La historia del Lúpin argentino, el personaje que tiene miles de seguidores en las redes

Todo el mundo habla de Lupin, la serie francesa de Netflix. Assane Diop -encarnado por Omar Sy-, es un hombre cautivante que salta de aventura en aventura dejando a su paso admiración, amoríos y rencores. Pero nosotros tenemos nuestro propio Lúpin (con acento en la u), el personaje de una revista inolvidable que dejó de publicarse hace 14 años y sigue teniendo miles de fans. Fue la preferida de dos astronautas argentinos. Y el parecido con su dibujo dio lugar al sobrenombre del expresidente Kirchner

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Omar Sy como Assane Diop en una escena de "Lupin" la serie de Netflix
Omar Sy como Assane Diop en una escena de "Lupin" la serie de Netflix

Todo el mundo habla de Lupin, la serie francesa que se estrenó en Netflix hace muy pocos días, exactamente el viernes 8 de enero de 2021.

No puede ser de otra manera, porque se ha convertido en líder absoluto en las audiencias.

Como escribió María Eugenia Capelo aquí en Infobae: “En menos de dos días se colocó en el puesto número uno, dejando en segundo lugar a la super popular Cobra Kai y a la comedia de época Bridgerton”.

Assane Diop, el personaje central encarnado por el actor Omar Sy, es un tipo cautivante. Sin preocuparse demasiado por la frontera entre lo legal y lo ilícito, salta de aventura en aventura dejando a su paso admiración, amoríos y rencores.

Luego de los primeros cinco capítulos, que han catapultado a Lupin a la vanguardia en encendido y facturación, ya se anuncia la segunda temporada con otros cinco episodios. Seguramente habrá varios más y la historia va a extenderse, porque como proclama una vieja regla del mundo del espectáculo “los éxitos no se tocan”.

De todos modos cabe recordar que buena parte del mérito le corresponde a Arsène Lupin, un ladrón de guante blanco creado por el novelista francés Maurice Leblanc.

A lo largo de docenas de libros, del propio Leblanc y de muchos continuadores, Lupin fascinó a los lectores con su personalidad de malandrín simpático, elegante, irónico y culto.

Justamente, este arrollador suceso de Netflix tiene como punto de partida el momento en el que Assane Diop recibe de regalo un libro con las andanzas de Lupin. De tal modo, un clásico de la literatura ha sido el trampolín para este Lupin del entretenimiento audiovisual.

Pero aclaremos: una cosa es Lupin (pronunciado aproximadamente “Liupá”) y otra muy distinta es “Lúpin” (argentinismo fonético que alude a la acrobacia aeronáutica denominada “looping”.)

De este Lúpin, con acento en la ú, personaje de una revista inolvidable, se trata la crónica de hoy.

Lupin, el personaje creado por Guillermo Guerrero
Lupin, el personaje creado por Guillermo Guerrero

Lúpin era una pequeña revista de historietas humorísticas. Apaisada, casi una revistita. Tenía 20 centímetros de ancho y 14 de alto. Tapas a color y el interior en blanco y negro.

Dejó de aparecer en 2007. Es decir que desde hace 14 años no está en los kioscos. No circula más en su edición de papel. Pero hoy sigue siendo buscada, leída y coleccionada.

Ahora mismo, en MercadoLibre, un ejemplar vale $300, aunque en algunos casos se cotiza casi siete veces más y alcanza los $2.000.

¿Cuál es el motivo?

Los expertos explican que el periodismo debe hacer pensar. Y que para lograrlo primero necesita sorprender. Modestamente agrego que nada de esto sucede si no emociona.

Y si se produce esa sutil conexión, el mensaje impacta en el público.

Para comprobarlo, hago click en las redes. Y encuentro una docena de lugares en los que hoy sigue vivo el afecto que la revista Lúpin despertó en sus lectores. Son blogs, foros, páginas de Facebook, lugares de compra y venta de ejemplares, lectura libre de las historietas publicadas y reproducción de planos. Les paso algunos ejemplos:

* “El club de Saltap”

* “La revistucha”

* “Los planitos de Lúpin”

* “Locos por Lúpin”

* “Los que crecimos leyendo Lúpin”

* “El correcto del Gordi”

* “Las historietas completas de Lúpin” gratis

Portada de la revista Lúpin
Portada de la revista Lúpin

¿Pero cuál era el contenido de la revista Lúpin, que atraviesa las generaciones y está vigente en el mundo digital?

