Aníbal Domingo Fernández fue una especie de niño prodigio. Entró a la Escuela 28 Hilario Ascasubi de Quilmes y el primer día leyó de corrido. La señorita y sus compañeros quedaron boquiabiertos. Las maestras, las tías, sus padres, todos lo hacían leer para el público. “‘Leé acá', y yo ‘biribiribiri’”, ríe. Está sentado en su reposera de siempre, bajo el gazebo de siempre, en la playa alejada de siempre en Cariló y sin embargo, la súbita timidez rompe la cotidianidad, la expectativa del Aníbal locuaz, el hombre de la lengua siempre acerada ante el adversario.
“Me acuerdo que me llevaban para mostrarme. Te aclaro que mi mamá tiene segundo grado y mi papá tiene primer grado. En mi casa no aprendí. ¿De dónde lo saqué? No lo sé, pero entré a la primaria leyendo de corrido”, se enorgullece con el mismo ímpetu que usa para recordar que de él fue el proyecto de permitir votar a los 16 años. Y entonces, de nuevo, la timidez: “Yo no sé si son conscientes de la situación en la que me dejan porque mi mujer y el nene después me toman de boludo toda la hora, cuando se van”.
Faltan algunas horas para que el ex intendente, ministro y senador cumpla 64 años. Otra parte de la rutina del verano. Cada 9 de enero, la torta y las velitas. “A mí me hace muy feliz cumplir años. Soy un tipo que disfruto cumpliendo mis años. Fueron 64 años felices, no volvería para atrás nada. Soy un tipo feliz con poco”, suelta de un salto a la otra punta de la vida.
-Yo no tengo permiso para deprimirme. La depresión es para otros, podés tener alguna tristeza pero deprimirme no. Soy optimista por naturaleza, ciento por ciento y por eso peleo como peleo y me aguanté cuatro años a este imbécil que nos persiguió mordiéndonos el culo cuatro años. ¿Vos sabés lo que es cuando se para el ascensor a las 3 de la mañana en tu piso?
Aníbal Fernández recibe a Infobae como los últimos tres veranos: sentado en su reposera, refugiado del viento insoportable del sur bajo su gazebo, con sus lentes de sol espejados, su hijo, su pareja y un libro. Leer es una de las tres cosas que hace en la playa, además de mirar el mar y, cada tanto, como esta vez, hablar: de Cristina, de Macri, de Alberto, del aborto, la marihuana, la Iglesia y el año electoral que se viene.
También sobre la situación de rebrote de COVID-19 que atraviesa el país. Dice que no le gustó que manden a la Policía a dispersar el aglomeramiento de jóvenes en una playa de Pinamar. “Lo de los jóvenes hay que hablarlo, y hablar y hablar y no sé si el resultado es positivo. Tengo una buena relación con Yeza, no estoy hablando mal de Yeza. Pero yo no hubiera hecho eso de meterme con un cuatri a correrlos. ¿Quién te garantiza que eso es positivo?
-Pero el que da la orden es el Ministerio de Seguridad bonaerense.
-El que sea, no sé si es Yeza o Berni. Está mal. No me gustó para nada. Los sacás de la playa, ¿y? Me parece estupenda las publicidad de Saborido, es un genio, que le habla a la “cuidadanía” y a la gilada, que son los boludos que existen. En todas las familias tenemos un boludo de esas características. Yo no hubiera hecho eso de mandar a la Policía.
-¿Cómo se consigue equilibrio entre controlar, fomentar la responsabilidad social y permitir el trabajo de los comerciantes?
-Es que están todos muertos de hambre. Yo no critico a nadie porque están muertos. Hubiese insistido con más colaboración del Estado, un poco más con la IFE y la ATP sabiendo que se viene la temporada, para calmar las aguas. Es mi visión, no digo que es lo que tiene que hacer el Presidente, que hace cuatro meses que no lo veo. Yo no lo hubiera cortado, qué le hace una mancha más al tigre.
Fernández propone un cambio de tema brusco. “Me gustaría decir esto”, propone, con el nuevo libro de Pedro Saborido entre sus manos. “Leí un libro delicioso, se llama Las Primas, es una novela de la concha de la lora, hermosa novela. Aurora Venturini es la autora, hubiese cumplido 99 años. Gana en 2007, estamos hablando hace 13 años, con 86 años, gana el premio Página 12. Es brillante, la recomiendo, un regalo de Papá Noel de mi hija. Y me da mucho placer leerla. Es muy buena. Muy recomendable”.
- ¿Por qué?
- Porque es muy agradable, llevadera, muy bien contada, que va en una utilización del lenguaje muy de menor a mayor, arranca prácticamente con un lenguaje absolutamente llano y termina con un léxico fenomenal, muy bien planteado, contando la historia que quiere contar, muy moderna, porque toca el tema del aborto.
