Están donde nadie más llega. Llevan a cuestas una pizarra, tizas de varios colores y una cantidad de premios internacionales que reconocen la labor que realizan. Son sólo dos docentes, que además de enseñar los contenidos de las materias básicas de la enseñanza primaria encaran desde hace tres años un proyecto social y comunitario para niñas y niños con y sin discapacidades que viven en catorce comunidades misioneras.
Caminos de tiza es la propuesta que fue fundada por el maestro uruguayo Julio Manuel Pereyra, educador comunitario y docente de Apoyo a la Inclusión, quien le explica a Infobae que el proyecto “Escuelitas Ambulantes” se basa en una propuesta de educación comunitaria de voluntariado en basurales, aldeas, comunidades originarias y barrios marginales en diferentes localidades argentinas, a lo que suman talleres sobre Inclusión Educativa y estrategias didácticas a Centros Educativos Públicos de manera gratuita.
Por esa labor el proyecto fue reconocido este año con el Global Teacher Awards (AKs India), el Premio Educativo Espiral de España y el año pasado recibieron el premio Iberoamericano a la Labor Docente y el premio Maestros que Inspiran Latinoamérica. Pese a eso en Argentina poco y nada se conoce ni reconoce la tamaña labor que desempeñan.
“Hasta el momento logramos cero deserción escolar y cero repitencia entre los 364 niñas y niñas en 14 comunidades”, asegura Pereyra, quien inició este proyecto solo hace seis años y recorrió Corrientes, Chaco y Santiago Del Estero. Desde hace tres años trabaja en Misiones con Yanina Rossi, profesora de Educación Especial y oriunda de esa provincia. La docente también se ocupa de dar charlas a niñas, adolescentes y mujeres sobre prevención de violencia de género.
Es la única propuesta educativa comunitaria itinerante para niñas, niños y adolescentes con discapacidad en contextos interculturales, bilingües, en zonas selváticas, de basurales y áreas rurales.
Más que materias: labor social y comunitaria
El abanico de ayuda comunitaria, domiciliaria y hospitalaria es muy amplio: proponen trabajos pedagógicos y terapéuticos dando apoyo escolar, alfabetización inicial, estimulación temprana y oportuna, psicomotricidad y psicopedagogía para niños con discapacidad, problemáticas del aprendizaje (Asperger, autismo, dislexia, discapacidad motriz, ceguera, sordera, entre otras) por medio de Lengua de Señas hasta Comunicación Alternativa Aumentativa (CAA) también brindan adaptaciones didácticas o técnicas y modos adaptados como el sistema Floortime y otras tantas más.
Las materias que enseñan son Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, Matemáticas y Lengua y les suman talleres sobre temáticas específicas de cada realidad, diseñan recursos y estrategias didácticas alternativas y complementarias para niños con problemáticas del aprendizaje en contextos marcados por el analfabetismo, personas indocumentados y enfermas de sarna, lepra, HIV, leishmaniasis, gripe H1N1, dengue que viven en basurales, selva (contextos interculturales bilingües).
“Somos reconocidos en toda América menos en Argentina porque como denunciamos las realidades que encontramos eso no siempre es bienvenido. En algunos lugares que trabajamos recibimos amenazas de muerte incluso, por denunciar y mostrar realidades como la desnutrición, la no escolarización, el analfabetismo, el trabajo infantil y el rebrote de enfermedades”, lamenta el maestro.
La escuela itinerante no es una ONG ni una fundación. Es un proyecto voluntario que se sustenta desde la promoción y gestión de donaciones comunitarias de materiales, útiles escolares, material ortopédico-terapéutico, vestimenta (para los roperos solidarios), material deportivo. “También armamos bibliotecas barriales y colaboramos con comedores comunitarios, sin recibir ni aceptar dinero, transparentando en las redes sociales los usos y destinos de los recursos yd e todos los materiales recibidos”, aclara Pereyra.
A todas las labores, el proyecto suma apoyo escolar a los niños escolarizados, Educación Sexual Integral (ESI), información sobre condiciones y diagnósticos que tengan. También tramitan turnos para especialistas o médicos, enseñan a hacer trámites de documentos (DNI, Certificado de Discapacidad, Obras Sociales) y acompañan ante denuncias por violencia de género, abuso sexual y maltrato infantil.
A su vez, dictan de manera gratuita talleres y charlas sobre Inclusión Educativa a grupos, ONG y fundaciones vinculadas a la discapacidad en las Aldeas Kaa’guy Porà (comunidades guaraníes en la selva misionera), en hogares carenciados de Andresito, Gobernador Roca y Colonia, San Gotardo/Capioví y Aristóbulo del Valle.
“Nuestro objetivo es fortalecer, encausar y ampliar los procesos de enseñanza y aprendizajes de los estudiantes que concurren a las instancias y espacios de apoyo escolar”, remarca el maestro, que ayuda a esos más de 360 chicas y chicos.
Lo que más necesitan, debido a que el proyecto no se toma vacaciones y funciona a diario, “son padrinos, porque venimos desarrollando un sistema donde se establecen vínculos con padrinos que intercambian mensajes y videos con los niños, para vencer el temor y la timidez”, explica el docente que anhela que su propuesta siga manteniendo en alto el interés que las comunidades muestran por la educación “para que los chicos puedan evitar salir a trabajar porque en esta zona el trabajo infantil y la prostitución adolescente son temas muy complejos. Una de las Industrias que más trabajo infantil tiene son las yerbateras en las tarefas donde hay niños trabajando expuestos a los agroquímicos” recuerda sobre uno de los temas que en la provincia poco se habla.
Respecto al trabajo infantil, en julio de 2013, tres adolescentes murieron luego de que chocara el camión en que eran trasladados a un yerbal de Misiones. Esas pérdidas no fueron relevantes para sus patrones y apenas merecieron engrosar la cifra de muertos en el trabajo infantil. Dos meses después la ONG “Un sueño para Misiones” inició la campaña “Me gusta el mate sin trabajo infantil” que apuntó a “erradicar el trabajo infantil de la cosecha de la hoja de la yerba mate” en esa provincia.
Ante la incredulidad que esa campaña despertó, meses después el director de la campaña volvió a Misiones a buscar el testimonio de un menor que contó su experiencia en las tarefas y fue publicado por Infobae en 2018. El pedido que hicieron, además de que no haya niños trabajando, fue que las marcas de yerbas lleven un logo que certifique que fue producida sin trabajo infantil.
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