Es rusa, vive en Buenos Aires, tiene cautela con la vacuna de su país porque no confía en Putin y asegura que “Argentina te enamora”

Anastasia Lukyanova (25) trabajó con Iván de Pineda durante el Mundial de Rusia 2018. Cuando terminó ese evento viajó con Georgii Avsharov (29) a nuestro país y aquí se casaron y proyectan su futuro. “Este país es como Europa o Rusia en el 2000 o el 2010... acá llegás con ideas y podés realizarlas... Es un país para jóvenes”

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Anastasia Lukyanova y la vacuna rusa

Dice Nastia -tal su apodo- que ya le hicieron “demasiados chistes con la vacuna rusa… ¡peleé con todos en la Universidad! ‘¿Cuándo sale la vacuna? ¡Anastasia, traénos la vacuna!’ Y yo digo, no confíen tanto…”

Algún memorioso quizás la recuerde. Era la chica rusa que, en pleno Mundial disputado en su país, trabajaba junto a Iván De Pineda como traductora en el programa de viajes Privet Rusia, que el conductor hacía por TNT Sports. Pero aquel no fue el primer encuentro de Anastasia Lukyanova con argentinos. Cuando tenía poco más de 20 años ya había recorrido nuestro país de punta a punta, de Ushuaia a las Cataratas del Iguazú. No sólo eso, su periplo incluyó buena parte de América Latina. Pero Argentina, dice, la enamoró. Y, ahora con 25, hace casi tres años que vive en el porteñísimo barrio de Chacarita junto a su esposo, Georgii Avsharov, también ruso, de 29 años, al que llama Gosha y con quien se casó en Buenos Aires en el registro civil de la Comuna 15 el 25 de abril de 2019.

Anastasia y Gorgii el día
Anastasia y Gorgii el día de su boda en la sede de la Comuna 15 en Buenos Aires.

Aprendió castellano por insistencia de su padre y por haber vivido en España de pequeña. Luego lo perfeccionó en la Universidad Estatal de Moscú, donde estudió Filología, Lingüística, Literatura, Idiomas y Arte. Ahora está terminando una Maestría den Antropología Social en la UBA. “Me falta la tesis -cuenta-. Hay una ola de migración para estudiar acá, porque es gratuito y tiene buena calidad. Yo estudié en México, puedo comparar, y la educación me gusta mucho acá. En Europa es caro. En Alemania es gratis, pero tenés que hablar alemán, jaja… Y siendo estudiante en Argentina tengo residencia temporaria”.

Anastasia Lukyanova: por qué vivo en la Argentina

Es ahí, en las aulas de la UBA, que Nastia le pone un freno a la euforia por la vacuna Sputnik V, cuyas primeras 300 mil dosis arribaron el 24 de diciembre por la mañana. “Hay profesores que, yo entiendo, por no apoyar a los Estados Unidos apoyan a Putin, pero yo tengo desconfianza. En Rusia nadie confía. Y bueno, hay todo un tema con eso. Tuve peleas, no peleas pero conversaciones, y les digo: ‘Bueno chicos, ojo, cuidado. No se dejen llevar por todo lo que dicen sobre la vacuna rusa’”.

-¿Tenés desconfianza de la vacuna?

-Tengo desconfianza de Rusia, del Estado ruso. Es muy oscuro todo. Así que prefiero darme la inglesa, no se… Vemos que pasa. Está buena la medicina en Rusia, pero todo es muy oscuro siempre y Putin no se la da, ni él. ¿Te puedo hacer un chiste, que si querés lo cortás…? Hay un meme muy famoso en Rusia que dice “sacamos 20 millones de la vacuna y parece que no sirve, ¿qué hacemos con ella? Y Putin dice “dejame que lo arreglo…(hace el gesto de hablar por teléfono) ¡Cristina!”... No quiero decir que no funciona, pero yo no confío en el gobierno, por eso estudiaría el tema. Tendría más conciencia de lo que nos dan.

Anastasia en su país natal,
Anastasia en su país natal, con Iván de Pineda y el equipo de Privet Rusia, el programa de viajes que se hizo durante el Mundial 2018

Volver a empezar

A 13.459 kilómetros de su viejo hogar, Nastia y Gosha se entregaron a un mundo nuevo poco después de finalizado el Mundial de Rusia. “Nos vinimos en agosto de 2018, llevamos casi tres años en la Argentina”.

-¿Qué los motivó a venir?

-El año anterior a la mudanza estuvimos cruzando todo Sudamérica, desde Colombia a Argentina. Lo hicimos en carpa, en modo hippies, y nos encantaron Uruguay y Argentina. En ese viaje nos enamoramos de los dos países y dijimos, “bueno, estaría bueno probar, vivir en este lado del mundo”. Durante el mundial yo hice producción audiovisual, y conocí a una productora grande, Oruga Films, que viajó a Rusia. Y me invitaron, aunque no oficialmente: “Ah, mirá, ¿estabas con planes de venir, conociste Argentina? Venite si querés y trabajás con nosotros”. Con esa posibilidad se hizo todo más fácil. Era la oportunidad que esperábamos. Mi marido se sumó y vinimos. ¿Recordás que te dije que nos gustó Uruguay? Dijimos “ah, además vamos a estar al lado de Uruguay”… En los tres años que estamos acá nunca fuimos. Lo típico (sonríe).

