Karai y Porã, nacidos a mediados de septiembre del 2020, y su madre, Mariua, ya corren libres en medio de los Esteros del Iberá, el lugar del que la especie fue arrancada hace siete décadas, víctima de cazadores y del avance del hombre, que la sacó de su hábitat para dejarla expuesta en las carreteras donde muchos yaguaretés murieron atropellados.
Pero gracias a un proyecto único e inédito, por primera vez en el mundo se intenta devolver a este gran felino a un ambiente donde el hombre lo había exterminado, no sin antes hacer una ardua labor de concientización para que toda la provincia de Corrientes sea protectora de la especie con la que se siente identificada y a la que hoy promete cuidar.
Los cachorros de 4 meses y su madre dejaron el pasado 7 de enero el lugar donde vivían, un corral de 30 hectáreas que pertenece al Centro de Reintroducción de Yaguareté y que está dentro del gran Parque Nacional Iberá. Ahora, los tres se desplazan a sus anchas en el humedal correntino donde alguna vez la especie reinó y donde, se espera, vuelva a dominar el paisaje.
El mérito, en este caso, es del gobierno de Corrientes y de la Fundación Rewilding Argentina, que ya había logrado reintroducir en ese parque a otras especies como el venado de las pampas, el oso hormiguero gigante, el guacamayo rojo, la nutria gigante o el pecarí de collar. “Y gracias al compromiso del pueblo correntino en general y los habitantes del Iberá en particular”, le destaca a Infobae Marisi López, directora del Proyecto Iberá.
Cómo es el plan que buscar salvar a los yaguaretés y que acaba de reintroducir dos cachorros a la vida salvaje
“Un proyecto como este, me animo a decirlo, es único en el mundo”, anticipa Mirisi López sin ocultar su emoción cuando cuenta que toda la Fundación Rewilding Argentina siguió a través de las cámaras el momento en que madre e hijos pasaron las rejas que los separaba de la vida salvaje, la que la especie nunca debió perder.
En Corrientes la especie estaba absolutamente extinta: el último registro tiene de un yaguareté superaba los 70 años. “Hace 10 años empezamos con el proyecto que hoy está dando frutos, no solamente por el reciente nacimiento de dos nuevos cachorros que se produjo en noviembre (ya suman seis) sino, sobre todo, por la apertura de puertas de los corrales en los que esos felinos nacieron y que hoy pueden correr libres”, resumen emocionada López.
La premisa que tienen quienes participan de este proyecto es clara: que los cachorros no sean cautivos y que desde su nacimiento vivan de manera “casi silvestre, porque si bien estaban en los grandes jaulones no tenían contacto con humanos”, agrega López y explica que esos espacios “tienen varias entradas por las que nosotros introducíamos a las presas para que ellos mismos, al verlas, se encargaran de cazarlas y así alimentarse”.
“Ahora los cachorros junto a su madre experimenten la libertad aunque la madre tiene un collar que emite señal constantemente de modo que podemos saber dónde están ella y sus hijos que al ser tan pequeños siempre están a su lado. Así será hasta el año y medio o dos y luego se independizarán, pero no se moverán muy lejos de donde sepan que hay otros de su especie”, explica López y asegura que además del collar que lleva Mariua en la zona donde fueron liberados hay cámaras dispuesta en diferentes lugares. “Son cámaras-trampas que cuando registran algún movimiento sacan fotos; así podemos ver dónde están”.
Pese a los esfuerzos de la fundación y de los propios animales para subsistir, lo fundamental para lograr los objetivos planteados es que los pobladores aprendan a convivir con la especie y respeten su lugar en el ecosistema y las nuevas vidas.
“A los vecinos de los pueblos más cercanos a San Alonso (donde los animales viven) se les entregó paneles de energía solar y radios handy para que puedan comunicarse con nosotros y contarnos cuando los vean cerca. Esto va más allá de que nosotros sepamos por dónde andan sino que es para que estén atentos y nos avisen que está todo bien. Si los ven y no pasa nada, dejamos que se queden ahí, pero en caso de que se genere un conflicto se los va a buscar para llevarlos a otras zonas”.
Para lograr un mayor acercamiento y compromiso, la fundación invitó algunos vecinos para conocer por cámara a los recién nacidos y poder interiorizarse en el trabajo que allí realizan y la importancia de los cuidados que todos puedan darles.
“Hay campañas en videos, charlas educativas y todo tipo de acciones con la comunidad, las escuelas y con los intendentes que involucra a un montón de actores para están aprendiendo cómo cuidar a los yaguaretés”, asegura López.
Apenas enterado de la noticia, Gustavo Valdés, gobernador de Corrientes, resaltó la importancia del proyecto y vio al regreso de la especie como favorable para la economía local ya que “el yaguareté es sinónimo de desarrollo local, de empleo genuino, de economías pujantes que reviven gracias al turismo de naturaleza en el Gran Parque Iberá”.
También contento se manifestó el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Argentina, Juan Cabandié, quien oficializó el anuncio: “Hemos dado otro gran paso para la preservación del yaguareté en Iberá. Mariua, Karai y Porã fueron liberados y ya se encuentran en su hábitat natural. Cuidar al yaguareté es una responsabilidad de todos y de todas”.
Por su parte, Sofía Heinonen, directora ejecutiva de la Fundación Rewilding Argentina señaló que “la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha declarado al período 2021-2030 como la Década de la Restauración, y en Argentina no podría haber comenzado de mejor manera: reintroduciendo por primera vez en Latinoamérica a un depredador tope que habíamos hecho desaparecer. El daño que hemos hecho a los ecosistemas naturales es de tal envergadura que la ONU nos señala que ya no alcanza con la conservación tradicional, con resguardar lo que aún queda en pie.
El yaguareté es el mayor carnívoro sudamericano y ha sufrido una retracción alarmante en los últimos dos siglos. En Argentina, perdió más del 95% de su área de distribución y hoy solo sobreviven al menos 250 individuos y sigue siendo una especie catalogada “en peligro crítico de extinción”.
Asumiendo la importancia del proyecto que busca devolver a la especie, Sebastián Di Martino, director de Conservación de la Fundación Rewilding Argentina dijo que “los depredadores tope son especies clave en los ecosistemas. Cuando desaparecen, los ambientes naturales se degradan e incluso colapsan. Devolver al yaguareté allí donde se ha extinguido tiene que ver con nuestra propia supervivencia”.
Ajenos a la repercusión de lo que su llegada a la vida libre significa, la familia integrada por Karai, Porã y Mariua deambula por los salvajes dominios donde una vez su especie reinó y donde hoy está retornando.
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