Son las nueve y media de la mañana y el sol comienza a calentar el asfalto. Laura está descalza. Tiene un vestido largo blanco y una vara en la mano izquierda. El pelo recogido y atado con un gancho. Ojos negros. Sobre la cabeza, una saquito rosa la protege del sol. Se para frente a las vallas y mira el Congreso. Al rato, comienza a caminar para un lado y para el otro mientras habla. La música tapa sus palabras. No se distingue lo que dice pero sí la intención: Laura está orando para que el señor -así lo explicará después- ilumine a los Diputados.
“No importa de dónde soy, importa la voluntad de Dios”, dice a Infobae. “Estoy descalza porque hay que estar en contacto con la tierra”. Es amable pero intransigente. “¿Leíste la palabra del señor? Leé Esther 1.9”, pide.
Su discursos no es el más representativo pero sí, tal vez, el más impactante de los que llegan en las primeras horas. Cerca de ahí el colectivo La Muralla Azul está rezando un rosario a través de un megáfono. El rezo se cuela mientras conversamos con Laura.
“Ellos me dan pena porque están siendo usados”, agrega después de un silencio en el que mira el lado verde de la plaza. ¿Usados por quién?, preguntamos. “Por Satanás”, dice, “por el mal”. Después habla de Moisés, que quisieron matarlo apenas nació pero no lo hicieron y después guió al pueblo judío a la tierra prometida. “El faraón en Egipto mataba bebés. Fernández quiere matar bebés… Pero nosotros estamos acá porque servimos al señor. Solo él decide sobre la vida”, argumenta.
Es temprano aún y Laura recorre el lugar en soledad. Se aleja a un banco de plaza. Habla amablemente un rato más con Infobae y recomienda colgar una bandera de Argentina en cada balcón “porque se viene lo peor”, “porque ya están llegando las plagas, como el coronavirus”. Seguirá todo el día ahí, dice, si Dios lo permite.
No depende solo de Dios, al parecer, sino también de la Policía de la Ciudad, que ayer a la noche reprimió a quienes ya estaban haciendo la vigilia.
“Estábamos acá pasando la noche y algunos estaban preparando un escenario y de repente llegó la policía y empezó a reprimir”, dice Lidia. Tiene un tapabocas negro que apenas permite verle el rostro. Sobre los hombros, una bandera celeste. “Estoy acá defendiendo la vida, y defendiendo la patria”, dice.
La represión de la que habla es lo primero que mencionan todos los que están alrededor del Congreso de este lado. Sucedió ayer a la noche: miembros del Partido Celeste (una agrupación “provida”) estaban armando un segundo escenario paralelo al oficial. Según explican, es una tarima donde los oradores no están regulados por el gobierno, como sí sucede en el escenario principal. En medio de la noche, se presentó la Policía de la Ciudad, informó que debía desarmarlo, y ante la negativa de algunos hombres y mujeres, comenzó la represión, que fue capturada por muchos videos que circularon por las redes sociales.
“Queda claro que Larreta es verde. Si la ciudad está empapelada con carteles que hacen apología del delito: ¡dicen que será ley el aborto y hoy por hoy no lo es!”, dice Noemí Nievas, que vino desde Tigre con la bandera de ese mismo club colgada. En rigor, del lado verde hay muchas más estructuras montadas que del lado celeste. Resulta extraño que hayan querido desmontar una tarima.
“Vengo así para decir que los tigrenses no nos sentimos representados. Y para decirle a la señora Galmarini que no se olvide de sus raíces. Ella decía que las personas vulnerables necesitábamos agua y cloacas cuando recorría los barrios, y ahora que es la encargada de Aysa nos ofrece aborto solamente. Usan a las personas vulnerables como si fuéramos nosotras las que necesitamos esta ley. No. Nosotras necesitamos agua, necesitamos servicios básicos… No al aborto”, agrega.
Para ella -y para muchos de este lado-, la irrupción del aborto en la agenda presidencial tiene que ver con la renegociación de la deuda con el FMI. La teoría más repetida es que el FMI quiere controlar la natalidad, por lo cual presionó al presidente -así como antes habría presionado a Macri en el 2018- para que intente legalizar el aborto. El FMI es, de este lado, un enemigo acérrimo.
Mientras del lado verde comenzaron las actividades desde las primeras horas de la mañana, del lado celeste recién comenzarán los actos a las 18 horas, cuando se espera que llegue la mayor cantidad de gente a pasar la noche. Si bien el cronograma original preveía presentaciones a las 18 horas de hoy jueves y otra a las 10 de la mañana del viernes, ante la presunción de que la votación será a las 4 de la mañana, están revisando los planes.
Quienes se quieran acercar al lado celeste, el ingreso es por avenida Entre Rios o por Hipólito Irigoyen (de 9 de Julio bajando hacia el congreso). Durante la noche también habrá vigilias y movilización “por las dos vidas” en Córdoba, Rosario, Mendoza y San Juan.
Todavía reina la incertidumbre. Nadie se anima a festejar nada de este lado, más bien lo contrario: si hay una sensación que reina es la angustia. Por la represión de ayer a la noche, por el miedo a una nueva represión, y por un resultado que no parece muy probable que sea el que ellos y ellas esperan.
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