Alianza contra el Borrado de las Mujeres: “Una metáfora de las dificultades que atraviesa el feminismo”

Rosana López Rodríguez, de la agrupación Trece Rosas, advierte sobre los peligros de las leyes de autoidentificación y la sustitución de la categoría de sexo por “identidad de género”. “El Ministerio de la Mujer tiene una política abiertamente queer”, señala

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Rosana López Rodríguez, de la agrupación Trece Rosas, explica los motivos que llevaron a la creación de esta Alianza y por qué denuncian un "borrado" de las mujeres
Rosana López Rodríguez, de la agrupación Trece Rosas, explica los motivos que llevaron a la creación de esta Alianza y por qué denuncian un "borrado" de las mujeres

“En los últimos años, en algunos países del mundo, se han ido aprobando leyes que permiten que cualquier varón pueda ‘autodeterminarse’ mujer con su palabra como único trámite necesario. Esto pone en peligro los derechos de las mujeres y las niñas basados en su sexo. Nosotras, como feministas, no podemos permitir que el género se introduzca en las leyes como una ‘identidad’ y se proteja por encima de la categoría sexo.”

Así se presenta la flamante Alianza Feminista contra el Borrado de las Mujeres en la Argentina en una web en la cual ofrecen conceptos y argumentos desde diferentes enfoques sobre lo que advierten que podrían ser las consecuencias de este tipo de leyes que, de hecho, ya existen en nuestro país. Así, explican cómo impactan en el deporte, la educación, la infancia, la legislación, la neolengua queer, etcétera.

“Se pretende que la sola expresión del deseo de ser mujer puede convertir a un hombre en mujer”, denuncia la Alianza.

En diálogo con Infobae, Rosana López Rodríguez, licenciada en Letras, docente de nivel medio y en la UBA, y militante feminista, explica las razones de la creación de esta Alianza e insiste en una distinción entre género -como “conjunto de normas, estereotipos y roles, impuestos socialmente a las personas en función de su sexo”- y “sexo”, que viene dado por la biología. Al género, al estereotipo, hay que combatirlo, dicen, no admitirlo como “identidad” porque eso implica esencializarlo.

En junio pasado había estallado una polémica en el seno de la alianza de gobierno de España, cuando el PSOE cuestionó “teorías”, concretamente la teoría queer, “que van ganando terreno en el mundo académico y activista, y que niegan la existencia del sexo biológico, por lo que desdibujan y difuminan la realidad de las mujeres”.

Si se niega el sexo, se niega la desigualdad que se mide y se construye en base a este hecho biológico

“Si se niega el sexo, se niega la desigualdad que se mide y se construye en base a este hecho biológico”, decía un documento del socialismo español.

En rebelión contra lo que llamaban “invisibilización de las mujeres” mediante expresiones como “personas gestantes” o “personas menstruantes”, se había formado en España una Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, entre varias organizaciones feministas, que declaraba: “Luchamos para eliminar todas las formas de discriminación contra mujeres y niñas que resultan de la sustitución de la categoría sexo por la de ‘identidad de género’. Porque las violencias, desigualdades y discriminaciones que sufren niñas y mujeres están basadas en su sexo.”

Ahora, esta Alianza ha llegado a nuestro país. Hace unos días, tuvo lugar el lanzamiento de su plataforma web. En esta entrevista, López Rodríguez expone los alcances y objetivos de esta iniciativa.

— Alianza contra el Borrado de las Mujeres… el nombre causa intriga, realmente. ¿De dónde viene esto? ¿Qué significa borrado?

— Tiene que ver con las dificultades que está experimentando el feminismo. La expresión “borrado de las mujeres” obviamente es una metáfora. Se trata de una serie de organizaciones de compañeras -en España son más de cien agrupaciones- y ahora se creó Borrado Argentina, que defienden los derechos sexuados de las mujeres, los que provienen de la lucha feminista, logrados por las mujeres, que van desde el cupo electoral hasta la licencia por maternidad y amamantamiento, derechos propios del sexo de las mujeres. El problema es que las leyes de identidad de género, autodeclarado o por autopercepción, hacen retroceder estos derechos porque el género se impone sobre la categoría de sexo. Las feministas consideramos que el género es una forma de subordinación de las mujeres; no es una identidad, sino un conjunto de normas, estereotipos, roles, que se imponen por haber nacido con determinadas características biológicas, varones o mujeres. Entonces, esas imposiciones sociales son aquellas contra las cuales estamos luchando las feministas. Es histórica la lucha contra el estereotipo de género aunque la palabra género haya aparecido más recientemente en la historia del feminismo. La voluntad, o el espíritu de estas leyes de identidad de género autodeclarada, es la del borrado del sexo porque dicen que el sexo es una construcción social también, que cada una puede elegir. Se borra entonces el sexo sobre la base de la imposición genérica: cada uno puede elegir su género.

