“No queremos seguir viendo como las mujeres sufren”, resalta la Secretaria Legal y Técnica de la Presidencia Vilma Ibarra. La clandestinidad del aborto genera muertes medibles y evitables, pero además el sufrimiento de la desinformación, la oscuridad, la duda, la desinformación, la soledad, el miedo y los abusos que se agrandan cuando se llevan adelante al margen de la ley.
La autora del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) afirma que solo en el sistema público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hubo más de 8.800 Interrupciones Legales del Embarazo por causales que hoy son legales. Los abortos se realizan, de todas maneras, en la clandestinidad y, también, en la legalidad.
Pero hay grandes desigualdades regionales y aprovechamientos de quienes pueden cobrar más cara la medicación o la intervención si está prohibida. Por eso, Ibarra asegura que el Estado debe organizar el acceso a la medicación para que no hagan negocio quienes ganan con la clandestinidad.
La abogada es la autora del proyecto redactado por el Poder Ejecutivo y quien coordino los equipos técnicos que llevaron la iniciativa oficial que se discute en el Congreso de la Nación. La funcionaria habló en el inicio del debate legislativo el 1 de diciembre y sostuvo que la legalidad va a bajar el número de abortos.
Ella refuerza, con un corazón plateado en el pecho, meses de trabajo concretados en esta iniciativa y un tono que enfatiza el respeto por la diversidad: “Tenemos que evitar el sufrimiento y la muerte de las mujeres”.
-En la campaña electoral y en el debate presidencial Alberto Fernández dijo que iba a despenalizar y legalizar el aborto. ¿Es un compromiso que la gente votó antes de ir a las urnas?
-El Presidente (Alberto Fernández) cumplió con su promesa de campaña y envió el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) junto con el de ley de 1.000 días de acompañamiento a las mujeres durante su embarazo, en sus proyectos de maternidad y en la primera infancia.
-¿Cómo fue el trabajo desde el gobierno para generar un proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que, por primera vez, salga del Poder Ejecutivo?
- Desde el primer día el Presidente fue muy claro que había tomado una decisión de gobierno respecto a un problema de salud pública. Por eso el trabajo se hizo entre los equipos del Ministerio de Salud, del Ministerio de las Mujeres y de la Secretaria Legal y Técnica. Yo coordiné el equipo y fue un trabajo en equipo maravilloso, interministerial, donde se trabajó codo a codo.
—En la intervención en el Congreso de la Nación sostuvo que la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) busca disminuir los abortos. ¿Por qué la legalidad puede bajar la cantidad de abortos?
—Tenemos que asumir que esta política de penalizar a las mujeres que interrumpen voluntariamente su embarazo es una política fracasada. Las mujeres tienen embarazos no intencionales por distintos motivos. Esas mujeres, que toman la decisión de abortar, la toman aún cuando esté penalizado. Y la toman aun cuando saben que en la clandestinidad pueden tener afecciones a su salud y eventualmente a su vida. Hay miles y miles de abortos clandestinos en la Argentina que se han convertido en un problema de salud pública.
La respuesta hoy a esas mujeres angustiadas, preocupadas, sufriendo muchas veces solas, sin saber a dónde ir es la amenaza de proceso penal y cárcel y una situación de riesgo frente a su vida y a su salud por la situación de clandestinidad. Nosotros preferimos tratar con dignidad a esas mujeres y recibirlas en el sistema de salud, atenderlas, cuidar su salud y su vida y que ellas puedan acceder también a información sobre salud, sobre educación sexual integral, procreación y métodos anticonceptivos.
Quien está fuera del sistema de salud no accede a la información que le permite conocer los métodos anticonceptivos y esto genera un círculo de mujeres que vuelven a tener un embarazo no intencional y vuelven a un aborto y después vuelven a tener una situación de embarazo no intencional.
-¿Por qué la legalización no aumenta la posibilidad de interrumpir el embarazo sino que da garantías a quienes lo hacen?