Nastia, de viaje por la
Nastia, de viaje por la Patagonia

Hoy, vivir en Argentina le parece “súper”. Pero el primer año no fue fácil. “Venimos de una cultura muy diferente. Al principio fue complicado por el papeleo, mucho laburo, un mundo nuevo… Estuvimos con esa idea de “¿qué hacemos, nos quedamos o nos vamos, nos da miedo, no nos da miedo…? No era por algo en particular de Argentina, sino por todo el tema de mudarse. Pero al final, Argentina o te enamora o la dejás y no llegás a enamorarte, pero con el tiempo te enamora sí o sí. Nosotros ahora estamos re contentos, decimos que es un lindo país. Todavía no estamos tipo para quedarnos toda la vida, pero sí para quedarnos unos cinco o diez años capaz. Tiene de todo, la gente es muy linda, es un país enorme y muy bonito para viajar, así que estamos para estudiarlo y para seguir probándonos acá”.

A contrapelo de cierta sensación que sobrevuela a los jóvenes de nuestro país, para Nastia las chances de progreso laboral son ciertas en Argentina. Su relato, obvio, tiene matices: ella percibe -como muchos otros extranjeros que se radicaron aquí- que ciertas conductas que nosotros vemos como flaquezas son uno de los motivos que hacen atractivos al país. “Hay muchas posibilidades para venir en plan laboral. En Rusia, por ejemplo, no las hay. Europa es mucho más complicado para algunas cosas. Y acá es más tranca (SIC), no se.. Hay una movida de emprendimientos chiquitos, que allá no hay. Eso me gusta. Así que estamos por probar algo nuevo, por viajar. La estamos pasando bien. Fue difícil al principio, pero ahora estamos contentos, tranquilos”.

Una parrillada para Nastia y
Una parrillada para Nastia y Gosha

-¿Cómo es eso que acá es más fácil tener un emprendimiento propio que en Rusia?

-Eso tiene varios lados. Para empezar -y no para decir algo malo de este país, sino algo bueno- Argentina, cuando venís de Europa, te parece un poco, y no lo digo en un mal sentido, te parece un poco como era Europa o Rusia en el 2000 o 2010… Vemos que hay muchas cosas que allá funcionaron y que acá todavía no llegaron. Y muchos extranjeros y dicen, “mirá, allá funcionó y acá no hubo, vamos a hacer eso acá”. Y funciona, porque Argentina tiene esa movida… En Rusia, por ejemplo, hay demasiada competencia. Hay de todo y ya es difícil de emprender algo. Ese es un aspecto. Acá llegás y traés muchas ideas y podés realizarlas porque no las hay. Hay poca competencia.

-¿Y los otros aspectos?

-En Rusia es mucho más difícil, hay mucho monopolio de empresas. Y acá, por ejemplo, nunca vi tantos emprendimientos en Instagram, chiquititos, gente que dice “soy coach, puedo abrir mi escuela, voy a abrir mi taller, voy a hacer cerámica”, cosas así… Me encanta. Allá, te digo, no te dejan. Es mucho más caro el tema del alquiler, los papeles, los impuestos, bla bla bla.. Es un tema de política y economía en su conjunto. Es justo un momento de crecer en Argentina. Y segundo, económicamente es más fácil de empezar. En Rusia necesitás mucho más dinero para comenzar algo. Este, digo, es un país para jóvenes, para probarse.

Durante la pandemia trabajó de
Durante la pandemia trabajó de manera virtual para una empresa húngara

-Nuestra percepción es que en Argentina te comen los impuestos...

-Yo te hablo de Moscú. Para que entiendas, Moscú y Rusia son dos mundos diferentes. Moscú, como mundo capitalista, mundo europeo, tiene mucha más competencia y hay mucha más presión en todos los sentidos. Por ejemplo, en Argentina -lo digo yo, no sé si la gente lo dice-, si algo no se puede, siempre podés encontrar una salida, siempre podés arreglarlo de alguna manera. En Rusia, es todo burocrático. Es mucho más fuerte lo burocrático que acá. Si hay una prohibición tal, no podés hacer nada. Es mucho más estricto, mucho más duro, un gobierno mucho más militar, te persiguen… Te voy a dar un ejemplo. Nosotros al venir acá no pudimos arreglar enseguida el tema papeles, nos quedamos ilegales, y tuve miedo, porque en Rusia es delito, delito judicial. Acá, tipo, si algo “no se puede”, no es tan así… En Migraciones mismo nos dijeron “no se puede, pero quédense, no pasa nada”. Tipo quédense y lo arreglan. Y ahí nos quedamos. Pudimos arreglar las cosas y no pasó nada.En Buenos Aires te mira la policía y dice “no se puede, pero bueno…”. No se, como que es más abierto, es más personal la relación. En Rusia hay muy poca relación personal, con el Estado, con lo burocrático. Acá eso se hace más fácil. Seguramente hay impuestos que te matan, está el tema de los problemas económicos en Argentina, pero todo es con más onda, y eso facilita y no me asusta tanto. En Rusia ya desde el principio te asustan y no querés ni meterte ahí.

