En Uruguay, alrededor de 60 mil personas acceden a alguna de las tres variantes que habilitan el consumo legal de marihuana. El cultivo doméstico, integrar un club de membresía y adquirir la hierba en una farmacia, previa inscripción en el registro correspondiente, son las formas en que los residentes pueden acceder al consumo de esta sustancia.
El estado Oriental concedió, además, 11 licencias para el cultivo del denominado cannabis psicoactivo, 15 para su industrialización y 19 para la investigación y el desarrollo de nuevos productos.
Pero, por ahora, los extranjeros no tienen acceso al consumo legal de la marihuana, aunque sí están habilitados para la compra de distintos elementos que se emplean para el consumo del producto.
En los últimos tiempos, en Uruguay se suman las voces pidiendo que los turistas extranjeros también puedan acceder al consumo del alucinógeno. A pesar de las limitaciones, el turismo cannábico se impone en el Este uruguayo. A esta altura no se descarta que el gobierno del presidente Lacalle Pou se expida en los próximos meses y promueva medidas que flexibilicen la ley aprobada siete años atrás. Entre las mismas podría incluirse la habilitación de la venta de marihuana a los turistas.
En este escenario de cambios, dos de los principales actores globales en el comercio del cannabis desembarcaron en la costa atlántica uruguaya para abrir tres locales.
El barrio El Tesoro de La Barra fue el lugar elegido para llevar adelante un emprendimiento cuyo hilo conductor une a la marihuana con el glamour, la moda, el arte, la gastronomía y hasta una clínica Q2.
“Kaya Herb House” fue inaugurado en diciembre pasado a partir de la iniciativa de estas dos marcas de cannabis de alta gama a nivel global, que se asociaron con una contraparte uruguaya.
Es la primera sucursal en el exterior del mítico local del mismo nombre ubicado en el balneario Ocho Ríos de Jamaica. Las firmas globales “Higher Standards” y “Oracabessa Ventures Limited” apuntaron a la costa uruguaya para inaugurar, pese a las limitaciones impuestas por la pandemia, tres tiendas de lujo, con su buque insignia en pleno centro de La Barra.
El segundo punto de venta se encuentra en José Ignacio, ubicado en el complejo Casagrande. En ese lugar será habilitado un Kaya Café y una pop–up store de la firma Higher Standars. Y el tercero está en Portezuelo, donde una tienda emergente desembarcó en el complejo Medio & Medio.
Las dos firmas globales apuntaron a Punta del Este por su condición de ser un balneario glamoroso, ubicado en el primer país en el mundo en legalizar el consumo de cannabis.
Frederick Ulrich Larsen es el director general de la propuesta para Uruguay a partir de una iniciativa que diseñó la firma “Quantum Ventures”, la casa matriz de “Oracabessa”. A la propuesta se sumó ”Higher Standards” y no demoró mucho tiempo hasta encontrar la contraparte uruguaya para concretar el ambicioso proyecto.
“En La Barra tenemos un espacio con varias propuestas. Por un lado gastronomía con un toque musical afro, indi y reggae a partir de un escenario al aire libre. Apuntamos a ir armando ciclos de música con artistas uruguayos, algo que quedó en suspenso por las decisiones adoptadas por el gobierno a partir del impacto de la pandemia”, explica Larsen.
“También tenemos una galería de arte con la exposición Magia de la fotógrafa Lelen Ruete. La propuesta de Lelen es impresionante porque retrata cultivos y además está inspirada en Marie Laveau, la reina del vudú de Nueva Orleans”, agregó.
“En nuestra tienda Kaya Herb House se pueden encontrar las mismas prendas, libros y artículos relacionados con el consumo de cannabis que tiene la casa central en Ocho Ríos de Jamaica. Tal el caso de los clásicos bong o pipas de agua, vaporizadores de muy alta gama o las sofisticadas máquinas para hacer infusiones de cannabis”, describió Larsen.
En el mismo lugar se encuentra el centro gastronómico Toledo, un bar de tapas que funciona desde el amanecer hasta la medianoche. El complejo de La Barra, asimismo, tiene habilitada una clínica Q2 a cargo de la médica Fernanda Coutinho. “Es una clínica de cannabis medicinal y de endocabinnología. Nuestra médica atiende y luego lleva adelante un seguimiento, también puede recetar los medicamentos a base de cannabinoides que se pueden comprar en las farmacias. Es una forma de acceder a un tratamiento con cannabis medicinal a cargo de un experto”, explicó.
En un lugar separado y con estrictas normas de seguridad se encuentra el club, a cargo del maestro cultivador Juan Vaz y cuya actividad es regulada por el estado uruguayo a través del IRCCA, el Instituto de la Regulación y Control del Cannabis. “Es un club con conserjería, de alto nivel, manejado por alguien con más de treinta años de experiencia en el tema. Como marca la ley, solo pueden ingresar los miembros al local. Nadie más, ni siquiera a mirar. La legislación establece que solo se admiten aquellos que están matriculados, inscriptos en el mismo”, sentencia Larsen.
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