- ¿Se alegró con la sanción de la ley?
- Me alegra que se empiecen a dar cuenta muchos de los que tendrían que opinar sobre este tema y miran para el costado. Es un mal que como intendente de Quilmes yo lo vi en 1991. Un problema era la desnutrición de las madres y el otro era el aborto, donde la mujer en estado de desesperación cae en las manos de cualquiera. Es lo que cuenta la novela de Venturini, con la aguja de tejer, el palito del perejil o con la percha hacen destrozos y encima que las rompen física o psicológicamente, cuando llegan al hospital tenés que denunciarlas. Es una locura, terrible. Había de una vez por todas dejarse de ser hipócritas y no tener miedo a tomar decisiones. El Presidente lo anunció en campaña, es un hombre formado.
- ¿Cambió su forma de pensar respecto del aborto con el paso de los años?
- Yo cambié. En líneas generales siempre tuve una posición asumida. Siempre decía que no estaba de acuerdo con el aborto como método anticonceptivo, pero en definitiva, cuando vas profundizando y te ayudan a pensar otros, fundamentalmente mi hija, terminás por darte cuenta que los embarazos no deseados también son una decisión de la mujer. Yo soy un tipo creyente, ¿eh? Sin embargo en este tema, cuando tomás decisiones de políticas públicas complejas, no hay que tenerle miedo. Es como dijo Cristina el otro día, el que tiene miedo que busque otro laburo.
- En el debate en Diputados la legisladora Dina Rezinovsky defendió su posición contra el aborto legal y tuvo una expresión sobre la que me gustaría su reflexión, como cristiano y como político. Ella dijo: “Nunca vi una familia que haya salido adelante por ayuda de la política, pero sí por ayuda de Dios”.
- Cada vez que vos recurrís a Dios en discusiones políticas es porque la cagada es muy grande. Siempre. Siempre que vos escuches a un legislador o a un político recurrir a Dios es porque la cagada es muy grande. La realidad es que estamos discutiendo otra cosa. Pasó con el matrimonio igualitario. ¿Quién sos vos para otorgar derechos? Los derechos son intrínsecos a las personas.
- Son temas en los que la sociedad va por delante de la política.
- ¿Cuántos tipos vivían juntos? Y con las drogas mismas. Mi pensamiento, respecto del de mis hijos, es absolutamente difícil de amalgamar. Nosotros cuando éramos pibes el solo hecho de fumar un cigarrillo de marihuana era de un nivel de pecaminosidad superlativo. Habías cruzado el Jordán y ya estabas entre los sucios. ¿Pero quién dijo que es así?
- ¿Alguna vez consumió marihuana?
- Te doy mi palabra. No fumé en mi vida. Creo que no voy a morir sin fumar algún día. No fumé nunca. Pero tiene más que ver con el temor estúpido cultural. Hay una película que sacaron acá con Emilio Disi en los 60, una ridiculez (se refiere al film “Humo de marihuana”, de Lucas Demare, 1964).
- ¿Qué temas sociales debería enfrentar el gobierno ahora saldada la cuestión de la interrupción del embarazo? ¿Cree que hay que avanzar por la separación de la Iglesia del Estado?
- No me preocupa eso. Hubo una ola de apostasía. ¿Qué te da eso? Si sos cristiano quedate piola, o judío o evangelista o lo que quieras. Es muy difícil explicarlo. Te aclaro que soy un cristiano sui generis y comulgué tres veces. Cuando mi hija tomó la comunión, en el Monte de los Olivos y cuando ungieron a Francisco. A mí no me conmueve separar la Iglesia del Estado. Si un día se toma la decisión habría que estudiar y ver qué impacto tiene. Tampoco me molesta que se pueda ayudar a otras religiones porque cada uno se expresa como lo siente.
- ¿Ve posible el desembarco masivo del culto evangélico en la política argentina, como ocurre, por caso, en Brasil?
- Hay de todo en la viña del Señor. Pero veo difícil que eso pase en Argentina porque acá está el peronismo. Perón siempre dijo que veníamos de la doctrina social de la Iglesia. La forma del peronismo, que no se define ante Dios, lo impide.
- ¿Por qué se hizo peronista?
- Porque vengo de una familia peronista. Mi viejo era peronista hasta la médula. Mi viejo empezó a trabajar en Lufthansa Cóndor, en Quilmes, donde se reparaban los aviones de la empresa alemana. En 1942 hace el servicio militar en Azul y cuando vuelve a Quilmes el gobierno declara la guerra al Eje, expropian todo y pasa a ser Taller Regional Quilmes y ahí mi viejo se sumó al movimiento.
- ¿Su viejo fue militante?