— ¿Eso no sería feminismo, según ustedes?

— Es que en realidad las feministas luchamos por la abolición del género que definimos como la subordinación histórica del sexo mujer. Por lo tanto, crear infinidad de “géneros” en realidad refuerza la dominación y hace que la dominación fundada en la biología por la cual se somete a la mitad de la humanidad, desaparezca.

Hablan de personas que no tienen capacidad de gestar... ¿Pero qué son?: varones

— ¿Qué dice la ley argentina sobre esto?

— Uno de los problemas en la legislación argentina viene justamente atado a esta ideología. Ahora se discuten 7 u 8 proyectos de subrogación de vientres que tienen estado parlamentario. Los fundamentos de estos proyectos son que todo el mundo tiene derecho a tener hijos. Por un lado, algo que es un deseo o una posibilidad para la especie humana, la ley lo impondría como un derecho. Tener hijos no puede ser un derecho que tenga que garantizar el Estado, la sociedad. A todas las personas, incluso las que no son seres gestantes, ya que a las mujeres nos llaman seres gestante. Entonces, hablan de personas que no tienen capacidad de gestar..., dale, ¿por qué no decir nacidos XY? ¿Y qué son los nacidos XY? Varones.

— Hasta el Presidente usó la expresión el otro día, habló en queer, dijo “personas gestantes”...

— Sí, porque si los varones no son seres gestantes, a la inversa las mujeres somos personas gestantes. En lugar de decirnos mujeres nos dicen personas gestantes. Somos esta maceta que tiene esta capacidad que yo voy a expropiar pagándole para que tenga un hijo para mí. Claramente, mujeres de la burguesía van a estar comprando los servicios reproductivos de las mujeres pobres. No decimos que las trans son malas, que los homosexuales son malos. De ninguna manera, de lo que hablamos es de una ideología por la cual las mujeres de extracción social humilde van a ver vulnerados sus derechos reproductivos y sus derechos sexuados. Un juez en Inglaterra le negó la licencia por amamantamiento a una mujer, argumentando que también los hombres pueden amamantar.

Rosana López Rodríguez
Rosana López Rodríguez

— ¿Cómo?

— Se refería a las mujeres que transicionaron pero no se operaron.

— Sin ir tan lejos, el nombre del Ministerio de la Mujer en Argentina, al que le agregaron género y no sé qué más, ¿no es una forma de borrado? ¿O, como mínimo, de dilución?

— El Ministerio tiene una política abiertamente queer. Lo que nosotros planteamos no es contra ninguno de estos grupos, el problema es que estos colectivos tienen intereses que muchas veces se oponen a los intereses y a las luchas históricas de las mujeres. Entonces, que se presione para que estos colectivos ingresen al feminismo y no sólo que ingresen sino que impongan su política, nos genera a las mujeres un problema. Por eso está en discusión el problema del sujeto político del feminismo. ¿A quién va dirigida la acción de lucha del feminismo? A las mujeres. Después habrá otros colectivos que se verán beneficiados. Es innegable que el colectivo homosexual se benefició de la lucha feminista. Sería negar la historia…

— ¿Se niega eso?

— Hay una tendencia para la cual, como los yankis le ponen nombre a todo, inventaron la palabra transwashing, que es como un revisionismo, una relectura de la historia según la cual ellos son la madre de todas las luchas y de las más revolucionarias, particularmente la transexualidad; ellos van a dar vuelta la sociedad, siempre están a la cabeza de la revolución, de la revolución de las “mariposas” en un mundo de “gusanos capitalistas”. ¿Pero qué clase de revolución es una que deja las cosas tal y como están y que además refuerza el statu quo de la subordinación de las mujeres? No hubo un solo colectivo trans, homo, travesti, en Argentina, ni sus representantes políticas, que las tienen y son muy activas, que se haya posicionado en contra del alquiler de vientres o en contra de la “donación” de óvulos, entre comillas porque no es donación, se paga. Es un eufemismo por el cual nos vuelven a borrar. El otro día hubo toda una saga con la odisea de dos padres que tenían que ir a buscar a su gestante a Mendoza. ¿Qué odisea? Odisea fue la de la pobre mujer, embarazada de 37 semanas que tuvo que hacer un viaje en pleno trabajo de parto para que el bebé naciera en Capital, donde las leyes habilitan esto. Cuando llegó le tuvieron que practicar una cesárea, con todo el riesgo que eso implicó, por el capricho de dos varones.

