Los escenarios post COVID-19: qué piensan los intelectuales cuando miran hacia el futuro

El ciclo “Para que el día después seamos mejores” que organizaron distintas instituciones educativas y sociales reunió vía zoom a un importante conjunto de pensadores a nivel global. La charla -que fue transmitida en vivo por Infobae- trazó un panorama sobre qué mundos posibles vamos a enfrentar después de la pandemia

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En el marco del Ciclo “Para que el día después seamos mejores” se llevó adelante una reunión virtual de trabajo sobre los escenarios futuros post pandemia organizada por la Escuela de Política y Gobierno de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA) , el Programa de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el Centro Latinoamericano de Globalización y Prospectiva y The Millenium Project, Argentina Conversa y Laboratorio Futuro.

La reunión -que transmitió en vivo Infobae- fue moderada por Jorge Arias, Coordinador del Ciclo, y participaron como expositores la Mag. Adriana Sanchez (Futuros In-Perfectos, MINCYT, Buenos Aires), el Dr. Fernando Ortega (CONCYTEC, Perú), el Dr. Jerome Glenn (Millennium Project, Washington DC), el Dr. José Cordeiro (Red Iberoamericana de Prospectiva, Madrid), el Mag. Javier Triana (Futuros In-Perfectos, Colombia), y el Dr. Miguel Ángel Gutiérrez (Director en Argentina de Millennium Project).

Al principio del encuentro, Lourdes Puente, Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la UCA, valoró los consensos alcanzados en el marco del Ciclo. A su vez, Marta Oyhanarte también dió la bienvenida desde el espacio Argentina Conversa. Entre los presentes estaban los organizadores Pascual Albanese (Instituto de Planeamiento Estratégico), Alejandro Drucaroff (Argentina Conversa) y Fernando Vilella (Programa de Bioeconomía, Facultad de Agronomía UBA).

Jorge Arias, Coordinador del Ciclo “Para que el día después seamos mejores”
Jorge Arias, Coordinador del Ciclo “Para que el día después seamos mejores”

Megatendencias

En primer término tomó la palabra Adriana Paola Sánchez Rico, que presentó un trabajo del Instituto de Estudios sobre el Futuro de Copenhague, un grupo de reflexión independiente fundado en 1969 por Thorkil Kristensen, un ex Secretario General de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), cuya misión es facilitar el conocimiento de los futuros potenciales.

En este caso, señaló que los científicos daneses identificaron megatendencias sobre los distintos escenarios a futuro. “De poco sirve detenerse en los muchos e innumerables informes académicos que nos dijeron que una pandemia era un riesgo muy probable, o en Bill Gates diciéndole al mundo en un Ted Talk que ‘no estamos listos’. Detrás del desarrollo que se despliega ahora hay una serie de eventos desafortunados, pero las megatendencias subyacentes son los factores que han escalado el COVID-19 de un problema local o incluso regional a una amenaza global para nuestra salud, nuestros ancianos, nuestras economías, nuestros negocios, nuestros trabajos e incluso muestras estructuras sociales”. Y añadió que las mismas “tienen una vida útil de al menos 10 a 15 años”.

Los razonamientos a los que llegaron indican que tenemos poco control sobre las megatendencias, que tienen profundos efectos globales (aún cuando hayamos superado el nudo del problema) y que darán forma a nuestra sociedad, ya que vivimos la mayor crisis global desde la Segunda Guerra Mundial. El trabajo señala que las crisis atraen a ciertas formas de pensar, como centrarse en uno mismo y la familia inmediata en lugar de la sociedad, al cortoplacismo y a la falta de dirección y ansiedad con miras al futuro. Lo que notaron quienes llevaron adelante el estudio de Copenhague es que la interdependencia y fragilidad de nuestra sociedad moderna con sus sus sistemas socioeconómicos subyacentes desafían la resiliencia del progreso en salud y medicina.

