El asfalto de la avenida Callao es una brasa encendida por la que caminan, minutos antes del arranque del debate final en el Senado por la legalización del aborto, miles de mujeres teñidas en alguna parte de sus cuerpos del color que identifica la lucha por el aborto legal. Verde es la marea que, a pesar de la amenaza del Covid, se espera que cubra de nuevo las calles alrededor del Congreso. La expectativa es máxima. La esperanza es suprema. La convicción es grande. “Es hoy”. “Sale”. “Va a ser el triunfo de lo que primero se ganó en la calle”.
Son los feminismos y es la marea verde, creen las mujeres que a las 16 de este martes empezaron a seguir la discusión de los senadores y senadores en el recinto, lo que habrá hecho posible esta legislación, si es que finalmente se vota a favor ya entrado el miércoles.
“Estamos con mucha expectativa pero con los pies en la tierra. Allá en el Congreso los votos se están contando de a uno. A mí en lo personal me da temor que en la madrugada se arme la famosa rosca y haya presión, pero se gana en la calle. Las cosas se ganan en la calle, ahí se consigue la legitimidad. La ley sale así. Por todo lo que se hizo acá”, comentó a Infobae Valeria Pesce, docente, refugiada en la sombra de la carpa de la agrupación La Granate, de la Unión de Trabajadores de la Educación.
Al igual que el 10 de diciembre pasado y que en 2018, el “lado verde” ocupa el sector norte del Congreso, con seguidilla de puestos, carpas y pantallas tanto sobre la avenida Rivadavia, hasta el embudo con Avenida de Mayo, y por Callao hasta el cruce con Corrientes. Durante toda la tarde, la noche y la madrugada habrá movimiento de personas, con música y actividades en las carpas de las agrupaciones.
“Esta vez nos ordenamos mejor para tratar que haya más distanciamiento social y no tanta aglomeración de gente”, explicó Maya Stockebrand, de la corriente militante Lealtad, que llegó desde la ciudad bonaerense de Merlo y, handy en mano, se encarga de organizar el movimiento de las mujeres por Callao.
“Mi deseo es que hoy seamos muchas y que salga la ley. Que podamos conquistar un derecho. Puede ser un día histórico. Pero lamentablemente estamos rodeadas por el Covid. Por eso nos queremos cuidar, y a pesar de que la consigna es que si salimos a la calle, sale, la idea es que no salgamos a contagiarnos”, agregó Stockebrand.
Referentes del colectivo feminista llamaron a no sentirse en la obligación de estar en la calle. De alguna manera, sostienen que la suerte política está echada y la definición será bajo la cúpula del Palacio, adentro y no afuera.
No obstante, se espera que la convocatoria sea alta, mayor a la de hace 20 días. “La presión en la calle va a ayudar. Las esperanzas están para que sea ley, pero hay dudas sobre algunos senadores. Es mucho tiempo de lucha, de reclamar. Es mucha la emoción y la ilusión. Esperemos que sea una jornada de festejos. Tenemos que cuidarnos mucho del Covid y también de las agresiones, hay que festejar pero también cuidarse”, se adelantó Emilia Bermejo, que salió temprano desde su casa en el partido de Almirante Brown, en el sur del conurbano, y ya estaba esperando en la zona bajo el sol del mediodía.
La primera de la larga lista de 59 oradores en esta sesión inolvidable fue la senadora Norma Durango, del Frente de Todos, apenas pasadas las 16.10, luego de que los representantes entonaran el Himno, que también se cantó en la calle. “Vengo a ocupar esta banca en nombre de las mujeres muertas por el aborto clandestino. El aborto es una realidad, existe desde tiempos inmemoriales, y marca a las mujeres en las clandestinidad. Las mujeres van a hacerse los abortos clandestinos solas y nunca con el acompañamiento del Estado. El Estado que durante años miró para otro lado. Y muchos de los que hoy están aquí siguen mirando para otro lado. Esa tragedia que es el aborto clandestino sigue sucediendo”, dijo la senadora, que obviamente será uno de los -según se estima- 36 votos a favor que podría tener el proyecto, lo que le alcanzaría para su sanción.
“La alternativa es: ¿aborto legal o aborto clandestino? Si el aborto sigue siendo ilegal, van a seguir muriendo mujeres. Yo tengo dos hijos, los busqué y los deseé, pero tengo que tener respeto por aquellas personas que tienen un proyecto de vida diferente”, agregó Durango. Bajo una de las cuatro pantallas instaladas cada 100 metros sobre Callao, entre Rivadavia y Sarmiento, aplaudía la diputada mandato cumplido del Movimiento Evita, Araceli Ferrerya.
“Vamos a tener más conclusiones después de esto, además del aborto. Una cuestión que tiene que ver con la movilización y el feminismo. Nosotros tenemos la marea. Uruguay tiene aborto legal pero no tiene este fenómeno masivo. Funcionarios de Naciones Unidas me han dicho que en el único lugar donde se siente la marea es acá. La marea es una síntesis de una lucha generacional. Esta ley va a tener la capacidad de cambiar la calidad democrática, además de mejorar la salud pública”, consideró la ex legisladora correntina, con los párpados maquillados con glitter (por supuesto) verde.
La energía y el entusiasmo que flota este martes sobre la superficie de la marea verde que copa un costado del Congreso de la Nación se nota incluso en la perspectiva hacia el futuro del movimiento feminista. ¿Se termina con la ley del aborto? “De ninguna manera”, dice Emilia Bermejo, con un corazón verde pintado en uno de sus pómulos.
Y sigue: “Después habrá que luchar para acceder al derecho de abortar. Esperamos poder estar luchando para que se garantice. Hay mucho trabajo por hacer. Desde lo cultural, desde la educación. Cuando uno escucha los pobres argumentos religiosos, moralistas que se oponen al aborto y no llegan a nada, uno entiende que el camino de cambiarle la cabeza a la sociedad es largo. Y es un proceso que se da en las calles”.
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