Esta vez el destino le dio la espalda a la tragedia. Fue un verdadero milagro. Faltaban 15 minutos para las 9 cuando un grupo de personas que hacía la cola para testearse por coronavirus frente al Comercial Antonio Bermejo empezó a notar algo raro. Sentían que les caía polvo en la cabeza. Miraron para arriba y notaron que algo no estaba bien hasta que finalmente se desencadenó un incidente que pudo haber tenido consecuencias mucho más graves.
Restos de mampostería que cayeron desde uno de los pisos más altos de un edificio ubicado en Callao 648, entre Viamonte y Tucumán, lastimaron a Emilio Bravo, un policía de la Ciudad que estaba trabajando en la zona. Cuando recibió el impacto se encontraba arriba de un cuatriciclo. Terminó con un traumatismo en el hombro derecho, pero su vida está fuera de peligro. Las demás personas que estaban en el lugar llegaron a correrse a tiempo y no hubo más heridos. Fuentes oficiales informaron que ante el llamado de emergencia, el efectivo fue trasladado a una clínica privada.
El resto fueron daños materiales. Un Fiat Punto que estaba estacionado en el lugar terminó con el techo abollado.
Los testigos aseguran que a la hora del incidente había una fila larga de personas que aguardaban a ser atendidas en una de las unidades sanitarias móviles del gobierno porteño del plan DETECTAR. De hecho, segundos antes de que cayera el fragmento que golpeó en el hombro del policía, una mujer se había quejado porque sentía “polvo y piedritas” en su cabeza y había sugerido que cambiaran la dirección de la cola.
A ese lugar son convocados no sólo los residentes de la Ciudad de Buenos Aires que regresan de sus vacaciones, sino también los contactos estrechos de casos confirmados de coronavirus.