Sin dudas, las diferentes aventuras de sus personajes.

Y también algo que hemos mencionado algunas líneas más arriba: los planos. O como se los denominaba en el vínculo con los lectores, los planitos.

Ahora mismo les voy a contar la historia.

- Nos vamos, queremos publicar una revista…

Guillermo Guerrero y Héctor Sídoli eran dos dibujantes humorísticos, que trabajaban en la célebre revista Rico Tipo creada por Guillermo Divito. Durante 25 años fueron compañeros en la redacción del tercer piso, en la avenida Diagonal Norte 825. Y un día, a fines de 1965, le dijeron al director que tenían un proyecto propio. El gran Willy, el creador de las inconfundibles chicas y del Dr. Merengue, los sorprendió con su respuesta:

- No se van nada… ¡Nos asociamos, se quedan aquí y sacamos juntos la nueva revista!

Así nació Ediciones GDS, es decir Guerrero, Divito, Sídoli. Faltaba el nombre para el flamante producto.

Planito de la revista Lúpin
Planito de la revista Lúpin

Guerrero -que era piloto y muy aficionado a los aviones- ya venía publicando en la revista Capicúa las aventuras de un aviador llamado Lúpin, en referencia al “looping”, la maniobra aérea que se realiza describiendo una vuelta en el aire.

- ¡Dale, le ponemos Lúpin de nombre!

Y así empezó a publicarse en febrero de 1966.

En esa época, en Río Gallegos, un alumno de la Escuela Normal Nacional República de Guatemala empezaba a recibir el mote de Lúpin, por su parecido facial con el personaje de la revista. Con el tiempo, sus compañeros y sus amigos simplificaron el apelativo y pasó a ser simplemente “Lupo”.

El “Lupo” de Río Gallegos se llamaba Néstor Kirchner. Fue intendente de la ciudad, luego gobernador de la provincia y más tarde Presidente de la Nación.

Guerrero además aportó otras historietas: Piedrito y Saurito, Al Feñique el Rey del Hampa y Mosca Kid. Por su parte, Sídoli se hizo cargo de la dirección y con el seudónimo de Dol o Tito Sol, publicó Bicho y Gordi, Resorte el ayudante del Profe, Manija el camarógrafo y Saltapones el hombre práctico.

Planito de la revista Lúpin
Planito de la revista Lúpin

Lúpin aparecía mensualmente y su tiraje inicial fue de 8.000 ejemplares. Y aunque Divito no estaba muy de acuerdo, porque decía que podía desvirtuarse el estilo de la revista, el personaje Resorte comenzó a publicar planos para construir diversos elementos. Muy pronto, esos “planitos” crecieron en importancia y llegaron a ser el elemento fundamental de la revista, cuya venta trepó a 25.000 ejemplares por mes.

En la colección de casi 500 ejemplares, publicados a lo largo de 42 años, se encontrarán planitos con instrucciones y consejos de todo tipo. Una pequeña lista nos da una idea de esa diversidad:

- electrónica

- baffles

- modelismo naval

- camping

- dínamos

- instrumentos musicales

- transistores, barriletes

- bicicletería

- aeromodelismo

- carpintería

- fotografía

- maquetas

- globos de aire

- radios a galena

- aparatos para espantar mosquitos

- fabricación de velas

Y muchísimas cosas más.

Todo explicado paso a paso, con dibujitos y sugerencias. Jamás hubo quejas de los lectores, porque cada elemento había sido probado previamente y su funcionamiento correcto estaba asegurado.

Original de la historieta Lúpin
Original de la historieta Lúpin

También el intercambio con los lectores se hizo permanente. “El correito del Gordi”, “El rincón de los lectores” y “Las páginas de Resorte” ocupaban tanto espacio como las tiras cómicas. Y las oficinas de la redacción todos los días recibían la visita de jóvenes lectores que querían datos sobre circuitos electrónicos, avioncitos o transistores.

En este sentido, la revista Lúpin tomó la posta de dos grandes publicaciones que hicieron historia en el periodismo argentino: Ideas prácticas dirigida por Jorge A. Duclout, y Hobby, creada por Roberto Castromán. Aquello que muchos años después se llamó “bricolaje” y que hoy inunda YouTube con tutoriales que todo lo hacen fácil.