-Ninguna mujer busca embarazarse para abortar. Es una situación por la que ninguna mujer quiere pasar. Pero la mujer que accede al sistema de salud no solo es tratada con dignidad, con respeto y con cuidado, sino que además puede acceder a información útil para el cuidado de su salud y de su vida sexual. En la legalidad va a poder acceder a métodos anticonceptivos y no ponerse en riesgo. Uruguay es un claro ejemplo. Hoy la muerte por abortos en Uruguay es 0.
—En Uruguay no se registra una sola muerte por aborto desde que el aborto es legal. ¿Esto demuestra que las muertes son evitables y que la Argentina tiene una deuda pendiente con las mujeres por no evitarlas?
— Efectivamente, son muertes evitables. Nosotros no buscamos imponer una mirada o imponer conductas. Si esta ley se sanciona ninguna persona va a estar compelida a hacer algo que no quiera hacer. Al revés, cada persona va a poder vivir conforme sus convicciones, sus ideas y decidir. Solo habremos evitado muertes evitables, solo habremos establecido una política de salud pública que nos va a permitir tener menos perforaciones uterinas, menos infecciones, menos sufrimiento de mujeres y evitar muertes evitables.
-El caso uruguayo muestra que, en un contexto similar al argentino, se logra la mortalidad cero si el aborto es legal y seguro. ¿Esto demuestra porque se puede asegurar la vida de las mujeres con la IVE?
- En la Argentina, desde la recuperación de la democracia, tenemos más de 3.000 mujeres que murieron en abortos clandestinos. Son muertes que podríamos haber evitado, son mujeres que podríamos haber atendido con dignidad en el sistema público. Cuando la ley se apruebe la mujer va a tener un lugar para ser recibida, para ser atendida con dignidad, para ser respetada en su autonomía y para que pueda recibir información sobre métodos anticonceptivos.
— La Argentina es visto internacionalmente como un país de vanguardia en ampliación de derechos pero con una deuda pendiente con el aborto legal. Tanto que el pañuelo verde se convirtió en un símbolo mundial de la lucha por la autonomía de las mujeres. ¿Cuál es la importancia de esta ley en el anclaje internacional?
— Sí, es así. Eso es un orgullo muy importante para la Argentina. Nosotros hemos conquistado muchos derechos. Decimos que nos falta mucho por caminar pero estamos muy orgullosas de lo que hemos caminado. Porque hemos sabido explicar, hemos podido persuadir, hemos tenido muchas mujeres pioneras muy valientes que han dado testimonio y a ellas les tenemos que agradecer lo que aprendimos.
-En Francia, Canadá, España e, incluso, Uruguay y la Ciudad de México el aborto es legal. Mientras que solo en Nicaragua, El Salvador, Honduras y República Dominicana está totalmente prohibido. ¿En qué lugar se quiere ubicar Argentina frente al debate por la vida y la salud de las mujeres?
-Miramos a países con mucha admiración como Alemania, Francia, España, Italia, Países Bajos, Suecia, Estados Unidos, Canadá, por decir solo algunos y todos ellos han avanzado en la interrupción Voluntaria del Embarazo. Todos estos países han podido mostrar como disminuye paulatinamente la cantidad de abortos y la muerte de mujeres a causa de abortos si es legal.
-¿Cuál es la diferencia entre la inseguridad de la clandestinidad y la seguridad de la legalidad?
-Hoy la práctica es segura a través de ingesta de medicamentos o de aspiración, que son prácticas ambulatorias y no quirúrgicas. Por eso, es muy importante llegar a tiempo antes que se pueda afectar la salud. Si se respeta la autonomía de la mujer no se pone en riesgo la salud de las mujeres.
-La Argentina es un país pionero en aprobar leyes sobre educación sexual, violencia de género, femicidios, paridad, matrimonio igualitario e identidad de género. ¿Por qué otros países con menos avances que Argentina llegaron antes al aborto legal y la Argentina llego antes a otros avances y no al aborto legal?
-Argentina tiene una historia importante en materia de ampliación de derechos de las mujeres, ahora en pandemia ONU Mujeres ha demostrado que somos el país que ha tomado más medidas en pandemia con perspectiva de género. Hemos tenido matrimonio igualitario que, en la región, ha sido un antes y un después.
