La patrulla ambiental a cargo de la subalferez Débora Caballero realizaba su habitual recorrida a pie en el sector posterior de Pampa de El Leoncito, también conocida como Barreal Blanco, cuando vieron a una pequeña cría de guanaco sola y con aparentes signos de desnutrición.
Sin dudarlo, y cumpliendo con su tarea diaria, fue junto con el gendarme Aurelio Olivera a su salvataje. La protegieron y con los cuidados necesarios la trasladaron hasta la sede próxima de la Unidad de la Fuerza para su hidratación y para que fuera atendida por personal especializado.
Tras comunicarse con el delegado de medio ambiente local, la “lama guanicoe” (guanaco) fue dejada en guarda con una familia nodriza que la ayudará y cuidará por unos meses hasta lograr su reinserción a su hábitat natural.
El rescate fue en una zona afectada por cazadores furtivos
“Es una zona de sendas, no hay caminos y no llegan los vehículos por lo que los patrullaje se hacen a pie, caminando durante horas, o a lomo de mula”, explicó el comandante Adrián Guillermo Aliaga sobre las inclemencias a la que su grupo ambiental se enfrenta cada día en protección de la zona y su fauna.
La pequeña guanaco, de no más de 10 días, apareció desorientada, sola, apenas podía caminar. No hay seguridad ni rastros hallados, aún, que lo comprueben, pero las hipótesis apuntan a que su madre fue atrapada por cazadores furtivos que disparan desde lejos para hacerse del cuerpo moribundo de las madres y dejan de lado a sus crías, débiles y asustadas ya que su escaso peso está lejos de las pretensiones de quienes la comprarán por su carne, consumida en la zona, sobre todo en Mendoza.
“El hallazgo ocurrió en la parte trasera de la Pampa El Leoncito. Por el hallazgos podemos sospechar que se trata de la caza furtiva porque estos animales se manejan a manadas y la cría está siempre al lado de la madre. Es del tamaño de un bambi, muy tierna de ver, todavía está lactante”, dijo el comandante a Infobae tras compartir unas fotografías de la pequeña huérfana que ya está al cuidado de especialistas.
Al detallar sobre el momento del rescate del que participaron la subalferez Caballero y el gendarme Olivera, dice: “El animal, que apareció a 10 kilómetros del camino, estaba reticente al acercamiento de las personas, pero pudieron hacerlo para darle los primeros auxilios. En este tipo de patrullajes ambientales, uno de los gendarmes siempre es enfermero veterinario”.
Luego se lo trasladó al Departamento de Calingasta y de allí pasó a la mencionada casa nodriza donde estará “tres o seis meses, depende del animal y cuánto tiempo le lleve valerse por sí mismo. Luego se la retornará a su medio en el interior del Parque Nacional”, avisó el comandante.
Por el grado de desnutrición observada, los especialista creen que la cría estuvo al menos dos días sola.
En caso de que el cazador sea descubierto, dependerá la zona en la que se lo atrape para saber cuál la causa que se le inicie: si se lo ve dentro del Parque Nacional se le iniciará una causa federal y en caso de ser fuera del área nacional, le corresponde a Medio Ambiente y el Juzgado de Falta de la provincia. En ese caso, su detención será inmediata y se le iniciará una causa por faltar a la ley de Protección al Medio Ambiente de San Juan.
En la zona, seca y con riego artificial, “el trabajo de la Patrulla Ambiental es muy arduo. Podemos trasladarnos con vehículo hasta determinada zona y luego seguir a pie en una caminata de entre 6 y 8 horas”, finaliza el comandante.
Sobre el guanaco
Los guanacos son una de las especies más representativas de San Juan, un mamífero perteneciente a la familia de los camélidos propia de Sudamérica. Si bien muchas veces se lo confunde con la llama, es algo más chico y posee una apariencia distinguida debido a sus largas patas y cuello.
La especie habita, sobre todo, en las regiones áridas, semiáridas y montañosas; y sus hábitats tienden a ser abiertos, como pastizales desérticos, praderas y matorrales en donde encuentra su alimento preferido por tratarse del herbívoro más grande de las zonas áridas de América del Sur.
Como animal social, vive en manadas compuestas regularmente por hasta 30 hembras, sus crías y un macho que ejerce el papel de dominante y que defiende su grupo de machos intrusos. Las crías reciben el nombre de chulengos.
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