Una mutación del covid-19 en granjas de cría de visones puso en alerta al mundo durante noviembre. En Dinamarca hasta tuvieron que sacrificar millones de estos mamíferos. ¿Ahora cuál es la situación en la Argentina en donde esta especie es exótica? ¿Representan un peligro ante la acción de las vacunas que estarán disponibles? ¿Hay posibilidad de contacto con las personas?
Alejandro Valenzuela, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y uno de los máximos referente en el estudio de esta especie a nivel local, sostiene que en Argentina la cría en granjas no es masiva, como ocurre en Europa, aunque advierte que la especie invasora está diseminada por varias ciudades de nuestro país, en especial, en la Patagonia.
Según un relevamiento, realizado a partir de la aparición de un ejemplar que se habría escapado, Valenzuela cuenta que actualmente hay tres criaderos registrados en la zona de Balcarce, en la provincia de Buenos Aires. “La gran diferencia que tenemos con Dinamarca es la envergadura. La cantidad de los criaderos no es comparable, pero lo que sí se mantuvo durante toda la historia son las condiciones: son jaulas pequeñas en donde hay varios animales. Como sucede en casi todas las granjas con producción de animales”, agregó.
El número de ejemplares no puede calcularse porque, según consta en la información oficial, no son exclusivos de visones americanos. “Hay cría también de aves de corral como faisanes”, indica. Y recuerda que con la introducción de los criaderos en la Argentina, en 1930 aproximadamente, es cómo aparece esta especie. “Cuando las granjas cierran o se escapan los animales, los ejemplares empiezan a adueñarse de la naturaleza y, como toda especie exótica no tiene predador. Es la historia de todas las especies invasoras”, describe Valenzuela.
El destino principal de la comercialización de visones es la peletería, especialmente de accesorios. Pero también ha habido un fuerte incremento en el consumo de las pieles para muebles en varios países árabes y asiáticos y, en accesorios como pestañas postizas o de perfumería y cosmética.
El investigador sostiene que, más allá de las condiciones que generaron la supuesta mutación, tiene que ver con millones de animales encerrados en un espacio pequeño. “Esto puede pasar a nivel criadero. En la Argentina se podría contagiar con el virus normal y que se contagien entre sí, pero no creo que suceda a partir de los criaderos. El problema es que el visón es una especie altamente contagiable”, explica y señala su semejanza con los felinos en ese sentido.
Según Valenzuela, “todavía tenemos que investigar más la ecología de esta enfermedad, pero existe una posibilidad que los humanos podamos contagiar el virus a nuestros felinos, que luego al permitirles salir de nuestras casas éstos se lo transmitan a especies silvestres, como los visones, y finalmente esta especie exótica podría transmitirlo a las nativas, incluso a algunas en peligro de extinción como el huillín o el zorro colorado fueguino. No debemos olvidar que las heces también pueden transportar el virus y los sistemas cloacales no los eliminan. Si esto descarga en aguas o costas donde haya visones, es un peligro potencial”, ejemplifica.
La mayor amenaza de los visones en la Argentina es específicamente como especie invasora silvestre. “Como especie semiacuática, su distribución está fuertemente asociada a cuerpos de agua (ríos, lagos, humedales, costa marina, etc.) de la Patagonia. En Argentina se encuentra principalmente en ríos, lagos y humedales de los bosques andino patagónicos, arbustales y plantaciones forestales. También habita en ríos y humedales de la estepa patagónica (incluso en las mesetas de altura), en la costa marina de Tierra del Fuego (tanto atlántica como del Canal Beagle) y en el Monte y sistema de marismas del estuario del Río Negro”, explica el investigador.
Los visones tienen 4 o 5 crías una vez al año, así se puede calcular su velocidad de reproducción, a lo que se suma, si es exótica, que no tiene predador. El gran problema es la multiplicación anual de la especie invasora ya que no está dentro del radar de las especies nativas como presas.
La mayor amenaza en Tierra del Fuego es a las aves. “Por su evolución, muchas aves en Tierra del Fuego ponen huevos en el piso. Y los visones atacan huevos, pichones y a aves adultas”, describe.
Estudios realizados por Aves Argentinas dan cuenta de que se ha convertido en una amenaza para muchas especies nativas como el macá tobiano (Podiceps gallardoi) el pato de los torrentes (Merganetta armata), el pato de anteojos (Speculanas specularis), la gallineta chica (Rallus antarcticus) y el cauquén real (Chloephaga poliocephala).
Y no sólo amenaza a la fauna, también a actividades económicas. Valenzuela cuenta que cerca de Ushuaia hay una Colonia de pingüinos de unas 1500 parejas de la cual depende casi toda industria turística de los catamaranes. “Esta especie por sus características y falta de predadores naturales puede amenazar a buena parte de la población de pingüinos”, asegura y se entiende que, con ella, la actividad económica de los paseos turísticos de la ciudad.
Valenzuela explicó que el visón americano no es una especie doméstica y no se debe confundir con el hurón que algunas personas tienen de mascota. “Esta es una especie introducida, igual que el castor, que fue traída a Tierra del Fuego en los años 40 para la industria peletera y luego liberada en el ambiente. Es muy adaptable a la presencia humana y es muy común encontrarlo en toda la isla. Además, por competencia y transmisión de enfermedades el visón puede afectar a los carnívoros nativos, como el huillín y el zorro colorado. Si bien son animales muy bonitos y curiosos, los visones son bastante feroces y muerden fácilmente si uno trata de agarrarlos”, precisa.
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