La periodista de El Trece Agustina Muda comenzó el año en una casa de la pintoresca localidad balnearia Claromecó, ubicada al sur de la provincia de Buenos Aires. El plan era pasar unos días de tranquilidad junto a su pareja, Juan, y sus dos hijas, Paloma y Margarita. Jamás se imaginó que se sumaría un nuevo y misterioso integrante al grupo.
El 8 de enero por la mañana quisieron sacar la camioneta para hacer unas compras en el centro de la ciudad y se encontraron con la presencia de un elefante marino en la entrada de su casa, ubicada a metros de la playa. “¡Tengo un elefante marino en casa! ¡Desde las 8 de la mañana tenemos visitas!”, contó Agustina, sorprendida ante semejante presencia. Lo cierto es que esta historia comenzó unos días antes.
El lobo marino había sido visto por primera vez el 26 de diciembre en la playa de Claromecó. Se cree que se estaba dirigiendo a Puerto Madryn o a unas islas ubicadas cerca de las Malvinas, donde se suele encontrar esta especie. Sin embargo, en medio del recorrido lo “agarró” la época de cambio de pelaje, que se realiza en tierra, y apareció en esta zona tranquila pero con bastante movimiento por estos días debido a la temporada de verano.
Proteccionistas de COA Tres Cauquenes se acercaron para estudiar el caso y explicaron a los vecinos que se trata de un ejemplar de unos dos años de vida y que solo se encontraba allí para hacer el cambio de pelaje. Por sobre todas las cosas, destacaron que no había que molestar al elefante marino, algo que respetó a rajatabla Agustina. A través de un concurso realizado por una radio local, le pusieron de nombre Kó, que significa agua.
Unos días después de encontrarse con Kó, Agustina habló en TN y contó: “Estuvo súper instalado en casa durante tres días porque no lo queríamos molestar. En un momento se fue y después volvió. Nos explicaban los expertos que están cuidándolo que sale del agua durante un mes aproximadamente porque está cambiando el pelaje y no hay que molestarlo. En la playa, los primeros días, lo atacó un perro y la gente se acercó, y dicen que algunos hasta lo patearon. Pero en casa estaba bien, así que decidimos no correr los autos para que pudiera quedarse. Anoche hubo una tormenta importante, llovió un montón y después de tres días se movió un poquito”.
Durante algunos días, Kó estuvo de “visita” en la puerta de entrada de unos vecinos de la periodista. Ella se acercaba con regularidad al lugar para saludar a su compañero y ver cómo marchaba todo. A todos los que le preguntaban les decía que lo importante era no molestarlo, ni darle agua o comida. Lo único que necesitaba el animal era tranquilidad y tiempo para cambiar el pelaje. Agustina pensó que el elefante marino se había “mudado” definitivamente, pero unos días después volvió a encontrarse con su grata presencia en su garage.
“Volvió a casa. ¿Habrá venido a despedirse? Estuvo varios días en la casa de distintos vecinos de la cuadra y nosotros teníamos cerrada la tranquerita para evitar que vuelva a entrar y ayudarlo a que vuelva al mar. Pero ayer se largó a llover fuerte, entonces volvimos a entrar las camionetas y quedó abierta la tranquera, no imaginamos que iba a volver. Y acá está. Hoy nos levantamos y lo vimos acá, y cada vez está más adentro”, contó Agustina a sus seguidores a través de su cuenta en Instagram.
Ella estaba preocupada porque le quedaban pocos días de estadía en Claromecó. Para volver a Buenos Aires iba a tener que sacar su vehículo del garage e, inevitablemente, molestar a Kó. Sin embargo, como si todo hubiese estado planificado, su nuevo amigo regresó al mar este domingo por la mañana, justo antes de que la periodista y su familia terminaran sus vacaciones.
“¡Kó volvio al mar! ¡Así terminan las vacaciones y este amor de verano!”, lo despidió Agustina junto a la imagen de su garage, ya sin el huésped que se hospedó allí durante los primeros días del año.
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