Diego Armando Maradona ingresó en la Clínica Olivos a las 19:09 del martes 3 de noviembre. Un día antes había sido internado en un sanatorio de La Plata, donde se le indicó que debería ser operado de un hematoma subdural en la cabeza. Por eso su traslado y su intervención quirúrgica a un centro de mayor complejidad: ingresó al quirófano a las 21:05 de ese mismo martes. El miércoles 11 a las 17:30 horas, siete días después de su operación, recibió el alta clínica. No el alta médica.
Así queda evidenciado en un acta firmada por el doctor Pablo Dimitroff, director médico de la Clínica Olivos, comparecido por el médico personal Leopoldo Luque y por las hijas Giannina y Jana. El documento no habla nunca de Maradona: se refieren a él con las siglas DM. Su título es elocuente: “Continuidad terapéutica de DM al egreso de la Clínica Olivos”. Y en el cuerpo del texto queda evidenciada la posiciones dispares entre las recomendaciones de la clínica y las decisiones de la familia y su entorno médico.
“Considerando que DM ha tenido una evolución postquirúrgica favorable y se encuentra en condiciones de externación sanatorial, es necesario establecer la continuidad del tratamiento una vez externado de la Clínica Olivos ya que, si bien puede ser externado, no se encuentra de alta médica”, dice el primer párrafo del acta. Maradona no salió “curado” del sanatorio donde fue intervenido y donde quedó internado en observación durante una semana.
La propuesta de la empresa de medicina prepaga no fue aceptada. Procuraba continuar con el “tratamiento psiquiátrico, clínico, de rehabilitación y toxicológico bajo la modalidad de internación en un centro de rehabilitación con un equipo de psiquiatría de apoyo”. De hecho, ya había gestionado la institución de rehabilitación y acordado con los profesionales adecuados el propósito para idear la mejor estrategia terapéutica.
“El equipo médico tratante del señor DM (doctor Leopoldo Luque y doctora Agustina Cosachow) prescribió y la familia aceptó el seguimiento y atención médica-domiciliaria del paciente y solicita a Swiss Medical acompañamiento con cuidados domiciliarios consistentes en: asistencia diaria de enfermería y acompañante terapéutico”, detalla el informe al que accedió el programa Intratables, conducido por el periodista Fabián Doman. No consta en este pedido del entorno del paciente la compañía de un médico clínico en la atención domiciliaria.
El acta apunta que el régimen de los servicios de la obra social se establecerán al efectivizar el egreso del paciente y sugería que “para el cuidado en domicilio se debe contar con el acompañamiento familiar al momento de la prestación de los servicios u un tercero en quien la familia delegue esta responsabilidad”. Maradona finalmente se hospedó en una casa del country San Andrés, en la localidad de Benavídez, en el partido bonaerense de Tigre. La locación fue elegida por su entorno íntimo para estar más cerca de su familia: antes vivía en un barrio privado de La Plata a efectos de vivir a pocos minutos del campo de entrenamiento de Gimnasia, el club que dirigía.
La noche del miércoles 11 de septiembre durmió por primera vez en la cama y en la casa donde moriría catorce días después. La autopsia reveló que la causa del deceso fue una insuficiencia cardíaca que le generó un edema agudo de pulmón y le provocó una muerte súbita. Uno de los enfermeros declaró en la causa que Diego todavía estaba con vida a las 6:30 de la mañana del miércoles: fue el último que lo vio con vida. La enfermera que lo reemplazó, Dahiana Gisela Madrid, lo escuchó orinar una hora después, pero sin confirmación visual.
La enfermera también aclaró que en el reporte médico incorporado a la causa quedó apuntado una entrada a la habitación para controlar los signos vitales. “Escribí en el reporte que le intenté controlar signos vitales, lo cual no es cierto”, afirmó Dahiana según una fuente judicial de alto rango: “Lo puse por una indicación del coordinador”.
Rodolfo Baqué, letrado que representa a la enfermera Madrid, dijo que los problemas cardíacos de Maradona no eran tratados: “Por los chequeos que le realizaba el enfermero del turno noche, Maradona llegó a tener 115 pulsaciones por minuto de frecuencia cardíaca. El día anterior al fallecimiento tenía 109 pulsaciones y todos sabemos que un paciente con problemas coronarios no puede superar las 80 pulsaciones por minuto. El cuerpo de Maradona iba avisando que había problemas con su frecuencia cardíaca y no fue asistido ni siquiera con una de esas pastillas que toman los pacientes coronarios para mantener la frecuencia en 80. Nadie tomó nota de los avisos que iba dando el corazón de Maradona”, aseguró en declaraciones con TN.
El equipo de fiscales que investiga las circunstancias de la muerte de Maradona procurarán determinar si hubo algún tipo de negligencia en la asistencia médica del paciente. El acta firmada por el director de la clínica, por el médico y por dos de sus hijas comprueba que la recomendación del sanatorio era seguir con el tratamiento terapéutico en calidad de internación. El documento podrá ser anexado a la causa que evalúa la figura de homicidio culposo para procesar a Leopoldo Luque, que ayer se presentó en la fiscalía general de San Isidro, a cargo del doctor John Broyad, para brindar una declaración espontánea.
No declaró, pero se mostró dispuesto a hacerlo. Sucede que su situación procesal es confusa: allanaron su casa, secuestraron teléfonos, computadoras, un sello médico, documentación y la historia clínica de Maradona, no fue imputado formalmente, no se pidió su detención y no fue convocado a prestar declaración indagatoria. Pero Luque está siendo investigado y, durante el allanamiento, fue notificado de sus derechos y garantías.
“Yo no era supervisor de una supuesta internación domiciliaria -aclaró el neurocirujano-. ¿Cómo le vas a clavar una internación domiciliaria a un tipo que no quiere ni a un acompañante terapéutico? No sé de quién es la responsabilidad. Yo no lo manejaba. Diego era un paciente en condiciones de alta. Soy responsable de extenderle la vida y mejorarle la vida hasta lo último”.
Julio Rivas, abogado del médico, también manifestó su posición: “¿Por qué dicen que necesitaba un médico permanente? No fue por una cardiopatía la internación”. Y cuando le preguntaron por qué los asistentes lo llamaron a Luque cuando lo vieron descompuesto a Maradona, expresó: “Le avisaron que estaba mal. Punto. Porque era un médico y la gente de seguridad lo llamó. Las enfermeras reportaban a Swiss Medical, no a Luque. No es jefe de ningún equipo”.
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