Los gastronómicos marplatenses que viven de la noche persisten expectantes. Luego de la reunión que el gobierno bonaerense mantuvo con los intendentes de la Costa Atlántica -en la cual no se tomaron medidas puntuales respecto a las limitaciones horarias-, los dueños de los comercios comparten una férrea postura en el caso de que estas restricciones nocturnas llegasen a concretarse: nadie va a cerrar su negocio.
Durante las últimas horas del viernes y la madrugada del sábado Infobae recorrió las calles Martín Güemes y Olavarría, una de las zonas más concurridas y transitadas por el turismo y el público local de Mar del Plata.
Allí el pensamiento está unificado y la incertidumbre no se confunde con el temor. Los gastronómicos atraviesan una temporada complicada en números y no están dispuestos a ceder ni diez minutos el cierre de sus comercios de manera anticipada.
El trato que mantienen empieza por no hablar abiertamente con los medios. “Me vinieron a buscar un montón para dar notas pero no puedo hacerlo porque todos quedamos en no dar nuestros nombres o los nombres de los locales. Sí te puedo decir que nadie va a cerrar, que decidimos que nuestra protesta sea mantener las puertas abiertas en los horarios habituales”, contó a este medio el dueño de una de las cervecerías más concurridas de Olavarría.
Ante la pregunta de si aceptarían una negociación que culmine siendo restrictiva pero con un margen mayor para atender al público, la respuesta se exhibe clara: “No vamos a cerrar de ninguna manera”.
Tampoco temen, llegado el caso, sufrir algún tipo de multa o la clausura de sus bares y restaurantes. Allí, como explica el dicho, “la unión hace la fuerza”. Santiago, encargado de otra cervecería sobre la misma traza, fue contundente: “Es imposible que puedan venir cada noche a ponernos multas o clausurarnos si todos permanecemos abiertos. Pero quiero aclarar algo: esto no es un capricho ni una búsqueda para sacar una tajada más grande. Nosotros siempre cumplimos los protocolos, cuidamos a la gente y estamos abiertos con la mitad de la capacidad que tenemos permitida. Por eso no queremos acatar”.
Es justamente este el factor que preocupa al gobierno bonaerense y que se extiende a todos los municipios de la Costa Atlántica. Los comerciantes no sienten la necesidad de ceder y explican que “con todos los meses que estuvimos cerrados ya fue suficiente. Si subieron los contagios no fue por culpa nuestra. Acá hay distanciamiento, la gente está sentada, no se baila, todas las noches son iguales. Estamos convencidos de que es un castigo injusto hacia nosotros”, indicó Santiago.
Tras el encuentro de ayer, desarrollado en el Museo MAR de Mar del Plata, el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa, aseguró que “el objetivo principal es garantizar la temporada turística” y aclaró que “hoy (por ayer) no vamos a tomar definiciones o medidas puntuales, tenemos que contar con la opinión de todos los intendentes”.
“Esto nos lleva a plantear diferentes medidas que tenemos que seguir evaluando, porque ante el anuncio del gobierno nacional que deja a las provincias las medidas a tomar, estuvimos discutiendo distintas alternativas con los intendentes. El gobernador (Axel Kicillof) va a seguir las reuniones sabiendo que el objetivo principal es garantizar la temporada turística”, agregó Costa.
Por lo bajo, desde el municipio de General Pueyrredón sostienen la actitud expresada desde antes del comienzo de la temporada: “Creemos que el toque de queda no sirve, sino que es a partir del control, sobre todo en los lugares donde no se cumplen protocolos, como las fiestas clandestinas”.
“Nosotros sentimos el respaldo del municipio, que desde un primer momento apoyó que los comercios sigan trabajando y que enfocó el verdadero problema en donde tiene que estar”, manifestó a Infobae Gonzalo, dueño de una hamburguesería marplatense, quien prefiere no exponer su apellido para respetar el “pacto de silencio” gastronómico.
Durante la semana, un comunicado de la Unión del Comercio, la Industria y la Producción (UCIP) de Mar del Plata manifestó que “los contagios no se producen en las actividades comerciales y económicas que están reguladas, sino que el foco está en las reuniones sociales, la aglomeración de gente en espacios públicos las fiestas clandestinas y en el poco control sobre el distanciamiento social, el uso del barbijo y el alcohol sanitizante”.
Y remarcaron: “Sería realmente injusto que quienes cumplen con los protocolos, cuidan a la comunidad y trabajan con el compromiso y la responsabilidad de proteger al otro sean los primeros damnificados ante la irresponsabilidad social y la falta de control”.
Desde el sector aguardan lo que podría suceder en las próximas 48 horas y se muestran confiados en que estas medidas no se van a volver efectivas. Santiago lo explicó de la siguiente forma: “Lo que nos mantiene expectante es ver qué pasa si se efectiviza y nosotros permanecemos abiertos. Si eso sucede, lo vamos a probar una semana. Pero no nos inquieta que pueda haber alguna restricción porque no vemos ninguna posibilidad de cumplirla”.
Fotos: Christian Heit
Seguí leyendo: