fiel a su fe y a su patria, Guerrero, convertido en uno más de la tribu, encuentra la ocasión de mostrarles su adhesión luchando de su lado contra otras tribus enemigas. Se destaca por su destreza y conocimientos militares que empieza además a compartir con sus nuevos paisanos.

Tanto se hace valer que le ofrecen la libertad. Pero él ya no la quiere. Decide quedarse con los mayas y toma por esposa a Zazil Há, la hija de un jefe de la tribu con la cual tendrá tres hijos, posiblemente los primeros mestizos de español e india.

A partir de entonces, combatirá a los españoles durante veinte años en defensa del territorio maya.

QUÉ DICEN LAS CRÓNICAS DE LA ÉPOCA SOBRE GUERRERO

Siendo extraordinaria en sí misma, su historia dio sin embargo pie a muchos mitos, por el afán de rellenar los huecos dejados por la crónica. Una de las primeras fuentes sobre la vida de este desertor son los relatos de un contemporáneo, Bernal Díaz del Castillo, autor de Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Además, Guerrero es mencionado en el libro del confesor de Hernán Cortés, Francisco López de Gómara, Historia de la conquista de México.

La evolución de Guerrero, de soldado español a combatiente y caudillo maya

Se sabe poco sobre la vida de este soldado antes del naufragio en las costas mayas. Bernal Díaz del Castillo dice que Guerrero, nacido en torno de 1470, “era hombre de mar, natural de Palos”, el famoso puerto de Andalucía de donde zarparon las tres carabelas de Cristóbal Colón.

En 1511, con 41 años de edad, se embarcó en una de las naves de la flota de Diego de Nicuesa con rumbo a Santo Domingo. Nicuesa era el gobernador de Veragua (hoy territorio de Panamá, Costa Rica y Nicaragua).

Una fuerte tormenta interrumpió dramáticamente el viaje. Del naufragio se salvaron sólo 20, entre ellos Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar, el sacerdote. En uno de los botes lograron llegar a tierra firme. Era la costa de Yucatán.

Del Castillo reproduce el relato de Aguilar: “Dijo que se había perdido él y otros quince hombres y dos mujeres, que iban desde el Darién a la isla de Santo Domingo, cuando hubo diferencias y pleitos de un Enciso y Valdivia, y dijo que llevaban diez mil pesos de oro y los procesos de los unos contra los otros, y que el navío en que iban dio en los Alacranes, que no pudo navegar, y que en el batel del mismo navío se metieron él y sus compañeros y dos mujeres, creyendo tomar rumbo a la isla de Cuba o a Jamaica, y que las corrientes eran muy grandes, que les echaron en aquella tierra”.

Aquella tierra era dominio maya e inmediatamente fueron capturados. Algunos sobrevivientes fueron sacrificados a los dioses mayas. El resto, encerrados en jaulas de madera.

El actor Miguel Ángel Muñoz interpreta al marino español Gonzalo Guerrero. Aquí, encerrado en una jaula de madera, prisionero de los mayas

“Dijo que los calachiones [N. de la R: nombre que se daba a las jurisdicciones mayas] de aquella comarca los repartieron entre sí, y que había sacrificado a los ídolos muchos de sus compañeros, y de ellos se habían muerto de dolencia, y las mujeres, que poco tiempo había pasado que de trabajo también se murieron, porque las hacían moler”.

Siete años habían pasado desde el naufragio, cuando llega Hernán Cortés desde Cuba, en 1519. El conquistador ha oído hablar de esos dos españoles que viven entre los indios y para él es una gran noticia: le serán de mucha utilidad, como guías, intérpretes e informantes. Se dirige entonces a la Isla de Cozumel para rescatarlos y sumarlos a su expedición.

Trata de ubicarlos, con el auxilio de un lengua o traductor, que lo ayudó a indagar sobre el paradero de Guerrero. “Con Melchorejo, el de la Punta de Cotoche, que entendía ya poca cosa de la lengua de Castilla y sabía muy bien la de Cozumel, se lo preguntó a todos los principales, y todos a una dijeron que habían conocido ciertos españoles, y daban señas de ellos, y que en la tierra adentro, andadura de dos días, estaban, y los tenían por esclavos unos caciques, y que allí en Cozumel había indios mercaderes que les hablaron hacía pocos días”, cuenta el cronista.

“De lo cual todos nos alegramos”, agrega Bernal Díaz del Castillo, aludiendo a la ventaja que representaría para ellos contar con un conocedor del idioma y costumbres mayas.

