Poco antes de las 18 el féretro con el cuerpo de Diego Maradona abandonó su lugar de velatorio, ante una multitud de fanáticos colgados en las rejas de la Casa de Gobierno, para iniciar el cortejo fúnebre que desembocaría en el cementerio de la localidad bonaerense de Bella Vista, para su entierro.
Luego de más de tres horas de corridas e incidentes afuera y dentro de la Casa Rosada, todos volvieron a unirse en el eterno grito “Olé, olé, olé, Diego, Diego”, mientras el cortejo abandonaba la zona de Plaza de Mayo.
Esa escena se repitió por cada tramo que recorrió: miles de personas sobre el asfalto de la autopista, en los barrancos del Acceso Oeste y en las calles de San Miguel no quisieron quedarse con el grito de despedida atragantado.
Su traslado, no obstante, no estuvo exento de problemas: el cortejo fúnebre equivocó la salida de la autopista Acceso Oeste, lo que provocó que quedara en medio de un caos de tránsito que demoró su llegada al lugar del entierro.
Eso se produjo finalmente a las 19, mientras en las afueras del cementerio Jardín Bella Vista, del partido bonaerense de San Miguel, al igual que en todo el trayecto desde el velatorio en la Casa Rosada, hubo centenares de fanáticos con banderas que lloraron al momento del paso del cortejo, custodiado por efectivos de las policías Federal, Bonaerense y Gendarmería Nacional.
El último capítulo de un día bien maradoneano por todo lo que ocurrió y vivió el pueblo fanático de “Pelusa” fue una ceremonia íntima con unas treinta personas.
El féretro fue llevado hasta su lugar de descanso por Guillermo Coppola, célebre ex manager de Diego, sus hijas Jana, Dalma y Gianinna, su ex mujer Claudia Villafañe y también por dos de sus hermanos, Raul “Lalo” y Rita “Kitty” Maradona. También estuvieron sus sobrinos Walter “El Chino” Machuca y Daniel López Maradona, y su ex pareja Verónica Ojeda.
La ceremonia fue breve, duró cerca de unos 30 minutos. Diego Maradona fue inhumado antes de las 20, junto a las tumbas de sus amados padres, Don Diego y Doña Tota.
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