Para ellos, el impacto más obvio de la tecnología es que ofrece la infraestructura vital para que muchos sigamos trabajando desde nuestras casas y podamos ver a nuestros seres queridos aún estando separados. En segundo lugar, la sociedad del conocimiento -a diferencia de las sociedades industriales y agrícolas- permiten mantener cierto nivel de actividad pese al estancamiento. Eso se debe -dicen- a décadas de democratización de los servicios, especialmente Internet, que garantiza el acceso a la información. La sociedad de la red “sirvió como una vía para el verdadero espíritu compasivo, desde comunidades en línea que ofrecen ayuda a los más vulnerables hasta personas que comparten las mejores prácticas o invitan a aplaudir a nuestros trabajadores de la salud”. Asimismo, explica el trabajo que la inmaterialización amortiguó el impacto potencial del consumo, porque gran parte de lo consumido es digital y no tiene necesidad de intercambio físico.

La primera conclusión a la que llegaron es que estas megatendencias han llegado para quedarse, e identificaron 14 principales, que a su vez les generaron preguntas básicas.

Por ejemplo, en el punto sobre democratización se preguntan si la sociedad permitirá una vigilancia sustancial a cambio de frenar una pandemia. O si los derechos civiles son universales o relativos. Con respecto a la sociedad del conocimiento, el interrogante es si, por ejemplo, las universidades serán reemplazadas por la educación en línea bajo demanda, si el trabajo a distancia remodelará la necesidad de espacios de oficina o si subordinará nuestra ubicación geográfica.

Adriana Sanchez (Futuros In-Perfectos, MINCYT, Buenos Aires) fue una de las expositoras
Adriana Sanchez (Futuros In-Perfectos, MINCYT, Buenos Aires) fue una de las expositoras

Otros aspectos que analizan es la polarización, en cuanto a si la recesión económica exacerbará la desigualdad. En cuanto a la inmaterialización, la pregunta estará dirigida a la forma en que consumiremos en el futuro. Sobre el crecimiento económico, la cuestión -señalan- será qué tan rápido se puede recuperar el mundo y si el futuro deparará un período de redistribución de las reformas patrimoniales y fiscales.

Sobre la sostenibilidad explicaron que los próximos años nos dirán si aceleraremos la adopción de un estilo de vida post-carbono o si se perderá la agenda climática. El punto de la comercialización verá qué industrias serán las más afectadas por las nuevas formas del crimen.

En materia de sanidad, explicaron, habrá que pensar como un todo a la salud individual y pública, los debates legales y éticos de los derechos individuales y estatales. Asimismo indicaron que el COVID-19 cambiará la atención médica: “Un mayor énfasis en la promesa de salud digital hará que la industria cambie y evolucione a la velocidad de hoy, más pacientes esperan un estándar de atención que se adapte a sus necesidades y que sea entregado por los profesionales de la salud de una manera adecuada a sus horarios personales y estilos de vida”. Así, identifican tres cambios primarios: de la atención única a la atención personalizada a demanda; el asesoramiento remoto para comunidades desatendidas y la utilización y aplicación de Big Data en la salud.

el Dr. Fernando Ortega (CONCYTEC, Perú) explicó el trabajo de la Universidad de Dubai
el Dr. Fernando Ortega (CONCYTEC, Perú) explicó el trabajo de la Universidad de Dubai

Humanos y máquinas

En segundo lugar habló Fernando Ortega sobre el trabajo llevado a cabo por el Dr. Saeed Aldahaheri, Derek Woodgate y el Dr. Fawaz Abu Sitta para el Centro de Estudios Futuros de la Universidad de Dubai, cuya inspiración fue una frase del jeque Mohammed Bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de Emiratos Árabes Unidos y gobernante de Dubai: “El futuro pertenece a quienes pueden imaginarlo, diseñarlo y ejecutarlo. No es algo que esperes, sino que creas”.

El trabajo de la Universidad de Dubai señala que “una de las lecciones importantes que el mundo ha aprendido de la COVID-19 es esperar lo inesperado, a no ignorar los eventos desconocidos y a anticipar la disrupción utilizando el foresight (Nota: la previsión) y la planificación de escenarios. Varios epidemiólogos y científicos han anticipado el riesgo de ocurrencia de una pandemia de magnitud catastrófica en algún momento del futuro cercano. Todos han llegado a la conclusión de que el mundo no está preparado para hacer frente a una pandemia de este tipo. Ellos han advertido a los tomadores de decisiones y a los líderes de los gobiernos de todo el mundo que se movilicen y tomen las medidas adecuadas, a pesar de que es propio de la naturaleza humana que, si algo no ha sucedido, caer en la tentación de actuar como si no fuera a suceder. El COVID-19 será un factor de cambio de reglas de juego, y el foresight como ciencia para dar forma y prepararse para el futuro, no es ahora una opción, sino una necesidad en un mundo dinámico e incierto.