En Argentina, tenemos todo en contra. Es casi imposible expresarse

— En su web, ustedes dicen: “Con la pretensión de que no es el sexo sino el género sentido lo que da derecho a usar esos espacios, el generismo queer reivindica ocupar baños, vestuarios, habitaciones hospitalarias, refugios y cárceles de mujeres. Esa exigencia no procede de las mujeres que dicen que se sienten hombres, sino de los hombres que se autodeterminan como mujeres, lo cual es muy significativo de ante qué estamos.” ¿Ante qué estamos?

— El problema de la palabra como único requisito para la autodeterminación del género es que no se requiere ningún tipo de verificación social. Cualquier tipo que quiera entrar a un baño, a un vestuario o a dormitorios femeninos dice “soy no binaria” y entra y bien puede ser un perfecto perverso. Pero la ley posibilita esto.

— ¿La Ley argentina permite eso?

— Sí, la Ley lo permite. La Ley de Identidad de Género dice que ni siquiera hace falta una inscripción registral para la autodeterminación. Entonces, es la palabra de uno contra la palabra de otro. Acá en la Argentina tenemos todo en contra. Desde Trece Rosas estábamos organizando el 2° Congreso Feminista Internacional para mayo. Lo tuvimos que suspender por la pandemia, pero el eje de discusión era la denuncia de esto, y es tremenda la cantidad de agresiones que recibimos: nos mataban, nos amenazaban, nos dijeron de todo. Acá en la Argentina es virtualmente imposible expresarse.

— ¿Transexual y transgénero no son lo mismo?

— Bueno, esto que digo de los baños también perjudica incluso a las transexuales. Acá se confunde transexual con transgénero. Transexual es la persona que efectivamente tiene disforia de género, que se diagnostica, a la que le han hecho estudios y cirugías, o que se ha hormonado; tiene una historia sosteniendo esa situación. Muchas transexuales que apoyan la lucha feminista pero dicen claramente “no somos mujeres, somos transexuales”. Pero de pronto empezamos a hablar de transgénero que alude a estereotipos sociales y cada uno elige el que quiere. El riesgo es esencializar al estereotipo de género de la mujer, ninguna feminista está de acuerdo con los estereotipos de género que nos imponen. Con la autodeclaración un tipo entra a un baño de mujeres y el peligro no es sólo para ellas, también para las transexuales porque a ellas también las molestan los tipos. Cualquiera se puede autodefinir y no hay un contrato social. El problema no es que cualquiera se defina como quiera, el problema es que la sociedad convalide que esos deseos tengan carácter legal, social, que esos deseos individuales se pueden imponer al resto de la sociedad.

En este momento hay 7 u 8 proyectos de subrogación de vientres que tienen estado parlamentario en el Congreso argentino
En este momento hay 7 u 8 proyectos de subrogación de vientres que tienen estado parlamentario en el Congreso argentino

— Para que quede bien claro, yo en Argentina puedo ir mañana, declarar que me siento varón y, sin ningún tipo de certificado, análisis, nada, me anoto como tal…

— Sí. No sólo eso, te da derecho a pedir hormonas, cirugías, etcétera. Y el tema se extiende a niños… Se suele decir que en la pubertad o adolescencia es frecuente la duda. Pero hoy se dice “si el chico tiene dudas, procedamos”. Además hay confusión entre orientación sexual y transgenerismo: las dudas en la adolescencia, cuando las hay, están centradas en la orientación. ¿Pero qué tiene que ver eso con el transgenerismo? Nada. Y rápidamente, en este contexto ideológico en el que estamos, sucede que a los chicos y chicas adolescentes, cuando tienen este tipo de inquietudes, de búsquedas, de aprendizajes, en vez de acompañar, explicar, les dicen: vos buscaste por este lado, entonces tenés que sentirte mal con tus características físicas o sexuales y por lo tanto sos trans. Es profundamente lesbofóbica esta actitud. Porque a una chica que dice que le gusta estar con chicas, le dicen “debe ser porque sos un muchacho escondido en un cuerpo de mujer…” No, es lesbiana, es mujer; para ser lesbiana es necesario ser mujer. Y eso es algo que ellos están negando.