— Fue una de las autoras y de las promotoras del matrimonio igualitario desde el Congreso de la Nación. ¿Cree que, así como se anunció que si se aprobaba el matrimonio igualitario iba a llegar el apocalipsis y no llegó, tampoco va a llegar el apocalipsis si se aprueba el aborto legal?
- Cuando estaba en debate la Ley de Matrimonio Igualitario había mucha gente que quería que saliera la ley para ir a casarse en igualdad de condiciones que las personas heterosexuales que -hasta ese momento- eran las únicas que podían acceder al matrimonio. Y otros se negaban y decían “no, no, no, el matrimonio es solo para personas heterosexuales, no para otras orientaciones sexuales”. Pero había gente esperando la ley para poder ir a casarse. Acá nadie espera esta ley para ir a embarazarse y abortar, por favor. Esta ley solo permite que aquella mujer que ha tomado la decisión de abortar lo haga en condiciones dignas y sea incorporada al sistema de salud.
-¿Quiénes ganan y quienes pierden con la clandestinidad del aborto?
—No podemos seguir invisibilizando lo que pasa en Argentina con los abortos clandestinos. Esto es un enorme negocio montado la vida y la salud de las mujeres.
-¿Hay quienes se aprovechan del negocio de la clandestinidad?
- Si una mujer no tiene los recursos para pagar una práctica clandestina pero segura, tiene que arriesgar la vida y la salud. Es un derrotero de un sufrimiento enorme para muchas jovencitas que no saben a dónde recurrir, cómo juntar la plata para pagar el Misoprostol. Tenemos que evitar el sufrimiento de las mujeres que pasan por la clandestinidad del aborto.
-¿Cuánto sube el precio del Misoprostol el efecto de la clandestinidad?
- Hoy el Misoprostol tiene un precio cuando va una mujer sola a intentar conseguir y tiene otro precio cuando el Estado garantiza una prestación y puede proveer. Por eso el Estado debe organizar un sistema y puede además recibir a la mujer para darle la información respecto del acceso a anticonceptivos.
-¿Qué diferencia hay entre la fe personal y la coerción colectiva?
-Hay muchas creencias distintas: las religiones y las doctrinas y la vida espiritual de la gente es algo muy importante y nadie va a ser violentado. Pero el gobierno tiene que actuar sobre la salud pública y hoy la Argentina tiene un grave problema en materia de salud pública con el aborto clandestino. Y eso no puede seguir sucediendo sobre la vida, la salud y el sufrimiento de las mujeres.
—Hoy muchas muertes se evitan porque hay una respuesta del Estado que cumple con las Interrupciones Legales del Embarazo (ILE). Solo durante la pandemia hubo más de 5.000 llamados a la Línea de Salud Sexual del Ministerio de Salud para pedir ayuda para acceder a un aborto legal. ¿La ley garantiza que estas políticas sean a largo plazo porque las muertes podrían aumentar en el futuro en un escenario sin garantías?
— Sí, hay números que nos muestran lo que producen las políticas públicas. En la Ciudad de Buenos Aires, en el 2019, solo en el sistema público hubo más de 8.800 Interrupciones Legales del Embarazo por causales que hoy son legales, del artículo 86 del Código Penal. No se contabilizan los procedimientos en el ámbito clandestino. Por eso, creo que es un deber del Estado organizar una política de salud pública.
-¿Cómo se pueden prevenir los embarazos no buscados para que no sea necesario llegar a la interrupción del embarazo?
-La IVE sola no alcanza. Alcanza esta legalización con una política muy activa de educación sexual integral, el acceso a métodos anticonceptivos, prevenir la violencia de género y la enorme cantidad de abusos y de embarazo adolescente y de niñas. Nosotros tenemos números en algunas zonas de la Argentina de embarazos de niñas que nos tienen que interpelar. No podemos mirar para otro lado. No se puede naturalizar que niñas lleguen con embarazos avanzados y vulneradas en sus derechos.