Los ejes del trabajo fueron el renacimiento de la sociedad; la economía humanizada o con rostro humano, el reinicio del conocimiento, la tecnologización de la ética y la posibilidad de ir más allá de una sociedad centrada en el ser humano.

En cuanto al primero de ellos, el estudio hecho en Dubai señala que “estamos en el umbral de una oportunidad para revalorizar la esencia de nuestro valor y relevancia como humanidad… Esto es significativo en lo que ha sido un mundo creciente de irrestricto individualismo, codicia y desatención a la desenfrenada desigualdad…. Estamos estableciendo nuevos anclajes, reconstituyendo aquellos como la familia y reconceptualizando esta noción a través de la construcción de nuevas asociaciones de apoyo que integren esos rasgos familiares. Vemos nuevas expresiones de amor al prójimo y evaluamos nuestros arquetipos como el heroísmo…. Hemos tenido que reconsiderar física, psicológica y emocionalmente cómo valoramos nuestra interacción social, nuestro tiempo, nuestro hogar como un centro de vida lleno de desafíos y oportunidades….”

El flyer de la reunión
El flyer de la reunión

También habló de la “economía humanizada”, diciendo que “en la parte posterior de este nuevo modelo social existe la necesidad de construir una mayor resiliencia comunitaria en términos de seguridad y protección y una mejor armonización entre la sociedad y la economía. La sociedad posterior al COVID-19 debería significar el fin del neoliberalismo extremo a favor de un cambio hacia la metaeconomía, donde consideraremos los costos del crecimiento social e industrial sostenible, un replanteamiento importante de la energía renovable y nuclear, así como un reconocimiento global y soluciones innovadoras al cambio climático.

Para 2050, explican, “veremos innovaciones dramáticas en fábricas inteligentes junto con sistemas inteligentes de distribución y transporte integrados en ciudades inteligentes que reflejan una vida más saludable y armonizada para todos”.

Sobre el “reinicio del conocimiento” señalaron la “repentina necesidad y nuestra rápida respuesta al aprendizaje en línea acelerarán enfoques de aprendizaje móviles y mixtos”. Asimismo, indicaron, “conducirá a un profundo replanteo de las vías de aprendizaje, acelerará la tendencia centrada en el estudiante, a la vez que exigirá una mirada fresca a los protocolos de certificación y a la oferta del sistema educativo como un conjunto”.

Asimismo, habló de la tecnologización ética en relación al aprendizaje transdisciplinario, que “progresará de la mano del creciente desarrollo de tecnologías” como la nanotecnología, la genética y la inteligencia artificial, “que de manera singular y conjunta tienen el potencial de generar inventos sorprendentes y preocupantes”, en referencia a “implantes cerebrales, comunicación de mente en mente, seres genéticamente modificados, inteligencia autodirigida y autocreadora, máquinas moleculares, robots de salud y áreas complejas de privacidad y criptología”.

Sobre la sociedad centrada en el ser humano, explica el paper que relató Ortega que “durante los últimos meses, un gran porcentaje de la población activa mundial ha estado trabajando desde casa o, alternativamente, ha sido despedida o ha perdido su empleo. Existe la expectativa de que sólo el 40% de la fuerza laboral venidera serán empleados a tiempo completo, el 20% con un anticipo o contrato, el 15% consultores expertos y el resto estará en red. Si bien es probable que haya un mayor desempleo, podemos esperar ver una gran cantidad de nuevos trabajos, tal como lo hemos presenciado en la última década, muchos de los cuáles estarán diseñados para el trabajo en el hogar o en grupos pequeños…”

Parte de la solución para este fenómeno, admiten, está en “el trabajo colaborativo entre humanos y máquinas, incluso humanos aumentados y máquinas inteligentes, para lo cual necesitamos un ecosistema compatible: pasar de Recursos Humanos a Recursos Humanos de Máquinas”.

