¿Cuántas posibilidades en el mundo había de que el cortejo fúnebre de Diego Maradona pasara por la puerta de un club de fútbol llamado “La mano de Dios”? ¿Cuántas de que, en el segundo exacto, un folklorista con la diez de Argentina entonara la canción del Potro y fuera seguido por una hinchada coreando “Maradó” por última vez? Fue también el último paso de Diego por una cancha, lejos de las luces de los grandes estadios, apenas un club de papi fútbol, quizá más cerca de los potreros en los que aprendió el amor por la pelota.
El responsable de este homenaje, que quedó registrado en un video que emociona en las redes, es el cantautor y guitarrista Yuyo Gonzalo, que dice haber sido bendecido por el astro en un año durísimo para los músicos: “El teléfono no da abasto. Me llaman de Italia, de Israel, de todo el mundo. Fui iluminado por Diego”.
Gonzalo estaba en su estudio de grabación de San Miguel el miércoles cuando se enteró por su manager de la muerte de Maradona. “En medio de la tristeza, vino mi hermana Mónica a anticiparme mi regalo de cumpleaños, que es este domingo: una camiseta de la selección con la diez del Diego. Fue idea de ella que cantara en la canchita en la despedida”, cuenta el cantor que dice deberle el nombre artístico al mismísimo Horacio Guarany.
Todo surgió tan sobre la marcha, que el dueño de la cancha que abrió hace tres años en Néstor Kirchner y Lincoln, en Moreno, muy cerca del cementerio de Bella Vista, ni siquiera pudo estar en el lugar cuando pasó el cortejo. Gastón Solezzi es tan maradoniano que había estado la noche anterior en el Obelisco y esa tarde estaba en la Plaza de Mayo, tras despedir con su hijo a Diego en la Casa Rosada. “Me llamó la hermana del cantante, que trabaja al lado. Me dijo que iba a pasar el Diego y si los dejaba tocar en la cancha. Me pareció un homenaje espectacular”, dice Solezzi, que tiene otra cancha que también se llama La mano de Dios. En las dos hay murales del grafitero Víctor Marley, responsable de una de las obras del Templo maradoniano.
En veinte años de carrera, Gonzalo jamás había cantado el tema de Alejandro Romero que popularizó Rodrigo Bueno, tampoco recordaba toda la letra. Por eso también atribuye lo que pasó en ese segundo a la magia maradoniana: “Fue una casualidad que el cortejo pasara justo por la puerta de la cancha, que tuviera los murales de Diego… Yo canté la canción sin letra porque nunca la había cantado antes. Y entonces, cuando empiezo a cantar, pasa eso increíble que se ve en el video: aparece el cortejo y canta la hinchada. Yo saturé la consola y el equipo de sonido, pero eran tantos los gritos de la gente que parecía una cancha”. Entonces, tuvo otro gesto: “Yo siempre canto el himno nacional y en ese momento me salió del corazón. Estaba todo el país despidiéndose de su ídolo: fue una forma de agradecimiento”.
Mientras prepara una actuación por streaming para mañana domingo a las 18 desde la plataforma www.yuyogonzalo.com, insiste en que Maradona lo iluminó: “Diego está haciendo que conozcan a este humilde cantor de folklore en el mundo entero”.
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