- No. Ni siquiera afiliado. Mi vieja tampoco. Era un muy peronista del conurbano, ni cruzó el 17 de octubre. No había ni tíos, ni primas, ni nada que no sean peronistas. Nunca presencié una discusión en mi familia por política, si todos pensábamos lo mismo. Mi viejo tenía una hermana militante en Quilmes. De hecho yo nazco el 9 de enero de 1957 a seis meses de la contrarrevolución. Mi viejo me quería poner Juan Domingo, mi vieja Aníbal Alberto, los nombres de sus hermanos, y terminó en Aníbal Domingo, fallo salomónico.
- ¿Le hubiera gustado llamarse Juan Domingo Fernández?
- No me da placer eso. No creo en esas cosas, que tengas que ponerle a tus hijos nombres de íconos políticos. Es una estupidez.
- ¿No le gusta el culto a la personalidad? Es muy peronista eso.
- No, no. Yo soy fanático de Perón, soy un peronólogo, lo leí por donde se te ocurra. Veo videos de Perón, era de una lucidez superlativa, me conmueve, pero no para ponerle su nombre a mi hijo.
- ¿Y qué le pasa con el culto a Néstor Kirchner? Está lleno de hospitales, calles, esculturas, edificios que se llaman como él.
- No participo del culto a Néstor. No me gusta. Lo rechazo. No me gusta que le pongan Néstor Kirchner a nada, qué va a ser. Mirá que lo he amado a ese hombre. No voy nunca a esos actos. Todos aquellos que lo hacen, está bien, yo no soy objetor. ¿Yo lo haría? No. No le pondría Néstor a un hijo, a una ruta, no me gusta. Mirá que para mí son mi familia, Néstor, Cristina, son mi familia. Me enojé nueve meses con ella y no me fui a ningún lado. Un pedacito ayudé a construir de todo esto y me quedo acá, pero no creo en el culto, me molesta, ¡qué va a hacer!
- Cristina habla, manda un tuit y se reconfigura todo.
- (interrumpe) Los liderazgos no piden permiso, mi amigo. Ella es la jefa del movimiento nacional peronista. Punto. Es la jefa-del-movimiento-nacional-peronista. Es una situación absolutamente definida y clara que nadie la puede contrastar porque se lo ganó legítimamente.
- La última vez que nos vimos en esta playa, año 2019, previo a las elecciones presidenciales, usted nos dijo “la yegua va a trotar”. ¿Se acuerda?
- La yegua ya estaba trotando. Tenía que correr. Corrió y ganó. Quizás otros no lo veían, yo sí. Ella en 2017 contra todos, Nación, Provincia, CABA, medios, y una buena parte de los jueces si no fuera por un compañerito que jugó sucio hubiera ganado cómodamente, perdió por un puñadito. Estaba claro que ganaba en 2019, había que hacer el juego correcto y ese juego de cintura ella lo hace como nadie. Es una mezcla de Maradona y Houseman con un juego de cintura mágico. Te llevó y te tragaste el anzuelo completito y te mostró que la jugada venía por otro lado. Si Cristina pelea es probable que gane. Hoy tenés que andar discutiendo con cabezas de frasco como Cornejo, Patricia Bullrich, esta manga de giles que no saben de nada porque querés ponerle un coto a la situación de la pandemia. Lo ven en el mundo. Te hablan de la economía de la Argentina y nadie te dice que Alemania bajó el 11%, Portugal el 17, Francia el 19, Italia el 18, Reino Unido el 22 por ciento. Nadie lo dice. No sé si lo saben. Como son tan tarados para qué perder el tiempo. Cristina pasa por arriba de ellos y construye una política de forma inteligente. Y cuando la construye pone al hombre adecuado, un tipo formado. Perón dice que cuando esto pasa primero tenés que ocuparte del hormiguero, Cristina tenía el hormiguero y al que venía atrás le tocaba ir hormiga por hormiga y por eso llegó Alberto, y así ganamos el 40 y pico por ciento de los votos.
- ¿Cómo ve al peronismo para la elección legislativa?
- Bien. Estamos en un año complicado. Al hombre y a la mujer común puede no gustarle lo que está sucediendo pero no se puede negar que el Gobierno está preocupado por resolver los problemas. Otro no los va a resolver.
- Es contrafáctico pero ¿a veces piensa qué hubiera sido de la Argentina con Macri administrando la pandemia?
- Basta leer los mensajes que manda. Le enseñaron dos palabras y las usa. Tiene severos problemas para hacer la O con el culo del vaso. Habla de contagio del rebaño porque se lo escuchó decir a Trump y a Boris Johnson. Mirá cómo terminaron esos dos. Este es un papanatas.
- ¿Tiene futuro electoral Macri?
- Macri no sirve ni para comida para perros. Fue una catástrofe, una mancha en la historia de los argentinos. Vinieron a robar e hicieron todo lo que pudieron para chorear.
- ¿No cree que puede aprender de sus errores?
