El escenario se puebla. Entran primero dos mujeres vestidas con ambos. Arman una camilla y se corren a un costado. A los pocos segundos vuelven con un ecógrafo y lo colocan al lado de la camilla. La multitud -una multitud ahora, a las diez y media de la noche en el lado celeste de la plaza- aplaude y grita, como si al instante hubiera reconocido a su máquina dorada. Una mujer con un micrófono en mano entra al escenario y le pregunta a la gente cómo está. La gente levanta los brazos. Entonces ella festeja la emoción y pide un aplauso para la primera mamá, que entra, se acuesta sobre la camilla, y respira.
Junto a ella entraron tres médicas. Una de ellas es Jael Ojuel, ginecóloga y obstetra y Directora de Bioétic de ACIERA (la asociación de Iglesias Evangélicas más grande de la Argentina). La mujer sobre la camilla es Gabriela Luna, de 30 años, que espera a su primer hijo. Jael toma el micrófono y pide silencio. Entonces, la ecógrafa comienza su trabajo.
Lo que refleja el monitor se ve también a través de las pantallas dispuestas alrededor del lado celeste de la plaza, que ahora, de pronto, se puebla de silencio. Y entonces comienza a escucharse el sonido acelerado de un corazón. “¡Escuchen el corazón de este argentino!”, exclama Jael. Gabriela, acostada sobre la camilla, parece emocionada. Jael explica lo que el ecógrafo va mostrando. El sonido de un corazón de un bebé sale por los parlantes.
La propuesta funciona porque ya nadie dice nada, pero el público conmovido no es acaso el público al que quieren conmover. Y cuando Gabriela deje el escenario Jael hará una oración y muchos en la plaza levantarán los brazos y la acompañarán. Ya debajo del escenario, hablará con Infobae para explicar la propuesta.
-¿Qué fue específicamente lo que hicieron en el escenario?
-Hicimos una ecografía de dos mamás, una que tiene 17 semanas y otra 20. Mostramos las diferentes partes fetales, hablamos sobre cómo se va formando el feto en el embarazo y escuchamos los latidos cardio fetales, que fue lo más importante.
-El proyecto contempla el aborto igual hasta la semana 14, estos embarazos están más avanzados, ¿cierto?
-Sí, son un poquito más avanzados pero ya en la semana 14 se pueden escuchar los latidos, ver la longitud embrionaria máxima, ver que el bebé se está formando y distinguir las distintas partes del cuerpo.
-¿De dónde nace tu militancia?
-Nosotros no negamos la realidad de que el aborto clandestino existe, porque existe, pero defendemos la vida porque hemos visto esta realidad. Hay algo que me pasa a mí, y creo que a todo médico le pasa, y es que hemos visto bebés fragmentados, decapitados, y duele muchísimo. Y que hoy la Argentina quiera legalizarlo como una práctica diaria, como un capricho ideológico, porque ya la violación y otras situaciones están contempladas, nos parece mal. Por eso defendemos la vida desde el corazón pero también desde el conocimiento.
-¿Qué opinás de que las mujeres estén peleando por ser ellas dueñas de la decisión sobre su cuerpo y si son o no madres?
-Me hablan de maternidad deseada o no deseada. Pero ¿sabés qué? Maternidad es igual desde el momento que se gesta el ser humano en formación. Ahora, uno decide ser madre de un bebé vivo o de un bebé no vivo. Y yo he visto en mi consultorio pacientes que tienen vergüenza de compartir que han abortado porque las consecuencias emocionales sí están.
Cerca de ella está Gabriela Luna, la mujer cuyo bebé acaba de proyectarse por toda la plaza. La acompaña Joel, el padre del chico. Recién hace unas horas se enteraron de que será un varón, gracias a una ecografía gratuita que se hicieron en un móvil dispuesto especialmente para eso sobre la avenida Entre Ríos.
-¿Cómo llegaste a que te realicen una ecografía en vivo?
-Yo me estaba por ir de la marcha pero una chica me dijo que estaban haciendo ecografías gratis y como estoy ansiosa por saber el sexo del bebé porque tenía que esperar hasta enero, aproveché y me la hice y me lo dijeron. Estamos esperando un varón.
-¿Y cómo fue la propuesta de hacerte la ecografía en el escenario?
-Ahí mismo me propusieron si quería y acepté, porque creemos mucho en la defensa de las dos vidas. Y me emocioné un montón. Que me hayan elegido para pasar es muy importante para mí. Desde chiquita soy militante de esto, creo que tiene que ver con los valores de uno, que sabe que matar está mal.
-¿En tu familia todos piensan igual?
-No, mi hermana es pañuelo verde. Lo podemos discutir pero sin faltarnos el respeto y sin pelear. Respetamos lo que piensa cada una. Ella siempre fue provida, pero después hubo todo este movimiento y yo siento que todas las chicas repiten lo mismo.
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