“Cada día me miro en el espejo y me pregunto: ‘Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?”. Si la respuesta es ‘no’ durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”, dijo alguna vez el gurú techie Steve Jobs.
Algo de eso sintieron los argentinos Santiago Elizalde (32) y Matias Vazquez (32), hoy amigos viviendo en Madrid. Ambos -sin conocerse, pero con mucho en común- sintieron la incomodidad de la comodidad, una sed de aventuras por saciar. Si bien los caminos para llegar al nuevo destino fueron bien diferentes, una vez concretada la meta se encontraron para compartir experiencias y las sensaciones de dejar ‘su casa’ para vivir afuera.
Tanto Matias como Santiago arribaron a Madrid a mediados de 2018 en busca de eso que necesitaban. La llegada de la pandemia hizo que tuvieran más tiempo para un trabajo de introspección personal, para recorrer todo lo que vivieron desde su salida del país hasta la actualidad. Entonces, quisieron volcarlo en los episodios de podcast que llamaron “Vivir Afuera”.
“Nos parecía divertida la idea de juntarnos a compartir anécdotas y sentimientos. Después nos dimos cuenta que quizás hay gente ahí afuera que necesita una compañía en su proceso de desarraigo”, cuentan los dos jóvenes. Lo llamativo del formato es que no comparten “los pasos a seguir para emigrar, sino el lado B de estar lejos de casa”, le cuentan a Infobae.
-¿Es una especie de servicio lo que hacen episodio tras episodio?
-Lo hicimos para pasar un buen rato entre amigos y de paso, dar una mano. En cada sesión contamos lo que nos fue ocurriendo desde que decidimos irnos hasta que nos instalamos. Aunque seguimos con mucha incertidumbre y no seamos ejemplo de lo que hay que hacer, quizás les servimos de guía para evitar obstáculos o sacarles alguna sonrisa. Desde buscar lugar hasta hacerse amigos.
Porteño, de 32 años, licenciado en Publicidad, Matías fundó su propia empresa de marketing digital. En el 2018 se proyectó globalmente. “A partir de esa expansión le fui perdiendo el miedo a cruzar fronteras, a enfrentarme con experiencias nuevas y desconocidas. Sentía una adrenalina, diferente, un poco adictiva”, recuerda como el inicio de todo.. Entonces empezó a planear su salida. “No estaba mal en la Argentina, solo buscaba sentir el riesgo de arrancar de cero, y fue lo que hice "
La vivencia de Santiago, también 32 años, es distinta. Este joven comerciante nació en la Pampa, emigró a Buenos Aires con 18 años, conoce de cerca el desarraigo y empezó de cero. No estaba contento en la ciudad, ni tampoco con su trabajo. Un viaje a Chile fue revelador. “Conocí a una persona que me hizo indagar en este sentimiento de incomodidad que transitaba. Tenía veinte kilos de más, no me gustaba lo que hacía, lo único que me ataba eran amigos y familia”, detalló. Entonces, se visualizó fuera de casa, y dijo “voy a ser valiente por primera vez en mi vida”.
Con la decisión tomada, pasaron a la ejecución: vendieron sus bienes, ahorraron plata, y sacaron un pasaje de ida, sin vuelta. El destino elegido fue Madrid. Una vez en continente Europeo comenzó la montaña rusa con emociones, “situaciones de las que nadie te advierte ni te prepara, porque las historias que te cuentan son sólo las de éxito o con final resuelto”, admite Matias..
Ambos estaban ansiosos por instalarse rápidamente. “Teníamos una lista de cosas pendientes para hacer: conseguir un lugar donde vivir, trabajo estable y claro, también hacer amigos”, dice Santiago. Son como los dos procesos claves para empezar a vivir en el destino.
Los primeros días estuvieron de prestado en casa de conocidos, porque alquilar y vivir solo es casi imposible. “Acá el presupuesto te alcanza para una habitación en un piso compartido y los dueños te tiene que aceptar... Siendo argentino me dijeron que no porque iba a gritar los goles muy fuerte”, relata Matias.
Matias tiene el pasaporte de la Unión Europea, lo que facilitó su residencia permanente, y por ende la búsqueda laboral. Para Santiago, en cambio, el tema laboral fue un desafío, antes de conseguir el trabajo que deseaba fue camarero e inclusive extra de una serie internacional. Recién a fines de 2019 logró un puesto estable en una área comercial tecnológica.
Hacerse amigos, expectativas versus realidad
“Subestimé mucho el tema de hacer amigos”, dice Santiago. “No es tan fácil como parece”, agrega Matias. “Los contactos que uno tiene en el país de destino antes de llegar son clave, la gran mayoría son receptivos, pero otros te prometen algo y desaparecen...”, reconoce. Y siguen: “somos parecidos pero tenemos diferencias, al español no le gusta recibir en su casa, por ejemplo”.
-El camino no fue fácil. ¿Nunca dudaron en volver a casa?
-No hay nada sencillo en la vida. Al final todo se acomoda. Emigrar implica un costo de vida emocional con cachetazos fuertes. De hecho nos gustaría probar en otro destino.
-Igual hay una gran cantidad de argentinos que quieren emigrar.
-Sí, hoy el contexto social y económico es diferente al 2018, pero repito no es para cualquiera, es una experiencia fuerte.
-¿Qué es lo que les atrae de vivir afuera?
-En primer lugar la novedad constante. Después, en España el hecho de que los precios no cambian constantemente, eso de poder planificar a largo plazo es muy loco. El tema de la inseguridad o la capacidad de ahorro lo vemos como un beneficio.
-¿Qué es lo más les cuesta de estar lejos de casa?
-Los afectos, la familia y los amigos. El valor de la amistad en esas juntadas grupales en Argentina es único.
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