— Volvamos al tema de la hormonación de niños...

— Lo de los chicos es terrible. En el Hospital Durán hay un servicio que lleva muchos años haciendo transiciones, y el director de ese servicio cuando le preguntan en qué momento es conveniente hacer una transición, responde que cuanto antes, mejor, y que particularmente las chicas se sienten muy incómodas en la pubertad cuando les crecen los senos, el vello, y entonces cuanto más pronto se realice la transición, mejor será. Estamos hablando de chicas de 11 años promedio. ¿A esa edad les propone una doble mastectomía? A una criatura… Porque está incómoda... ¿Qué mujer no ha estado incómoda cuando empiezan a crecer sus senos? El problema es la interpretación que se le da a esa incomodidad y cómo se avanza sobre los cuerpos de criaturas que todavía no están en condiciones de saber de dónde proviene esa sensación.

— ¿Se sabe qué porcentaje de la población es trans?

— Es muy difícil de determinar, pero en Argentina podemos decir que hay 10.000 personas que solicitaron nuevo documento de identidad. ¿Cuántos más puede haber? No llega al 0,01 por ciento de la población. Si reconocemos que vivimos en una sociedad en la cual un sexo está subordinado estructuralmente al otro, lo que se conoce como patriarcado, no inscribir y no reconocer socialmente el sexo de las personas significa borrar a las mujeres, y ponerlas abiertamente a merced de la dominación masculina. Si no podés discriminar un sexo de otro, cómo vas a saber quién le pegó a quién, quién cometió femicidio…

— Ustedes dicen que la violencia queer se equipara a la violencia machista y me acordaba del boicot que le hicieron a la escritora J.K.Rowling…

— Sí, terrible, sólo por decir que los cuerpos menstruantes antes eran llamados mujeres. Te etiquetan con el acrónimo TERF, que significa Trans-Exclusionary Radical Feminist, o sea Feminista Radical Trans-Excluyente, un insulto grave, una expresión de odio. En España están discutiendo en este momento una ley de identidad de género a nivel nacional. Y las compañeras allá están resistiendo.

Rechazo al término TERF en la web Contra el Borrado de las Mujeres
Rechazo al término TERF en la web Contra el Borrado de las Mujeres

— ¿Allá todavía se exige un certificado médico?

— Claro, y ese requisito funciona como garantía para la persona misma, previene el abuso de los bloqueadores de hormonas para los menores… La ley argentina solicita la autorización de los padres para estos procedimientos pero, si éstos se niegan, un médico o incluso un docente, puede intervenir y denunciar el ante un juez y éste fallar en contra de los padres. O sea, estamos poniendo a los menores en manos de jueces que, si aplican la Ley de Identidad de Género en su espíritu, pueden sacar la patria potestad y negar toda la autoridad de los padres.

— Por neolengua queer, ¿se refieren a expresiones como cuerpos gestantes?

— Sí y también los prefijos como cis para hablar de las mujeres.

— ¿Qué significa?

— Surge de la consideración de la existencia de trans: el transexual es el que transita de un sexo al otro y por lo tanto hace toda una serie de procedimientos psicológicos, médicos, etcétera. Luego empezaron a hablar de transgénero que es la persona que, sin pasar por todos esos procedimientos, se traviste, o adopta comportamientos del otro género, y cuando digo género digo comportamientos. Lo superficial. Luego por oposición a ese prefijo “trans”, surge “cis”, como lo contrario. O sea, si soy transgénero o transexual porque pasé de un lado al otro, aquellas personas que no transitan de un sexo a otro o de un género a otro, están de su mismo lado, o sea cis, que es un prefijo latino que significa “de este lado”, “de aquí”, del lado que te “asignaron”, y acá pongo comillas porque el sexo es. Entonces cis para ellos son las personas en las que el género, la elección, coincide con el sexo que te asignaron cuando naciste. Cis es aquella persona que habiendo nacido con determinado sexo tiene el género que se le impone socialmente.

No somos cismujeres, somos mujeres

— ¿Ustedes coinciden con esa apelación?

— No, las feministas nos oponemos a cis porque no aceptamos esa imposición genérica, no estamos cómodas con esa imposición. Las trans dicen “nosotros nos oponemos a lo que nos impusieron por eso somos trans”. ¿Entonces las feministas también somos trans? Si hay algo que rechazamos es esa subordinación genérica que nos impone el patriarcado. Por eso no somos cismujeres, somos mujeres.

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