El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires informó que ayer se registraron 861 casos positivos de coronavirus, de los cuales 550 corresponden a residentes mientras que los 311 restantes son no residentes. La cifra interrumpió la tendencia en alza que se venía repitiendo en los últimos días: es inferior a los 2.146 contagios notificados el jueves y a los 1.688 reportados el miércoles 30 de diciembre.
Sin embargo, la tendencia a la baja de un día no implica que la curva ascendente de casos en territorio porteño frene su camino. Las autoridades recomiendan sacar un promedio de casos de hasta siete días para tener un panorama que permita proyectar la toma de decisiones. En ese sentido, desde hace más de dos semanas que los casos registrados en la Ciudad están en aumento tras un noviembre en el que se habían estabilizado por debajo de los 500 por día.
Cabe destacar que anoche el Ministerio de Salud de la Nación no difundió ayer y el jueves el habitual reporte nacional de casos por las fiestas de fin de año. Hoy entregará información detallada de lo sucedido en las guardias durante el 31 de diciembre de 2020, y el 1° y el 2° de enero de 2021. En cambio, la administración de Horacio Rodríguez Larreta no interrumpió el parte diario que suele difundir todas las mañanas con información del día anterior.
Desde que comenzó la pandemia en Capital Federal se registraron 159.872 de contagios en total y 7.722 fallecimientos. Con respecto a la ocupación de camas en el sistema de salud público, sólo el 22,8% de las camas de terapia intensiva están ocupadas, un número sensiblemente inferior a lo que se registró durante los meses más complejos de la primera etapa de la pandemia, cuando esa cifra llegó al 80%.
El miércoles, el presidente Alberto Fernández recibió en la Quinta Presidencial de Olivos al jefe de Gobierno de la Ciudad y al gobernador bonaerense Axel Kicillof. La reunión fue más corta que aquellas del principio de la cuarentena estricta, pero marca la preocupación que existe en la cúpula del poder político por un aumento de casos de COVID-19 que esperaban para más adelante.
Los tres mandatarios coincidieron en que hay un relajamiento producto del cansancio general de la ciudadanía y de una sensación equívoca de que lo peor de la pandemia ya pasó. Las luces amarillas se encendieron cuando empezaron a sucederse concentraciones masivas en espacios públicos, como la despedida a Diego Maradona en el centro porteño y la caravana de River a dos años de la final de la Copa Libertadores Madrid, y se transformaron en rojas la última semana, cuando la curva volvió a acelerarse tras los encuentros de Navidad y las tradicionales cenas para despedir el año.
El ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, planteó en su última conferencia de prensa que habrá que esperar los próximos días para comprender el alcance del fenómeno estadístico. Hay dos variantes: podría ser un repunte estacional producto de los encuentros típicos de diciembre o marcar definitivamente el inicio de la segunda ola que hace semanas comenzó a hacer estragos en Europa.
Por eso, en este contexto el jefe de Estado reconoció que se evalúa en instruir a las fuerzas de seguridad para “disipar” a las personas que no respetan las recomendaciones y así evitar las concentraciones de gente sin tapabocas ni respeto del distanciamiento social.
Ante este panorama, Jorge Rachid, médico sanitarista e integrante del comité de asesores del gobernador Kicillof, planteó una idea: propuso que se imponga una “restricción nocturna para circular”, entre otras medidas para mitigar el creciente número de contagios de coronavirus.
En este sentido, indicó que su planteo es que se limite la circulación “entre las 22 y las 6” y, también, añadió como sugerencia “el cierre de fronteras”. Así lo expresó en declaraciones formuladas a Radio 10, en las que sostuvo que “el toque de queda es duro pero es lo que funciona en Europa”.
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