El norteamericano Jerome Glenn, del Millenium Project
El norteamericano Jerome Glenn, del Millenium Project

Tres escenarios para Estados Unidos

En tercer lugar disertó el norteamericano Jerome Glenn, del Millenium Project, a quien tradujo José Cordeiro. Planteó tres escenarios posibles, pero aclaró que “no son proyecciones, son posibilidades”. Explicó que siguió el modelo del futurista norteamericano Herman Kahn, quien planteaba siempre, para el futuro, “un escenario pésimo, uno bueno y un tercero en el medio de ambos”. También advirtió sobre poner todas las esperanzas en la aparición de una vacuna, no tanto por la efectividad de las mismas sino por la logística que implicará su administración: “Se necesitarán hasta 20 mil millones de frasquitos de vacunas”.

El trabajo comenzó cuando Michael Kleeman, de la Cruz Roja norteamericana, le pidió trazar escenarios posibles sobre la situación post pandemia. “Estamos tan enfocados en la respuesta que le damos hoy al COVID-19 que no tenemos tiempo de pensar en 12 o 18 meses hacia adelante. Pero alguien lo tiene que hacer…”, le dijo.

Para el Millenium Project, el escenario número 1 mezcla buenas y malas decisiones. En primer término advierte que para 2022 el 55% aún no habrá sido vacunado y que en los Estados Unidos, la enfermedad aún no se habrá ido. Según ellos, “la persistencia de la pandemia deprimió a la nación financiera y psicológicamente”, pero al mismo tiempo, “se mejoró la coordinación con respecto al COVID-19, la recuperación económica y la moral norteamericana. El país soportó el repique de la enfermedad, la muerte y la declinación económica, y espera emerger mejor preparado, con incontables avances para futuras pandemias. Por primera vez en la historia, el mundo entero tuvo un ‘tiempo fuera’ (como en el deporte) que detuvo los negocios, hizo más lenta la vida y dio tiempo a repensar desde el significado del trabajo hasta el propósito de la educación y las prioridades en la vida. Un sentido de de comunidad retornó con un nuevo énfasis y la solidaridad global se puede haber incrementado”.

Marta Oyhanarte, de Argentina Conversa, una de las anfitriones de la charla
Marta Oyhanarte, de Argentina Conversa, una de las anfitriones de la charla

El segundo escenario que presentaron es el apocalíptico: “Las medidas tomadas por algunos estados y gobiernos locales llegaron demasiado tarde. Como resultado, para el comienzo de 2022 unas 600 mil personas murieron de COVID-19 en los Estados Unidos y cientos de miles más fallecerán por consecuencias indirectas de la pandemia. El pico de nuevas infecciones alcanzará las 70 mil diarias. Los Estados Unidos continuarán al tope de los países con mayor número de muertes y la mayor parte de los países cerraron sus fronteras a sus ciudadanos… A pesar de los esfuerzos alrededor del mundo, aún no hay esperanzas de una vacuna probada que sea efectiva… Las unidades de terapia intensiva estarán colapsadas y los hospitales y las ciudades competirán para ver quien consigue equipamiento… La falta de una estrategia clara llevó a un desastre social y económico: la inflación crecerá al 10%, grandes y pequeños negocios quebrarán… Aún los más optimistas no creen que el PBI retorne a sus niveles pre-COVID hasta el final de 2023. Cuarenta millones de personas estarán en riesgo de perder sus hogares…”

El último de los escenarios planteados fue el más optimista: “El punto de inflexión llegará a principios del 2021, cuanto las muertes por COVID-19 alcanzarán las 450 mil personas, cuando una nación conmocionada y agotada estuvo lista -aún a regañadientes- a cohesionarse alrededor de las políticas científicas de la nueva administración para superar la pandemia. Aún reconociendo que el despliegue total de la vacuna tendrá lugar en el futuro, el plan se enfocó en coordinar los esfuerzos independientes como una forma de asegurar su máximo efecto positivo… Las vacunas fueron desarrolladas y eso hizo una gran diferencia… Estados Unidos retornará a una postura de colaboración internacional que incluyó a China y la OMS. Y lo más importante, se aprecia que un un factor resultó más importante que cualquier otro: la cohesión social. Se emergió de la crisis sabiendo que la cohesión social es esencial para superar no sólo el próximo virus, sino también para solucionar la miríada de problemas que se enfrentarán en el siglo”.