Gosha y Nastia, enamorados de
Gosha y Nastia, enamorados de la Argentina

-¿Es tan complicado?

-Lo político y económico está muy relacionado. No quiero hablar mal de Rusia pero es complicado. Es un gobierno muy militar, que te persigue. Y en lo burocrático te multan siempre, y son multas grandes, impuestos grandes. No existe el mercado para los negocios chicos, son todos monopolios, que te matan desde el principio, con la competencia. Y está muy corrupto, complicado, lo que ya saben. Es bastante triste lo político de Rusia.

-Vos sabés que acá son muchos los jóvenes que se quieren ir. ¿Qué les dirías?

-Que se yo. Argentina es un lindo país para vivir. Yo viví en México, viví en Europa, en Rusia desde ya. Estar sin papeles en Europa es complicado. Argentina no tiene tantos problemas. Acá todo es posible: trabajar, expresar tu opinión, tener tu vida como la querés armar. En otros lados te mata lo político o el tema de papeles. Ahora, los que viajan porque buscan conocer el mundo, está bien. Yo también viajé mucho y encontré a la Argentina como para quedarme, y me gusta mucho. Acá me casé con mi chico, con mi novio ruso. El vino sin hablar español, siendo actor y director, una profesión donde necesitás hablar sí o sí. Empezó a trabajar con rusos al principio en la Casa de Rusia, aprendió español. Ahora piensa en abrir una escuela para niños y adultos, hizo una obra de Chejov para gente local que estrenará cuando volvamos. La gente es muy amigable, si no sabés hablar el idioma te ayudan. En Rusia ni te miran, creo yo. Es otra onda. Nos trataron muy bien. Así que ya hablando español, laburando, nos casamos…. bien contentos.

Gosha y Nastia
Gosha y Nastia

-¿Extrañás Moscú?

-Allá están nuestros padres, familia y amigos… ¡está mi perro también! Eso se extraña. Ahora estamos por ir y en marzo volvemos porque queremos empezar nuestro proyecto. Pero mirá, nosotros pensamos que íbamos a extrañar la cocina rusa, y acá encontramos todo un mundo, una comunidad rusa. Hay 300 mil rusos en Argentina. Pedimos comida a casa, tenemos amigos, se arma un circuito ruso que está bueno. Hay peluqueros, fotógrafos, organización de fiestas, encontrás de todo acá. Y eso es porque Argentina es un país de inmigrantes, no es tan fácil encontrar un ruso en España, por ejemplo. Acá todos te entienden porque en algún momento ellos fueron inmigrantes o sus papás. Yo conozco gente que vive hace 10 años acá que no habla español y no lo necesita, porque trabaja en una empresa rusa, va a peluquería rusa, se hace las uñas con una rusa, come comida rusa, hay albañiles, si necesitas un cerrajero encontrás uno ruso. Está buenísimo.

Nastia, en medio de su
Nastia, en medio de su trabajo de producción audiovisual

-Mencionaste tu proyecto. ¿De qué se trata?

-Venía haciendo producción audiovisual gracias a Oruga. Y estaba con proyectos de extranjeros que venían a filmar acá. Después llegó la cuarentena. Se paró todo. Igual estuve haciendo otra cosa, que tenía que ver con lo virtual y era para una empresa húngara. En marzo volvemos y arranco mi primer proyecto grande, independiente, mío. Es algo que existe en Rusia, funciona, y acá todavía no hay… Lo que quiero hacer tiene que ver con entrevistas en Youtube. Tengo un equipo bárbaro. Estamos con expectativas.

-¿Piensan en el mercado ruso o en el argentino?

-No, en el mercado argentino y latinoamericano. Siempre para acá. Para dar algo que acá todavía no hay y realizarme en lo personal. Como te decía, Argentina da posibilidades. Youtube, en cuatro o cinco años, acá explota como en Europa o en otros países. Todavía es todo onda millennials, pero yo confío que va a ser como en otros lados que habrá contenido para sentarte y no ver la tele y sí programas independientes. Será sobre la conciencia en diferentes aspectos de la vida, nutrición, cuerpo, consumo, reciclaje. Para colaborar con el cambio positivo que siento que está pasando y Argentina lo tiene: qué consumimos, cómo vivimos… Esa es la idea y estoy muy contenta.

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