Viernes 10 de enero de 2020
Fernando Báez Sosa salió del hall del edificio de su departamento -ubicado en Avenida Pueyrredón al 1800, donde vivía con sus padres Silvino y Graciela- y partió rumbo a Miramar, donde pasó una semana de vacaciones con sus amigos del colegio primario, Matías Benavide y Alejandro Dubini, y dos compañeros del colegio Marianista, Juan Manuel Pereyra Rozas y Federico Raulera. Junto a estos últimos, seis días más tarde, se trasladó en micro a Villa Gesell.
“Esa semana en Miramar estuvo increíble. Me acuerdo que la pasamos tan bien que al final el mismo Fer nos decía, a modo de chiste porque ya teníamos todo reservado en Gesell: ‘Che, ¿si nos quedamos en Miramar y no vamos a Gesell?’”, cuenta a Infobae Federico Raulera.
Jueves 16 de enero de 2020
El joven de 18 años llegó a Villa Gesell para encontrarse con sus amigos del Secundario y con su novia Julieta Rossi, con quien iba a cumplir 10 meses de relación el domingo 19.
Viernes 17 de enero de 2020
Fernando y su grupo de amigos se levantaron cerca del mediodía, almorzaron y fueron a la playa.
“Durante el día yo lo recuerdo como un día feliz. Nos quedamos hasta tarde en la playa y después hicimos la previa en el hostel, donde estábamos hospedándonos”, contaron a este medio Federico Raulera y Tomás D’ Alessandro.
Sábado 18 de enero de 2020
1.30 AM. El grupo de amigos de Fernando Báez Sosa (conformado por unos 14 adolescentes) se dividió. Una tanda de ellos partió hacia el boliche ubicado sobre la Avenida 3 y Paseo 102, a cinco cuadras del hostel.
1.40 AM. Seis de los amigos de Fernando ingresaron a Le Brique con una promoción de “pagan 2, entran 3”. Además, un relacionista público del local bailable les dio pases para el sector VIP.
2.10 AM. La otra parte del grupo de amigos de Fernando entró al boliche, donde los esperaba el resto. También estaba la novia de Fernando, Julieta Rossi, con sus amigas.
3.00 AM. La pista de Le Brique, que al principio estaba semi vacía, se llenó rápidamente al punto de que costaba caminar. “Había que empujar para pasar y la gente te miraba mal”, declaró ante la fiscal Verónica Zamboni una de los amigas de Fernando Báez Sosa.
3.30 AM. Comenzó el recital de Neo Pistea, un trapero argentino que brindó un show aquella noche en el boliche de Villa Gesell. En una de las últimas canciones, se armó un pogo y, en el tumulto, Fernando chocó con otro muchacho, uno de los jugadores de rugby del Club Náutico Arsenal de Zárate. Esa, sostiene el fiscal general de Dolores, fue la chispa que encendió la mecha.
“A raíz de este altercado, a los ocho imputados los sacan del lugar”, explica Escoda, acerca del momento que quedó registrado por las cámaras de seguridad del local bailable, donde ambos grupos coincidieron esa noche.
4.40 AM. Fernando Báez Sosa también fue expulsado del boliche por los empleados de seguridad. Seis o siete de sus amigos decidieron acompañarlo. Lo mismo sucedió con el grupo de rugbiers con el que se había generado el conflicto. Máximo Thomsen (de bermudas y camisa de manga corta oscura) era el que más oponía resistencia. Tuvieron que sacarlo entre dos “patovicas” porque el joven pretendía zafarse.
4.44 AM. Una vez en la calle los ocho rugbiers atacan a Fernando. Según Escoda, el grupo se dividió para ejecutar el asesinato. Cinco de ellos (Máximo Pablo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Franco Benicelli y Blas Cinalli) fueron a buscar a Fernando, “lo tomaron desprevenido y de espaldas” y “comenzaron a golpearlo en distintas partes del cuerpo”.
Cuando el joven de 18 años cae al piso, y “aprovechándose aún más de esa situación de indefensión”, proceden a darle un golpe brutal, una patada que le provocó su deceso en forma casi inmediata, al causarle “un paro cardíaco producido por shock neurogénico debido a un traumatismo de cráneo”.
Mientras todo eso sucedía, los otros tres (Ayrton Michael Viollaz, Lucas Fidel Pertossi y Luciano Pertossi) formaron “una especie de cordón” para impedir que los amigos de Fernando pudieran auxiliarlo y, además, los golpearon varias veces.
4:46 AM. Testigos del ataque intentan reanimar a Fernando. Parte de sus amigos alertan a los que quedaron adentro y todos salen del boliche, incluyendo a su novia, Julieta Rossi.
4:46 AM. Tras la salvaje golpiza, los rugbiers se reúnen y festejan a los abrazos. La secuencia quedó registrada en una de las cámaras de seguridad del Municipio, en un plano de la entrada del restaurante Ciprianny, ubicado a sólo 25 metros del escenario del homicidio, sobre la misma vereda.
4.48 AM. Un patrullero policial con tres efectivos de Infantería empezó a recorrer la zona aledaña a Le Brique buscando a los agresores de Fernando Báez Sosa. Máximo Thomsen, Alejo Milanesi, Blas Cinelli y Ayrton Viollaz aceleraron el paso y escaparon hacia el chalet donde estaban hospedándose, ubicado en la calle Alameda 203.
4.49 AM. El resto de los rugbiers, apostados en la puerta de un supermercado, fue interrogado por tres efectivos de Infantería. Aseguraron no tener nada que ver con la golpiza frente al boliche. Los policías no lo percibieron en el momento, pero las cámaras del supermercado mostraron que al ser abordados por los oficiales, la mayoría de los rugbiers escondieron las manos en los bolsillos. Se ve incluso cómo Ciro Pertossi se chupa los dedos para limpiarlos.
4.54 AM. Lucas Pertossi vuelve a la escena del crimen y les envía un mensaje a los amigos. “Caducó”, decía.
5.00 AM. En Capital Federal, Silvino Báez y Graciela Sosa recibieron la noticia de que Fernando había sufrido una golpiza y estaba siendo trasladado a un hospital. Fueron alertados por los padres de un amigo de Fernando, que también estaba en Villa Gesell.
5.10 AM. Cuatro de los rugbiers van a comer al McDonald ‘s, ubicado a tres cuadras de Le Brique. En los videos, que aportó el local de comidas rápidas, primero se lo ve a Lucas Pertossi (con la ropa cambiada), junto a Alejo Milanesi y Blas Cinelli. A los pocos minutos, aparece en escena Máximo Thomsen, también con atuendo cambiado.
5.11 AM. De regreso al chalet, Blas Cinalli toma una fotografía junto a una parte de los rugbiers después de haberle dado la golpiza a Fernando.
06.06 AM. Parte de los rugbiers aparentemente comenzaron a tomar conciencia de la gravedad de lo ocurrido. En el chat de WhatsApp que compartían, Ciro Pertossi grabó un audio que decía: “Chicos, no se cuenta nada de esto a nadie”. Para la fiscal Verónica Zamboni fue la prueba clara del inicio del armado de un pacto de silencio.
10.38 AM. Un numeroso grupo de efectivos policiales llegó al chalet de Alameda 203, donde estaban parando los diez rugbiers, justo a la entrada de la reserva Carlos Idaho Gesell, para proceder a las detenciones.
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