Lo difícil, dramáticamente, llegó el 5 de julio de 1969: en una ruta de Lages, en Brasil, Guillermo Diivito chocó manejando su auto deportivo y se mató. En una excelente entrevista, Guillermo Guerrero se lo contó a la periodista Leila Guerriero en 1999:

- Fue terrible. Nos quedamos helados. Rico Tipo quedó en manos de unos sobrinos, duró tres años más y chau. El día que cerró Rico Tipo fue por una quiebra. Se llevaron todos los canastos a Tribunales, y nosotros le compramos la parte de Lúpin a la familia y nos quedamos acá.

La enorme redacción del tercer piso de Diagonal Norte 825 desapareció. Apenas quedó una oficina en el fondo, que había sido el despacho de Divito. Allí se instalaron Sídoli y Guerrero. En una pared, pusieron una foto que llamaba la atención de todos quienes llegaban allí.

En la imagen, Fernando “Frank” Caldeiro, el primer astronauta argentino de la NASA, regalaba una sonrisa y esta dedicatoria:

- Gracias a la revista Lúpin, por la inspiración que me dio todos los meses que la pude leer.

En el número 100 de enero de 1974, en la ya mencionada sección “El correito del Gordi”, se le responde a un niño llamado Fernando Caldeiro, de Ituzaingó.

Efectivamente, Caldeiro era lector de Lúpin.

Un hombre que en 2002 fue nombrado Científico Nacional Hispano del Año y que fue seleccionado por la NASA como candidato a astronauta en mayo de 1996. Obtuvo la calificación de “Especialista de misión”» después de completar dos años de entrenamiento y evaluación. En 1997 fue asignado a la Oficina de Astronautas a la rama de operaciones de la Estación Espacial Internacional. Murió en 2009, víctima de un cáncer cerebral. Durante muchos años recibió los ejemplares de Lúpin desde la Argentina.

Se los enviaba Pablo de León, un ingeniero que nació en Cañuelas y que también llegó a hacer carrera en la NASA, donde dirige el Laboratorio de Vuelos Espaciales Tripulados y es investigador principal del proyecto “Estación multi-propósito para misiones futuras al planeta Marte” en la Universidad de Dakota del Norte y en el Centro Espacial Kennedy, en los Estados Unidos.

El ingeniero De León también fue lector de Lúpin:

- Los cohetes, las naves espaciales y los trajes de astronauta me fascinaron desde siempre. Yo crecí en la época de los primeros viajes espaciales, y la astronáutica estaba muy presente en los diarios, la radio y la televisión. En esa época había una revista que se llamaba Lúpin y publicaban no sólo historietas, sino también planos de inventos y proyectos de aeromodelismo, electrónica y otras cosas. Ahí vi por primera vez la posibilidad de hacer un cohete con un sistema de recuperación y lanzarlo a unos cientos de metros. Así empecé con la cohetería, que es algo que aún hoy día le enseño a mi hija y que es un hobby que te enseña un poco de física y química.

Julio con ejemplares de la revista "Lúpin"
Julio con ejemplares de la revista "Lúpin"

Hace unos meses, en la revista Aviación Experimental, dedicada al vuelo deportivo, su editor el piloto y constructor Marcelo Rodríguez escribió:

- Es probable que a buena parte de los lectores les resulte difícil imaginar la vida sin televisión, sin teléfono celular, e incluso sin Internet, pero además, aislado de la sociedad. Alguien puede imaginar qué haría un niño en tales circunstancias. Pues bien, así fue mi niñez, hasta mis doce años viví en el campo y nada de eso existía, pero contaba con algo que bien pudo reemplazar todo lo demás, se llamaba revista Lúpin. En mi caso fue mucho mas que una guía de estudios, con Lúpin armé mis primeros planeadores de balsa, las maquetas, estudié astronomía, incendié el fondo de mi casa con el globo de aire caliente, y dejé a mi familia sin luz más de una vez armando los circuitos electrónicos de “transistorin”, pero hoy me siento orgulloso de vivir de mi trabajo como técnico electrónico, de ser piloto y además ser constructor amateur. Todas mis actividades fueron inspiradas por los distintos personajes de Lúpin.

Héctor Sídoli murió en 2006.

Guillermo Guerrero falleció en 2009.

La revista Lúpin dejó de aparecer en 2007.

Por desacuerdos con la familia de Sídoli, en 2007 Guerrero había comenzado a publicar Pínlu, que a lo largo de 28 meses prolongó el mismo estilo de Lúpin.

14 años después, el éxito arrollador de una serie francesa de Netflix es noticia.

Y evoca una creación periodística argentina, que con cuadritos de tinta china y planitos de modelismo sigue en el corazón de los lectores.

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