— Uno de los argumentos que se usa para decir que este proyecto no es urgente es que el aborto es un tema que no les importa a las mujeres de las provincias. Sin embargo en Añatuya, en Santiago del Estero, en el 2020, una mujer que no tenía ni siquiera un celular, fue imputada penalmente por un aborto clandestino y murió una mujer en Formosa y otra en Córdoba. ¿Qué pasa con la penalización y la muerte de las mujeres en las provincias?
— Las desigualdades territoriales en la Argentina datan de mucho tiempo. Y creemos que tenemos que ampliar derechos. No se compele a nadie, nunca nadie va a pretender compeler a una persona, por favor, al revés, la maternidad buscada, elegida, el proyecto de maternidad es un momento maravilloso de la vida y por eso el proyecto de 1.000 días para acompañar a las mujeres y a los niños y niñas en su primera infancia.
- En Argentina las inequidades regionales son muy altas: en Formosa mueren 144 mujeres cada 100.000 nacimientos en el embarazo, parto, puerperio (incluyendo la clandestinidad del aborto) por mortalidad materna y en la Ciudad de Buenos Aires 23. ¿Este proyecto genera más justicia social y federal?
-Sabemos de los problemas que hay en las distintas provincias, en el interior profundo y queremos que las mujeres que hayan tomado la decisión de abortar puedan hacerlo en condiciones dignas. Nadie promueve el aborto, solo queremos un trato digno para las mujeres que lo van a hacer de todas maneras. No podemos retroceder en materia de salud pública y decir “esto se puede aplicar en un sector de la Argentina y no en otro”. En Argentina las mujeres somos mujeres, tenemos derecho en tanto ciudadanas.
-¿Qué pasa con la incidencia de las religiones en el debate?
-Cada mujer va a tener la decisión de vivir conforme sus convicciones. Aquella mujer religiosa que esté muy tranquila, que va a poder tomar sus elecciones, va a poder vivir su vida como quiere elegirla. Porque tiene derecho y está muy bien que lo haga. Simplemente aquella otra mujer que ha tomado otra decisión, por las condiciones que fuere, pero a veces sabemos que son muy dolorosas, no creemos que la tengamos que amenazar con llevarla a la cárcel: queremos atenderla con dignificad en el sistema de salud.
—¿Qué pasa con los escraches, intimidaciones y amenazas que recibieron diputadas y diputados en sus viviendas o negocios familiares de parte de grupos anti derechos?
—Hay un pedido del Presidente y de la Vicepresidenta de la Nación (Cristina Fernández de Kirchner) que han dicho que quieren un debate respetuoso, cuidadoso, sin descalificaciones y sin violencias. Y desde el Poder Ejecutivo no vamos a sacar un centímetro un pie de ese plato. Nosotras queremos una convivencia democrática digna y respetamos todas las opiniones, todas las creencias. Es muy valioso que una persona pueda vivir según sus convicciones religiosas, morales, espirituales, éticas. Por eso somos una sociedad que vive en la diversidad.
-¿Cómo va a incidir que sea un proyecto enviado por el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, dentro de las filas del oficialismo, a la hora de votar en el Congreso de la Nación?
-El Presidente envió un proyecto de salud pública para enfrentar un tema que le parece muy grave y muy preocupante en la Argentina y que hasta hoy está muy invisibilizado desde la política. Tengamos presente que el presidente lo dijo en su campaña electoral y no es algo que era inesperado. Quien lo voto, quien lo acompañó en las listas, sabía que el presidente iba a enviar este proyecto de ley.
-¿En diciembre se va a votar en la Cámara de Diputados/as?
-Esperamos que en diciembre haya sanción de Diputados. Y tenemos esperanza en que lo convirtamos en ley. Porque además es un tema en el cual las mujeres no van a cesar en los reclamos porque las muertes son de las mujeres. Y las afectaciones de la salud, las perforaciones intrauterinas, las infecciones, son de las mujeres. Y el sufrimiento es de las mujeres. No queremos seguir viviendo en la clandestinidad. Hay que disminuir la cantidad de abortos en la Argentina. Hay que disminuir la cantidad de embarazos no intencionales. Hay que hacer mucha educación sexual integral, mucha prevención.
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