Estamos atravesados por la tecnología en casi todos los ámbitos de nuestra vida: compras, trámites bancarios y el crecimiento exponencial del uso de las redes sociales sobre todo desde el inicio de la pandemia y específicamente durante la cuarentena, ya que las aplicaciones de mensajería que ofrecen videollamadas lograron acercar a quienes estaban lejos.
Esa cara buena de la moneda, lamentablemente, no fue la que prevaleció en estos meses. Por el contrario, este fenómeno puso de manifiesto la violencia de género digital o toda acción que, mediante medios digitales, acose, amenace o extorsione a cualquier persona.
La compañía BTR Consulting realizó una encuesta que descubre el crecimiento de casos de ciberacoso y otros delitos a través de las plataformas online.
“Se trata de la agresión psicológica que realiza una persona a través de las nuevas tecnologías como el correo electrónico, sistemas de mensajería como WhatsApp y las redes sociales, de forma sostenida y repetidas en el tiempo con la única finalidad de discriminación, dominación e intromisión sin consentimiento en la privacidad de la víctima”, señala el informe titulado “Violencia de Género Digital. El efecto sutil, profundo y anónimo de la tecnología”, que además determina que “puede darse por medio del acoso, amenaza, extorsión, suplantación de identidad espionaje y ataque”.
Según ese estudio, realizado sobre una muestra de 3.000 personas entre hombres y mujeres, el 47% de las personas encuestadas se han sentido acosadas por un tercero en alguna red social o medio digital. De ese total, el 56% son mujeres mientras que el 44% son hombres.
Datos reveladores y cifras para poner el acento en el ciberacoso
El mismo informe también reveló que cerca del 60% de las mujeres y niñas que usan las redes Facebook, Instagram, Twitter y Tiktok han sufrido abusos.
Asimismo, el 85% de los encuestados que sufrieron el abuso online de su pareja o ex pareja afirmaron que también lo experimentaron de manera real y casi un tercio de los encuestados (el 29%) fue víctima de algún software espía o localizadores GPS en su teléfono o computadora por parte de un socio o tercero.
Otra cifra escalofriante: el 50% de los encuestados que experimentaron abuso online también recibieron amenazas directas para ellos o para alguien que conocían.
Es imprescindible disponer de la información y ayuda necesaria para prevenir, detectar y combatir cualquier caso de ciberacoso en internet mediante las redes sociales, los medios digitales y dispositivos tecnológicos.
Para los encuestadores, “la violencia digital es un fenómeno de género”. Ante esa afirmación sostienen que los términos ciberacoso, violencia virtual y trolling “se han convertido en algo común, pero existen buenas razones para utilizar el término violencia digital de género (DGBV, digital gender-based violence)”.
Sobre ello, aseguran que “si bien la agresión online puede dirigirse contra cualquier persona, las investigaciones muestran que las experiencias de las mujeres online son cualitativa y cuantitativamente diferentes”. Lo aseguran porque según las Naciones Unidas “las mujeres, a nivel mundial, tienen 27 veces más probabilidades de ser atacadas en internet que los hombres y el abuso digital que enfrentan también es específico por su naturaleza”.
Y se refieren tanto al acoso online como a la pornografía de venganza. “Los casos de violencia sexual digital contra mujeres se han disparado y una de las principales causas es la amplia disponibilidad de tecnología”. En estos casos, los hombres tienen menos probabilidades de sufrirlo o de recibir pornografía no solicitada” como tampoco suelen estar sujetos a la distribución electrónica de imágenes íntimas sin consentimiento.
Cómo detectar la violencia de género digital
El detallado informe de la consultora manifiesta que todas las conductas de violencia de género que se ejercen mediante las redes sociales e internet pueden englobarse bajo el término violencia de género digital y que las diferentes formas de ejercer el ciberacoso limitan la libertad, sobre todo de la mujer, ya que generan relaciones desiguales y provocan una dominación del acosador sobre la víctima mediante estrategias humillantes que dañan su imagen pública y afectan su privacidad.
“La violencia de género digital está afectando especialmente a grupos tan vulnerables como los adolescentes”, señalan, y brindan una serie de ítems para detectarla:
-Espiar el dispositivo de otra persona,
-Acosar a alguien mediante el dispositivo,
-Controlar lo que hace alguien en las redes sociales,
-Censurar las fotos que otra persona comparte en las redes sociales,
-Exigir a alguien que envíe la geolocalización,
-Obligar a que envíe imágenes íntimas,
-Comprometer a alguien para que facilite sus contraseñas y enojarse por no tener siempre una respuesta inmediata,
-Interferir en las relaciones que alguien tiene con otras personas,
-Obligar a que muestre una conversación privada con otra persona.