- No, porque nunca tomó decisiones. Cuando Perón estaba en su mejor momento, fines de su primera gestión, muchos diputados radicales decían que no iban a verlo porque te convencía. De hecho, muchos terminaron sumados al peronismo. Puedo entender que vos me digas ‘me convenció Perón’ o Alfonsín, que era un honesto. O que me convenció Menem. O Néstor y Cristina. ¿Pero este pelotudo? No, los que estuvieron ahí fue porque les convenía o le sacaban algo de ventaja. Nadie puede creer que este pelotudo te puede dar algo de política o algo para el país. De hecho no hizo nada.
- Infobae entrevistó a Jorge Asís aquí en Pinamar días atrás y él apunta a Máximo Kirchner, Kicillof y Massa como los futuros líderes del peronismo.
- No, no tiene nombre. Ninguno de ellos todavía tiene la estatura para poder llegar, no significa que no puedan adquirirla ni les quito mérito, al contrario, están haciendo un muy buen papel en lo suyo.
- ¿Pidió entre los deseos de 2021 un cargo más protagonista en el Gobierno?
- Yo estoy bien donde estoy. Me pidió el presidente que fuera a Yacimientos Carboníferos, algunos lo interpretaron como un juego chiquito y no lo es, es una empresa muy grande. Estoy bárbaro así.
- Igual funciona como un vocero no oficial.
- Yo le dije al Presidente: ‘No voy a dejar de hablar’. Y él me dijo que me veía y que me lo agradecía. Es la primera vez que lo cuento. Le dije eso. Y él respondió así.
- ¿Se puede ser crítico con el propio espacio públicamente o se es crítico para adentro?
- No tengo críticas.
- Ha dicho que no está conforme con cómo comunica el Gobierno.
- Creo que sigue teniendo déficits de comunicación. Que hace prensa, no comunica. Y les dije en términos fútboleros que entendía que los volantes se esconden detrás del contrario, que pidan la pelota, que se muestren. Eso es lo que decía, ya está.
- Va en la línea del mensaje de Cristina sobre que los que tienen miedo que se busquen otro laburo.
- Lo dije hace ocho meses. No es que le quito mérito a lo que dice ella, lo dije con buena voluntad, no quiero joder a nadie ni serrucharle piso a nadie. No voy a ser funcionario de Alberto, solo digo lo que tengo que decir. Lo que pasa que Cristina tiene un poquitito más de voz fuerte que yo y cuando lo dice duele. Es la verdad, hay que decir las cosas como son. Nadie tiene que enojarse.
- ¿Y por dónde tiene que ajustar las tuercas el gobierno para el 2021?
- No, no, yo no le voy a decir al Presidente lo que tiene que hacer ni cuál es su política. Sí tengo muy en claro que él se tomó un trabajo muy en serio con la pandemia y no se quedó quieto. Caminaba y mascaba chicle. Se ocupó de la economía, de los precios, presentaron un presupuesto serio, con 5,5 puntos de crecimiento y pueden estar arriba del 10. Estamos hablando de una economía que trabaja fuerte y se fortalece la posición de Guzmán en el Banco Central. Está jugando fuerte y hay que seguir corrigiendo defectos.
- Ya que está con las metáforas futboleras. ¿Le gusta Guzmán?
- Siiiiii. Tiene una zurdita maradoniana, 37 años y lo forrearon todo lo que pudieron y el tipo mostró un juego que nadie pensaba, bajó la deuda, corrió cuatro años y mató el déficit financiero, la tasa que los vivos como Prat Gay tomaban en 7% anual en dólares él la llevó a 3,07, es decir, la puta, mirá si no trabaja en serio. Y lo mismo hizo con los instrumentos en pesos. Creen en él.
- Recuerda escenas de su niñez, estadísticas de la economía mundial, leyes, artículos de la Constitución, fuera de la nota me ha hablado de diálogos entre Yrigoyen y Sáenz Peña, citó frases de Martín Lutero, se sabe a Perón de punta a punta. Acaba de cumplir 64, su memoria es digna de Funes, el del cuento de Borges.
- La memoria es un músculo. Hay que trabajarlo todos los días. Soy un coleccionista de datos inútiles. Vivo recordando pelotudeces. Y cuando me olvido de alguna pelotudez la renuevo. Eso es lo que te ayuda entre otras cosas contra el Alzheimer, recordar pelotudeces, no trabajo.
- ¿Cuál es la pelotudez más grande que recuerde?
- Todas, estoy lleno. ¿Cuánto mide la Muralla China?
- Ni idea.
-21.196 kilómetros. ¿Para los chinos cuánto mide? ¿Lo mismo? No. ¿Cuánto mide? 10.000 li, que es una vieja medida que significa infinito. ¿Por qué lo sé? Qué se yo.
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