El actor David Marín en una escena del film mexicano "Entre dos mundos, la historia de Gonzalo Guerrero"

Cortés envió cartas y ofreció recompensas a los españoles y dispuso que dos naves los esperaran en la costa. Jerónimo de Aguilar acude de inmediato ante la convocatoria del futuro conquistador de México. Pero Gonzalo Guerrero lo desaira: no piensa regresar, no abandonará a su familia ni a su nuevo pueblo.

Según Del Castillo, Guerrero le dijo a su compañero de desventuras: “Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Id vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mí cuando me vean esos españoles ir de esta manera? Y ya veis estos mis hijitos cuán bonitos son”.

Como se dijo, Guerrero se había ganado la confianza del cacique maya Na Chan can y terminó siendo un indígena más. En realidad, un jefe militar. Se había perforado las orejas y el labio inferior.

Aguilar insistió, le recordó sus orígenes cristianos y hasta le sugirió llevar a su familia, pero todo fue en vano.

Cuando el clérigo se encontró con Cortés y le explicó lo sucedido, éste lo tomó como una afrenta personal. Además, estaba profundamente contrariado por perder la ventaja que esperaba tener teniendo a Guerrero a su lado.

David Marín en el rol de Gonzalo Guerrero en otra escena de "Entre dos mundos"

Para Cortés y varios de su grupo, lo de Guerrero fue una traición. No sólo por querer permanecer con los mayas, sino sobre todo por enseñarles tácticas militares que mejoraron su resistencia y demoraron la conquista de Yucatán.

En realidad, Guerrero ya había cruzado una línea de difícil retorno: antes de la llegada de Cortés, había enfrentado a otras expediciones españolas; la de Francisco Hernández de Córdoba en 1517 -considerado el “descubridor” de Yucatán- y la de Juan de Grijalva, que exploró las costas de esa región en 1518.

Pero su nombre quedará en las crónicas de la época a partir de su enfrentamiento en 1527 contra Francisco de Montejo. Este, que había participado de la expedición de Cortés, en 1526 fue comisionado por la Corona para conquistar Yucatán. También él intentó inútilmente convencer a Guerrero de que volviera al redil.

Al parecer, en un comienzo, el maya converso entretuvo al Adelantado de la Corona haciéndole creer que estaba de parte de España, mientras fortificaba la ciudad de Chetumal la ciudad gobernada por su suegro, el cacique Nachan Can (y que hoy es capital del estado de Quintana Roo), para resistir la conquista luchando junto a su nuevo pueblo. Por este motivo, a los conquistadores les tomó varios años más de lo previsto imponerse en la región.

Así lo cuenta Del Castillo: “Montejo gastó otros seis o siete años en pacificar la provincia, en los cuales pasó mucha hambre, trabajo y peligro, especial cuando lo quiso matar en Chetumal Gonzalo Guerrero, que capitaneaba a los indios; el cual había más de veinte años que estaba casado allí con una india, y traía heridas las orejas, corona y trenza de cabellos, como los naturales, por lo cual no quiso irse a Cortés con Aguilar, su compañero”.

Monumento al mestizaje erigido en memoria de Gonzalo Guerrero en Chetumal, en el estado mexicano de Quintana Roo, península de Yucatán

Aparentemente, en uno de los muchos combates que libró contra sus antiguos compatriotas, Guerrero recibió un tiro de arcabuz y murió. Un informe del 14 de agosto de 1536 menciona el cadáver de un hombre blanco vestido como un maya.

Pero no existe una prueba fehaciente de que fuese Guerrero.

El personaje es recordado hoy en varios monumentos mexicanos como “padre del mestizaje” y por él la ciudad de Chetumal es llamada “cuna del mestizaje”.

La historia de Guerrero tiene muchos puntos de contacto con el argumento del film Un hombre llamado caballo (1970), protagonizada por Richard Harris, que cuenta la historia de un aristócrata inglés amante de la caza, John Morgan, que es capturado por una tribu Sioux. Primero es esclavizado, maltratado y usado como animal de carga, hasta que, durante el ataque de una tribu rival, demuestra su astucia y coraje defendiendo a sus captores. A partir de ese momento, cambia su estatus y progresivamente se va integrando para finalmente casarse con la hermana del cacique, previo ritual de iniciación para ser miembro pleno de la tribu. También en este caso, Morgan entrena a los indios en las tácticas de combate que conoce y que les permiten sacar un mayor rendimiento de sus recursos en armas y hombres.

Pero Un hombre llamado caballo es el producto de la imaginación de una escritora, Dorothy M. Johnson, que la publicó en forma de cuento en 1950. Al igual que el argumento, más cercano, del film Avatar, en el que Jake, un recién llegado de la Tierra, termina luchando por salvar ese extraño mundo al que ya siente como propio.

En cambio, la extraordinaria aventura humana de Gonzalo Guerrero es totalmente real y supera la ficción.

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