“Fabricaremos televisores miniatura, del tamaño de una linterna. Ya no hará falta comprar el diario”, dice una voz en off en el cortometraje Televisión, el ojo del mañana (24 minutos de duración), dirigido por JK Raymond Millet y adaptado de Cine total: ensayo sobre las formas futuras del cine, del escritor René Barjavel.
El film acierta en predecir que en esas pantallitas miraremos las noticias, “leeremos el editorial político, o la crónica de moda, o el noticiero deportivo e incluso las palabras cruzadas”; hoy diríamos los jueguitos. “Por no hablar de la telenovela”, dice el film de Raymond Millet; hoy diríamos de la serie.
Impacta su anticipo de que “la calle ofrecerá un espectáculo singular”... el de todos los transeúntes enfrascados en sus pantallitas, llevándose unos a otros por delante o causando incidentes de tránsito.
René Barjavel (1911-1985) está considerado como un precursor de la novela de ciencia ficción en Francia que después de 1905, año de la muerte de Julio Verne, carecía de émulos de ese gran autor francés de novelas futuristas.
Barjavel, que también fue periodista y guionista de cine, empezó a publicar en la década del 40. La televisión en los hogares era una novedad reciente. Pensemos que las primeras emisiones se hicieron a finales de los años 20 y las transmisiones regulares se iniciaron a mediados de la década de 1930.
La mirada de Barjavel sobre los efectos que tendría este invento en la vida cotidiana no es precisamente optimista.
En Televisión, el ojo del mañana, mezcla de ficción y documental, se muestra, desde los estudios de un canal, cómo se fabrican los productos que, a través de cables subterráneos y luego de antenas, ubicadas en ese entonces en lo alto de la Torre Eiffel, llegan a las casas.
Pero, partiendo de esa descripción del presente, de las novedades de la posguerra, el tema central del cortometraje es la omnipresencia que Barjavel intuye tendrán muy pronto esos aparatos en nuestras vidas. El escritor falleció en 1985, sin llegar a ver cómo se cumplían sus predicciones a través del celular inteligente, la videoconferencia y la videovigilancia; elementos que intuye con una precisión sorprendente.
En una escena, imagina incluso algunas de las situaciones embarazosas recientemente vividas por causa del zoom, cuando las cámaras invaden la intimidad: en el film, una señorita sale de la ducha a atender el teléfono sin darse cuenta de que tiene abierta la pantalla del teléfono. El cortometraje es futurista hasta en eso: se atreve a mostrar un desnudo femenino -o medio desnudo femenino-, algo revolucionario para 1947.
LA VIDEOVIGILANCIA SEGÚN BARJAVEL
“¿Saben ustedes que tal vez mañana en las calles de París no haya policías?”, pregunta la voz en off del documental.
“Bastará con que (la ciudad) sea barrida por cámaras de televisión y en la prefectura agentes atentos vigilen en múltiples pantallas la vida de la capital”, anticipa.
Viene luego el ejemplo de la captura de un ladrón, a todas luces un punga, perseguido sin suerte por sus víctimas a través de las calles de París, pero al que la policía ubica y captura gracias a las cámaras de vigilancia.
VIDEO: LA CAPTURA DE UN LADRÓN GRACIAS A LA VIDEOVIGILANCIA
Todo muy fácil… siempre y cuando haya alguien mirando los monitores y móviles disponibles distribuidos por toda la ciudad. Pero ésa es otra historia.
“UN MUNDO MARAVILLOSO Y TERRIBLE”
“La ciencia, por las fuerzas que libera, destruirá un día al mundo. Antes de golpearlo, lo construirá maravilloso y terrible”, pronostica Barjavel.
El escritor pinta un cuadro muy sombrío del progreso y de la tecnología, visión que comparte con otros autores, ciertamente. No deja de acercarse terriblemente a la verdad, como cuando dice que hasta se nos privará de la libertad de elegir: “Las máquinas arrancarán al hombre de su penar y lo encadenarán a miles de nuevas necesidades. Las máquinas harán todo por él, hasta elegir. El individuo se borrará, se fundirá en la carne y en el alma colectivas. Cuando llegue el día de su muerte, ya no quedará nada para matar en él…”
Cuando Barjavel empezó a publicar, se hablaba de novela de anticipación; la expresión ciencia ficción es un anglicismo que se adoptará más tarde. Su temática no deja de ser la típica del género: el fin del mundo, el apocalipsis, el viaje al pasado o al futuro, la regresión de la humanidad a la barbarie y las catástrofes causadas por el hombre a través de la hipertrofia de la tecnología o de su uso maligno.
LA PARADOJA DEL ABUELO
Se le atribuye a Barjavel el haber formulado por primera vez en su novela Le voyageur imprudent (El viajero imprudente), publicada en 1942, la “paradoja del abuelo” o “paradoja del viaje en el tiempo”, un argumento presente en el film Regreso al futuro de Robert Zemeckis.
Si una persona realiza un viaje en el tiempo y mata al padre biológico de su padre o madre, es decir a su abuelo, antes de que éste haya conocido a la futura abuela y concebido al hijo o hija, entonces tampoco el viajero será concebido, de manera tal que éste no podrá realizar ese viaje en el tiempo. Al no poder viajar al pasado, tampoco podrá matar a su abuelo, y será concebido. Al ser concebido y existir, sí podrá viajar al pasado e hipotéticamente matar a su abuelo… etcétera etcétera, y así se repite al infinito este razonamiento circular.
Un elemento que también aparece en otras novelas y películas, como en Terminator, cuando desde el futuro llega un enviado con la misión de impedir el asesinato de la madre de un futuro líder…
Las inquietudes de Barjavel frente al progreso no eran exclusividad suya, estaban presentes en muchos otros autores. Por entonces Georges Bernanos publicaba Francia contra los robots (1944), René Guénon, La crisis del mundo moderno (1927), y en 1932 Aldous Huxley había publicado su célebre distopía Un mundo feliz, una visión pesimista de la sociedad de consumo.
Entre las obras de René Barjavel traducidas al castellano, están La noche de los tiempos (1968), Los caminos a Katmandú (1969) y El gran secreto (1973).
En el cortometraje, el realizador, con una mezcla de documental y situaciones humorísticas, se centra en uno de los anticipos de Barjavel: la movilidad de las pantallas y la posibilidad de mirar contenidos en cualquier parte, en el café, en la calle, en el subte...Pero en su ensayo, de nombre significativo, Cine total, el autor también anticipaba la televisión a demanda, el 3D y la realidad aumentada.
El film recoge también otro pronóstico de René Barjavel, en el plano de lo político, y por desgracia ampliamente verificado: “Los ministros de mañana en vez de ser elegidos por sus valores, su inteligencia, su entrega a la causa pública, serán elegidos por la seducción de su sonrisa y la dulzura de su mirada”...
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