El Mag. Javier Triana (Futuros In-Perfectos)
El Mag. Javier Triana (Futuros In-Perfectos)

Panorama argentino: desde el anhelo hasta el ¿y ahora qué?

Por último tomó la palabra Javier Triana, miembro del equipo de Futuros In-Perfectos, que se dedican a los Estudios de Futuros. En primer lugar mostró algunos números de la Argentina. Población de 44.560.000 habitantes, un PIB de USD 450 billones, una caída de las exportaciones del 14.6%, la devaluación del dólar en el orden del 53,86% respecto al segundo trimestre del 2019 y una pobreza urbana del 40,9%.

Señaló que las consecuencias de la pandemia son: destrucción de empleos, distanciamiento social y nuevas formas de relacionarnos; teletrabajo y tele educación; cambios veloces que superan la capacidad de reacción de las instituciones; la resiliencia como factor clave; un mundo y una sociedad frágiles ante eventos de esta magnitud; y la necesidad de disciplina en la población para mitigar el contagio.

El mejor escenario de la Argentina post pandemia
El mejor escenario de la Argentina post pandemia

Asimismo, presentó tres escenarios para nuestro país, que responden al documento emanado de la jornada correspondiente del ciclo “Para que el día después seamos mejores, construyendo consensos para la acción”. En primer lugar, el “anhelado, la Argentina posible”. Allí indicó distintos puntos, como el “sistema universal de cuidados”, que debería contar con garantías para la vida, libertad y seguridad, vivienda digna, seguro de desempleo y salario mínimo vital. Un “gobierno digital” que tenga una carpeta ciudadana, que el propio ciudadano esté en el centro de los procesos y que se de impulso a la descentralización. La transformación del sistema educativo es otro de los ítems que puntualizó con revisión de contenidos, uso de Tics para ampliar la cobertura y la atracción de estudiantes extranjeros. Con respecto a la transparencia en la gestión pública, abogó por la existencia de órganos de control independientes, la evaluación periódica de las actuaciones públicas y un Consejo Económico y Social. Una Ley de acceso universal a Internet también forma parte de esa “Argentina anhelada”, con Redes 6G y gratuidad para grupos vulnerables. Asimismo, la Economía del conocimiento pide puntos de conocimiento avanzados y capacitación y acceso a herramientas. Señalan la necesidad de una Ley para uso de energías renovables que incluyan la biomasa, la eólica y la solar. Una Red Nacional de Pensamiento Estratégico con capacidad anticipatoria en Universidades. establecimientos públicos y privados y sindicatos. Y por último, el rediseño institucional y el fortalecimiento del rol del Estado.

La filmina del peor escenario que puede suceder en nuestro país post pandemia
La filmina del peor escenario que puede suceder en nuestro país post pandemia

El segundo escenario es de “medio camino”, donde los pro y contras se entrecruzan. Por un lado, existirían algunos de los puntos que menciona la “Argentina Anhelada”. En el renglón del debe, señalan “mejoras institucionales, políticas y sociales sin correlato en el crecimiento económico”; no se ha construido una “gran autopista de la producción”; “falta de estímulos reales a las inversiones productivas, a la trazabilidad y certificaciones para el acceso a los mercados y agregado de valor, a las denominaciones de Marca Regional y la consolidación y profundización de las cadenas de valor”; “intento fallido de conformar el Consejo Económico y Social y los Consejos de Competitividad” y “no se ha logrado estabilizar la inflación, se ha recurrido nuevamente a la emisión monetaria y al endeudamiento externo”.

Por último, el escenario más catastrófico: “gran recesión económica”; “grave crisis por la pérdida de confianza de la población en las instituciones estatales”; “disminución de la recaudación tributaria”; “debilitamiento de la infraestructura del sistema educativo y brecha cada vez más pronunciada entre la educación pública y privada”; “el sector público volvió a convertirse en el gran empleador”; “los niveles de transparencia pública disminuyeron”; “se cerraron fábricas y comercios, los salarios disminuyeron y la economía informal creció, dejando a miles de personas en situación de pobreza e indigencia”.

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