“Nuestro concepto de víctima de violencia digital abarca las personas que han sufrido casos de ciberacoso en redes sociales, extorsión, suplantación de identidad, seguimiento con programas espías en diferentes dispositivos digitales, amenazas por correo electrónico, redes sociales o cualquier medio digital, ataque a su reputación en internet”, definen, y avisan que las plataformas online se utilizan cada vez más para perpetrar abusos domésticos.
Ese tipo de abuso online puede incluir: el monitoreo de perfiles de redes sociales o de los correos electrónicos, abusos en redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter como el hecho de compartir fotos o vídeos íntimos sin consentimiento.
Jóvenes y la comunidad LGBTQ, el blanco de ataque
El informe demuestra que los jóvenes y la comunidad LGBTQ son particularmente vulnerables a la pornografía no consentida mientras que las mujeres influencers o que tienen un número relevante de seguidores reciben hasta 10 veces más mensajes abusivos que otra.
“¿A qué nos referimos con mensajes alusivos?”, preguntan los investigadores, y refieren: “Esta es otra razón por las que términos como trolling (persona con identidad desconocida que provoca mensajes acosadores) no son útiles, no transmiten la gravedad del problema, al tiempo que crean una falsa dicotomía entre la violencia online y la física”, manifiestan, y añaden que “los síntomas en las víctimas online son similares a los causados por el abuso sexual y doméstico tales como la depresión, la ansiedad y pérdida de la autoestima”.
Respecto de la cosificación sexual, define que esta ocurre cuando una persona es considerada solo como un objeto sexual. “Sucede cuando se separan los atributos sexuales y físicos del resto de la personalidad y existencia como individuo y se reducen los atributos a instrumentos de placer por otra persona”, definen desde la consultora, y añaden que “se considera que la cosificación sexual es censurable y que juega un papel importante en la desigualdad entre géneros”.
En ese contexto, pone el acento en la utilización masiva por parte de adolescentes de las redes sociales. “Hacen de este fenómeno una forma tangible de discriminación sexista”, aseveran, y dicen que es necesario analizar el impacto de este fenómeno en las redes sociales y su influencia en la autoestima de cada joven.
Cómo proteger la privacidad digital
Desde la consultora BTR aconsejan que para prevenir la violencia de género digital es fundamental fomentar un uso responsable de las tecnologías de la información; las siguientes medidas de ciberseguridad ayudan a proteger la privacidad digital y detallan:
-Actualización de los dispositivos: un dispositivo actualizado es menos vulnerable a los ciberataques.
-Protección frente a accesos no deseados: las contraseñas y patrones de desbloqueo deben ser secretos, complejos y seguros ya que constituyen la primera barrera de seguridad para proteger la privacidad.
-Encriptado del contenido: la mayoría de los sistemas operativos ofrecen la opción de cifrar el contenido del móvil de forma que para acceder a cualquier información hay que introducir una clave de seguridad.
-Gestión de contraseñas: además de no revelar a nadie las contraseñas, debe evitarse apuntarlas y utilizar una misma contraseña para todos los accesos. Para facilitar el trabajo puede utilizarse una herramienta de gestión de claves.
Además, es importante detectar el acceso no permitido a los dispositivos y verificar que no haya aplicaciones que no se habían instalado y revisar detalladamente las facturas.
Recomendaciones para las víctimas de este tipo de acoso
“Todas aquellas personas que estén sufriendo ciberataques se sienten desprotegidas ante una sociedad cuya legislación y normativa es escasa en materia de delitos informáticos. Con las leyes que tenemos en estos momentos, algunos delitos quedan sin pena por no estar tipificados en el Código Penal; ataques que pensamos no se pueden demostrar y que, en muchos casos, no sabemos ni que son ataques”.
Por ello es necesario utilizar protocolos de actuación basados en detectar e identificar su procedencia, proteger los dispositivos, educar a las víctimas con conocimientos informáticos para evitar nuevos ataques.
En este contexto, para visibilizar y asistir a las víctimas de violencia de género digital, es necesario que la víctima tenga a quién acudir ante un caso de ciberacoso, donde se sienta protegida y entiendan por lo que está pasando.
A ello agregan la importancia de proporcionar las herramientas necesarias para combatir y protegerse de cualquier ataque informático así como ayudar a la víctima a superar sus miedos tecnológicos tras haber sufrido un ciberdelito, entre otros consejos.
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